Resumen y sinopsis de La mujer helada de Annie Ernaux
Tiene treinta años, es profesora, casada con un ejecutivo, madre de dos niños. Vive en una casa confortable. Sin embargo, es una mujer helada. Igual que miles de mujeres ha sentido cómo su curiosidad, su impulso vital se iban anquilosando a fuerza de un trabajo que compaginar con compras que hacer, cenas que cocinar, baños de niños que preparar… Todo eso que se entiende por la condición normal de mujer. Annie Ernaux cuenta brillantemente esta alteración de lo cotidiano, este empobrecimiento de las sensaciones, esta dilución de la identidad; esclavitud a la que las mujeres son empujadas como a un desafío.
Si algo impulsa un texto como este, que tiene tanto de novela como de ensayo y de autobiografía, es su potente voz narrativa. Una prosa impresionista que se va haciendo por acumulación de pequeñas frases y detalles, fragmentada y diría que saltándose un poco la gramática. Obtiene así un ritmo ágil, y se cuela a veces la ironía y una causticidad que arremete sin trabas contra los modelos de feminidad en los cuales no encaja la narradora, frente a los que no encuentra alternativa.
No hay una trama, no hay una intriga propiamente dicha, ni personajes como tales, apenas nombres que entran y salen de la acción (y finalmente, respecto al marido y a los hijos, ni a eso llegan…). Tan solo una evolución cronológica de la vida de la autora, desde su infancia, una infancia en la que las distinciones rígidas de género no existen, o al menos están poco definidas, con madres y tías más o menos alejadas de estereotipos de dulzura, sensibilidad... hasta su conversión en una “mujer helada”, es decir, una perfecta madre, esposa, ama de casa y profesional que compatibiliza quehaceres domésticos con su trabajo de profesora. Todo muy idílico, pero en realidad es una más, anónima, imposible de diferenciar de tantas otras como ella, a quienes la sociedad ha encajado sin contemplaciones en un molde que tal vez nunca han elegido. ¿O sí?
La historia particular de esta chica francesa de orígenes humildes es genérica, incluso abstracta, no encontramos en ella grandes acontecimientos, pero con toda probabilidad es la historia de muchas otras mujeres en la misma situación. La individualidad de Ernaux le sirve, por lo tanto, no sólo para iluminar y reconsiderar su propio pasado desde el presente de la escritura, sino también como excusa para investigar, mediante eso llamado “auto-ficción”, las causas de una violencia colectiva, que es tenue, pero decisiva y real. Todo el proceso de aprendizaje de cómo tiene que vestir, comportarse, hablar, etc., una mujer lo va asumiendo la protagonista como quien no quiere la cosa, como un chantaje sutil o una inercia a la que se ve expuesta a lo largo de los años y las etapas; colegio, amigas, profesoras, canciones románticas, literatura y revistas para niñas. Luego adolescencia, descubrimiento sexual, más adelante universidad, novios, matrimonio, maternidad.
La gran pregunta: ¿Por qué nos convertimos en aquello que rechazamos plenamente? Ajuste de cuentas, cómo pudo una ser tan idiota, pero también aceptación sin paños calientes. La respuesta a esos actos, a esas decisiones, que pasan inadvertidas pero que llevan a traicionarse a una misma, el cuestionamiento de ciertas grandes verdades, es este libro que no ha perdido actualidad, pues siguen operando unos roles y mentalidades con respecto a esa imagen mistificada de la mamá multitarea. Una figura en teoría privilegiada que se asocia a un estilo de vida burgués, intelectual, de clase alta o con aspiraciones a serlo, opuesto al de la gente trabajadora que no da tanta importancia a lo que no dejan de ser tonterías. Que no vive en un paraíso, precisamente, pero que al menos está un poco más cerca de la vida real y auténtica, y no vista desde un cristal opaco; el del hogar, las comidas, las tareas rutinarias y asfixiantes, que pueden ser livianas pero que no se acaban nunca. El de mujeres que comparten un malestar cotidiano, sin nada que decirse en el fondo, sin tiempo para sí mismas, una posibilidad que aplicada al varón se contempla como terrible, pero que respecto a ellas, se ve como algo perfectamente asumible, lógico y normal.
Relato narrado en primera persona por una joven madre, que repasa su vida desde su infancia, hasta que casada y con dos hijos se da cuenta de que su vida ha seguido las reglas que la sociedad exigía a las mujeres en esos años, los ochenta, tan marcada por el patriarcado. Es un relato íntimo, de autoficción, escrito en un estilo directo, sin florituras y con el que muchas mujeres se sentirán identificadas.