Resumen y sinopsis de Kentukis de Samanta Schweblin
Una nueva novela de la prestigiosa autora argentina Samanta Schweblin que desvela el lado más inquietante de las nuevas tecnologías.
Casi siempre comienza en los hogares. Ya se registran miles de casos en Vancouver, Hong Kong, Tel Aviv, Barcelona, Oaxaca... y se está propagando rápidamente a todos los rincones del mundo. No son mascotas, ni fantasmas, ni robots. Son ciudadanos reales, y el problema -se dice en las noticias y se comparte en las redes- es que una persona que vive en Berlín no debería poder pasearse libremente por el living de alguien que vive en Sídney, ni una persona que vive en Bangkok desayunar junto a tus hijos en tu departamento de Buenos Aires. En especial cuando esas personas que dejamos entrar a casa son completamente anónimas.
Los personajes de esta novela encarnan el costado más real -y a la vez imprevisible- de la compleja relación que tenemos con la tecnología, renovando la noción del vouyerismo y exponiendo al lector a los límites del prejuicio, el cuidado de los otros, la intimidad, el deseo y las buenas intenciones. Kentukis es una novela deslumbrante que potencia su sentido mucho más allá de la atracción que genera desde sus páginas. Una idea insólita y oscura, tan sensata en sus reflejos que, una vez que se entra en ella, ya no se puede salir.
Interesantísimo libro que plantea el dilema moral del exhibicionismo digital.
Una lúcida sonda a nuestra realidad y a nuestro modo de vida actual llevada al extremo.
Muy bueno.
Tal vez formalmente no sea redondo, pero merece la pena.
Semejante a un montaje de diversos relatos independientes, unos más extensos y en varios capítulos, otros breves y parecidos a impactantes viñetas, lo que confiere al libro la unidad de una novela es el concepto central de los kentukis: unas simpáticas mascotas electrónicas con las que la gente comparte su vida cotidiana mientras un completo desconocido las controla desde otra parte del mundo. Sea cosa de ciencia ficción o bien de nuestro presente más inmediato, corresponde al lector decidir hasta qué punto le parece creíble o preocupante la idea.
Más que una crítica sin paliativos a las nuevas tecnologías, se trata de bosquejar un (a menudo) desolador panorama de relaciones humanas mediadas por dicha tecnología, cómo puede ésta sacar lo mejor y lo peor de nosotros (más lo segundo que lo primero). Los protagonistas son gente de todo tipo en cuanto a nacionalidad, condición social, género y edad; el alcance del fenómeno es global y se propaga como la pólvora (hay cierto misterio en torno a su origen, como si no interesara revelarlo y fuera, antes que nada, una inquietante metáfora). Cada una de las historias acaba llevando a alguna forma de desengaño, de violenta pérdida de la inocencia. La conclusión es que todos estamos inmersos, lo queramos o no, en estas lógicas digitales, y que el papel que desempeñamos en ellas como usuarios es a menudo oscuro, imprevisible.
El mundo de los kentukis, con sus propias lógicas y roles, es todo un acierto y nos anima a participar. ¿Qué haríamos nosotros? ¿Cómo nos afectaría? Porque al fin y al cabo, están los usos para los que un determinado invento es diseñado y están los usos reales que se acaban imponiendo, incluso en esferas como las de la sexualidad o el arte contemporáneo. Los prejuicios y los equívocos, las identidades múltiples/vidas paralelas, el voyeurismo y la necesidad tanto de observar como de ser observados, la cosificación del ser humano (o bien el surgimiento de conductas humanas donde menos se las espera), la posibilidad de acceso a los rincones más turbios y que no deberían haber sido descubiertos… todo ello es lo que predomina. También las imágenes que se vuelven en nuestra contra, el peligro bajo la apariencia engañosa del simple entretenimiento... muy especialmente cuando hablamos de menores de edad, individuos aún en proceso de formación y en edades complicadas, olímpicamente ignorados por sus progenitores. Pero quizá los kentukis nos hablan de lo que proyectamos en ellos, que puede ser crueldad o puede ser amor, de la necesidad de dar sentido a nuestras vidas, huir de rutinas, soledades y problemas personales, estableciendo con personas muy ajenas unos vínculos más estrechos que los que pudiéramos mantener con nuestros seres queridos, tan cercanos y tan lejanos.
Atrapante historia que plantea un futuro ¿distópico? en el que la tecnología irrumpe en la sociedad de una manera novedosa, y las consecuencias que puede provocar. Me gustaron algunas historias más que otras, incluso algunas me parecieron innecesarias o que tal vez no aportaban demasiado.........
Muy buen libro de historias al rededor del fenómeno tecnológico que es el kentuki. Aborda un problema muy latente hoy en día: el descontrol frente a la tecnología. Pese a esto, el libro no deja de ser un reflejo de la sociedad en la que vivimos, como un llamado de alerta ante estas dos problemáticas. La escritura de Schweblin como siempre tan fluida que te da pena terminar el libro muy pronto.
Excelente!!! a pesar de haber terminado aterrado por las historias bien escritas de Samantha, es uno de los mejores libros del año y que he leído en mi vida. Los Kentukis viven en la actualidad en este mundo cada vez más loco en dónde la gente le encanta ser visto y sobretodo observar para sentirse que encajan en la sociedad. Tienen que leerlo!