Resumen y sinopsis de El hombre ha muerto de Wole Soyinka
"El hombre ha muerto" cuenta una historia terrible. A principios de 1967, un escritor internacionalmente conocido fue detenido sin cargos ni acusaciones concretas y encerrado durante 27 meses, la mayor parte del tiempo en confinamiento solitario y en una celda de algo así como un metro por dos. Ese escritor era Wole Soyinka, la figura cultural más apreciada en su país natal, Nigeria, profesor universitario, creador del Teatro Nacional, personalidad pública de inmenso relieve en la vida de su país, y hoy Premio Nobel de Literatura.El fondo de la detención de Soyinka era una de las guerras más inicuas y sangrientas de este siglo: la que enfrentó a la sociedad nigeriana con motivo de la secesión de Biafra. Soyinka, como otros intelectuales nigerianos, estaba intentando montar un grupo de presión que sirviera para que los países extranjeros se negaran a vender armas a ambas partes de aquel conflicto fratricida. Su acción se consideró subversiva, y el Poder -ese Poder sobre el que escribe en este libro páginas definitivas- intentó acallar esa conciencia actuante.
Pero "El hombre ha muerto" es algo más que una de las obras maestras que ha producido la literatura testimonial. Es también una escalofriante incursión en los infiernos más secretos de la condición humana, una reflexión hondísima sobre los mecanismos de dominación de los poderes establecidos y sobre las capacidades de respuesta del individuo para no dejarse aniquilar en la tupida trama de los poderes del Estado.
Ha participado en esta ficha: JackNicholson
Crónica que el autor hace de su propio paso por prisión, después de que el gobierno de su país le considerase subversivo por intentar montar un grupo de presión en contra de la venta de armas a Nigeria. Intenso alegato a favor de la libertad, de la dignidad del ser humano, y crítica inmisericorde a la situación del país, a los graves problemas que constituyen la guerra, la corrupción de las élites y la barbarie de los gobernantes. Obra heterogénea, redactada en un estilo nervioso, urgente, donde el autor narra su propia supervivencia en las condiciones más duras, haciendo frente a la deshumanización a la cual es sometido por sus captores, a la degradación tanto física como mental. Hay capítulos de un gran aliento poético, reflexiones personales, a veces de difícil penetración. También hay constantes alusiones al contexto político de aquel tiempo y lugar; sobre este punto, es imposible comprender nada a no ser que uno esté al tanto de la historia reciente de Nigeria.