Resumen y sinopsis de La dependienta de Sayaka Murata
Keiko Furukura tiene 36 años y está soltera. De hecho, nunca ha tenido pareja. Desde que abandonó a su tradicional familia para mudarse a Tokio, trabaja a tiempo parcial como dependienta de una konbini, un supermercado japonés abierto las 24 horas del día. Siempre ha sentido que no encajaba en la sociedad, pero en la tienda ha encontrado un mundo predecible, gobernado por un manual que dicta a los trabajadores cómo actuar y qué decir. Ha conseguido lograr esa normalidad que la sociedad le reclama: todos quieren ver a Keiko formar un hogar, seguir un camino convencional que la convierta, a sus ojos, en una adulta. Con esta visión hilarante de las expectativas de la sociedad hacia las mujeres solteras, Sayaka Murata se ha consagrado como la nueva voz de la literatura japonesa.
Curiosa crítica contra la sociedad japonesa, La dependienta es un libro suave y sutil que pese al tema no termina de convencer. Y es que adolece del mismo defecto que la mayoría de los autores japoneses: demasiado texto para una historia en la que acontece más bien poco. Eso sí, todo comprimido en poco más de 160 páginas.
La autora, Sayaka Murata, es una absoluta desconocida para mi, pese a ser celebre en los círculos literarios japoneses, donde ha ganado muchos premios. Sinceramente no me extraña ya que Murata es una excelente escritora que tiene un estilo de escritura sencillo aunque profundo y con una maravillosa ejecución. Consigue ese efecto gracias a una prosa lenta, ingeniosa, bien elaborada y con un magnífico desarrollo, un lenguaje en apariencia simple pero bien escogido para crear una gran musicalidad y unas descripciones llenas de matices, tan coloridas y visuales que te parece estar dentro de los escenarios que la autora nos describe. Pero lo mejor son los personajes. La autora ha hecho una construcción perfecta de los mismos, dotándoles de una humanidad y verosimilitud difíciles de conseguir. Murata despliega todo su arte para mostrarnos a unos seres humanos llenos de problemas con los que resulta difícil no empatizar.
La dependienta tiene una historia complicada de explicar y peor de clasificar. Podríamos decir que trata sobre todo de la necesidad de encajar en la sociedad a cualquier precio. Pero para que lo entendáis mejor haré una somera sinopsis. Keiko es una mujer de 36 años que trabaja en un Konbini, es decir, una tienda de conveniencia abierta 24 horas al día. Keiko está encantada con las normas y reglas que allí se establecen ya que le permiten adaptarse al papel de “dependienta”, fingiendo una normalidad en su vida que está muy lejos de ser real. Y es precisamente esa necesidad de ser una persona “normal” la que la lleva a tomar una serie de erráticas (y malas) decisiones. Y hasta aquí puedo contar sin desvelar nada fundamental, aunque la verdad, es que no ocurre gran cosa. El libro hace hincapié en la normalidad social para criticarla de manera despiadada. Y es que cuando los demás detectan que no eres “normal” se permiten el lujo de invadir tu existencia para intentar descubrir la razón de esa anormalidad. Las apariencias juegan un papel importante en una novela que nos muestra como es más importante parecer que ser. El final, abierto y abrupto, acaba de la mejor manera posible y nos demuestra que, en ocasiones, la sensatez y la determinación también triunfan.
En resumen, La dependienta es una lectura provechosa que invita a la reflexión y a la calma. Un precioso libro que nos muestra cómo, disfrazada de buenas intenciones, nuestra sociedad hace daño debido a la ligereza con la que juzga a los individuos que la componen. Y es que todos en alguna ocasión nos hemos colocados un disfraz, una máscara con la que tratar de ocultar nuestras rarezas, esa parte que nos asusta mostrar a los demás, pero que nos hace únicos.
Un libro en el que se critican los estereotipos de la sociedad. Que los aceptemos o luchemos contra ellos, depende de cada uno/a.
Una lectura que entretiene. Lo he leído rápido porque es un libro muy corto no porque me haya enganchado.
Convertir a la dependienta de unos almacenes japoneses con una vida rutinaria en protagonista de una novela no parece en principio muy interesante. Pero esta autora lo ha hecho para realizar una crítica de la machista sociedad de Japón y poner en solfa los prejuicios que existen sobre la mujer que decide quedarse soltera de por vida. Es una lectura fresca y aunque aparentemente es divertida, irónica y sarcástica, en el fondo es un drama que conquista por la sencillez de una historia de reivindicación y a la vez entrañable.