Resumen y sinopsis de La hija oscura de Elena Ferrante
A menudo, un gran viaje hacia nuestra parte más oscura empieza con un gesto sin sentido.
Leda es una profesora de literatura inglesa, divorciada hace mucho tiempo, dedicada a sus hijas y al trabajo. Cuando ellas se trasladan a vivir con el padre, en vez de vivir la nostalgia y la soledad que esperaba, Leda de repente se siente liberada y decide tomarse unas vacaciones en un pequeño pueblo de la costa. Pero los días de calma aparente se acaban cuando vemos a esta mujer de mediana edad y mucho criterio huyendo de la playa con una muñeca en brazos.
Página a página, un agradable descanso a la orilla del mar se convierte en el retrato de una mujer terca y sola, asaltada por unas preguntas que la llevan a arriesgarlo todo. En La hija oscura, la novela más querida por Elena Ferrante, la locura anda de la mano de la lucidez absoluta: nada sobra cuando un gesto sin sentido nos acerca a la gran literatura.
Plantea el tema de la relación entre madre e hija, pero ni la trama ni el lenguaje literario me resultan sugerentes. Me parece una narración prescindible.
La “hija oscura” puede serlo cualquiera de las mujeres, sea cual sea su edad y condición, de este libro. Es el fermento caótico, indeterminado, producto de una infinita sucesión de cuerpos, que una madre intenta comprender, proteger, imbuir de su propio ser... sin que por ello deje de ser una criatura libre y enigmática, caprichosa, por dentro llena de recovecos, de esa sustancia “oscura”. La protagonista, Leda, es también una hija oscura, una mujer atormentada y guiada por unas pulsiones, unos impulsos no exentos de violencia, como el amor-odio que experimenta hacia sus dos hijas.
Ferrante nos brinda el retrato de un personaje contradictorio y poco complaciente con el lector, no necesariamente noble en sus acciones ni en sus pensamientos, que se va comprendiendo a sí mismo y adentrándose en un doloroso proceso de maduración y contacto con la realidad. Sus plácidas vacaciones de verano en la costa jónica, una vez liberada de sus cargas familiares para dedicarse a sí misma, dejarán de serlo pronto, pues una vez más entra en acción el punto de vista, una mirada de voyeur centrada en un grupo de escandalosos bañistas que removerá algo dentro de Leda, dentro de esa turbiedad o “frantumaglia”, con lo cual el pasado volverá en forma de flashbacks; un pasado que dista de ser perfecto, una maternidad que dista también de ser idílica y de revista. Al mismo tiempo, los demás se llevarán más de una sorpresa con esta señora que tan sofisticada parece.
El elemento de la muñeca perdida aporta una dosis de suspense que no se resolverá hasta mucho más tarde, anunciador de que las cosas no podrán terminar demasiado bien, de que esos impulsos de la conducta acaban revelando más de una misma que los actos racionales. El comienzo contundente, con la descripción de un accidente de coche y una misteriosa herida, es marca de la casa.
Es la historia de una mujer que intenta abolir el origen incómodo, humilde y “sucio” del que procede, convertirse en una persona elevada, intelectual, con sus propias inquietudes, para las cuales el matrimonio y la descendencia son un freno. Su mirada se carga de juicios y suspicacias (hacia el hombre que le alquila la casa, hacia el apuesto socorrista joven...). Chocan sus deseos de orden con lo imprevisible de la infancia, o con la culpa, y marcará a sus seres más queridos con gestos poco edificantes; por otra parte, nadie le ha enseñado a recorrer un camino, el de ser madre, que no es fácil (y no está nada bien visto reconocerlo)… en el fondo es como si Leda nunca hubiera dejado de ser esa niña o adolescente vulnerable y necesitada, afectada por cierta vanidad e incapaz de comunicarse realmente, de mostrar sus sentimientos genuinos con los suyos.
Regresaremos finalmente a esa herida, a un acto de agresión física que viene cargado de significado, al igual de ese reconocimiento de lo que a veces la vida nos hace ser; juguetes gastados, perdidos y llenos de un agua sucia, con algo dentro que no sabemos lo que es.
Una obra sobre la crisis de los 40 de una mujer que se encuentra sola porque las hijas se han independizado y el marido la ha dejado. Le agobia la culpa porque cree que no ha sido una buena madre, ni tampoco ha sabido aprovechar el tiempo para labrarse una buena carrera profesional. No está nada satisfecha consigo misma y está al borde de la depresión porque piensa que es "invisible" para la sociedad. Todo ello narrado de una forma eficaz y contundente. Con frase cortas y escasas descripciones. Nos invita a reflexionar sobre los temas mencionados, pero la conclusión es bastante pesimista.