Resumen y sinopsis de Los colores del incendio de Pierre Lemaitre
Segunda entrega de la fabulosa trilogía de entreguerras iniciada con Nos vemos allá arriba, Los colores del incendio es una nueva muestra del extraordinario talento de Pierre Lemaitre para narrar sin concesiones las contingencias de la vida, forjar personajes verosímiles y conmovedores, y recrear un trasfondo histórico creíble y vívido, todo ello combinado con una intriga tormentosa siempre a punto de estallar.
Febrero de 1927. Toda la ciudad de París asiste al funeral de Marcel Péricourt. Su hija Madeleine debe ponerse a la cabeza del imperio financiero que ha heredado, pero el destino le reserva otros planes. Con un acto inesperado y trágico, su hijo Paul va a llevarla a las puertas de la quiebra. Frente a la adversidad de la gente, la codicia de la época, la corrupción del sector y la ambición de su entorno, Madeleine tendrá que desplegar no sólo toda su inteligencia y energía, sino también elevadas dosis de maquiavelismo para poder sobrevivir y reconstruir su vida.
Una tarea especialmente ardua en una Francia que observa con impotencia la aparición de los primeros colores del incendio que asolará Europa. Nueva vuelta de tuerca a la narrativa popular y por entregas popularizada por Dumas, Balzac y Víctor Hugo, Los colores del incendio es una historia fascinante sobre la venganza implacable de una mujer y, al mismo tiempo, el retrato magistral de una época con una demoledora lección de historia.
Brillante, divertida y explosiva, esta novela ha consolidado a Pierre Lemaitre como uno de los pilares más sólidos de la narrativa europea actual.
Me ha encantado de principio a fin. La he leído justo detrás del primero de la trilogía y he disfrutado mucho con la venganza de la protagonista. Seguido empezaré el tercero y con muchas ganas. Lo recomiendo porque es entretenido y se lee rápido y fácil.
La venganza es un argumento siempre atractivo, y el autor la maneja en forma aséptica y eficiente. Sin embargo, el desarrollo de los acontecimientos me ha parecido poco creíble. Simplista, como esperando demasiado de la complicidad y la complacencia del lector, que obviamente se pone del lado de la protagonista. Me gustaron más los personajes que la trama en sí, a pesar de que algunos personajes están cerca del estereotipo. He leído todos los libros de este autor y es un placer leerlo; quizá por eso puse la vara algo más alta. Buena novela, después de todo.
No tiene el humor negro y retorcido de la primera entrega “Nos vemos allá arriba”, en esta segunda parte nos encontramos con una historia de venganza muy al estilo “ El conde de Montecristo”.
Personajes bien construidos, narrativa fluida y amena e historia sugerente y atractiva. Todo aderezado con un poco de la historia de Francia. En esta segunda parte del periodo de entreguerras se centra en la corrupción de los funcionarios, la evasión de impuestos y política fiscal, el periodismo comprado y el poco nivel de los políticos franceses de finales de los años 20 y principio de los 30.
No estamos en la saga de terror, sino en esa atmósfera de Francia en la primera parte del s. XX. No llega a la altura de Nos vemos allá arriba -colosal- pero está muy bien la entrelazada y entretenida historia. Quizá se simplifique algo lo bueno y lo malo, que en otros libros del autor no está siempre resuelto.
Estamos ante una novela ambientada en una Francia herida, convulsa, frágil y tensa entre 1927 y 1933, en la cual emerge las andanzas de la familia Péricourt, ya conocida en la novela Nos vemos allá arriba (muy recomendable por cierto), en este caso siendo los miembros protagonistas, Madeleine y su hijo Paúl perfectamente caracterizados y anclados en sus respectivos papeles.
Es una historia humana, de venganza, con un inicio cruel y abierto a la incertidumbre, un desarrollo lleno de giros, con un ritmo vertiginoso por momentos, con un estilo de narración entretenido ya utilizado en su anterior novela, cómico en muchas ocasiones, con vuelcos inesperados, en el que se humanizan los personajes y se detallan con mucha precisión las diferentes situaciones de la época.
Un Conde de Montecristo más moderno y femenino, así podríamos definir esta nueva entrega del mejor autor francés del momento. Sin concesiones, con ritmo y con personajes sublimes, no defrauda lo más mínimo.
La historia no atrapa de inicio, pero estamos ante un autor colosal, así que merece un voto de confianza. La trama remonta paulatinamente, hasta ofrecernos un último tercio francamente notable. Nos situamos en el final del París de entreguerras, donde la heredera de un imperio financiero dilapida su fortuna a golpe de imprudencias y traiciones. De vuelta a la clase media inicia su particular venganza, con la ayuda de una cuadrilla de esbirros y hampones que insertan sus malas artes en la plantas nobles de la sociedad francesa. Bastante corleonesco. Por ponerle un pero, y no flaco, el personaje de la soprano y su relación con el niño, un exceso de páginas que no tiene pase y que no proyecta ningún valor añadido a la trama principal. Se lo perdonamos.