Resumen y sinopsis de La semilla de la bruja de Margaret Atwood
Margaret Atwood reinventa La tempestad de William Shakespeare en La semilla de la bruja, una novela que aboga por el poder de las palabras y que invita a no olvidar y a creer en la magia de la vida cotidiana.
«Cuando eres joven, crees que todo es posible. Te mueves en el presente, jugando con el tiempo como si fuera un juguete a tu disposición. Piensas que puedes deshacerte de cosas y personas, y aun no sabes bien que tienen la mala costumbre de volver.»Margaret Atwood
Es un lunes cualquiera de enero de 2013 y Felix pasa el control de seguridad para acceder al centro correccional de Fletcher. Los guardias lo miran con simpatía y benevolencia; para ellos este hombre solo es el señor Duke, un cincuentón que en sus ratos libres se dedica a organizar funciones de teatro con los reclusos. El autor elegido siempre es Shakespeare, y este año el profesor les propone La tempestad.
Felix accede sin problemas al recinto de la cárcel, llevando consigo algo muy peligroso pero imposible de detectar a través de un escáner: son las palabras, aún vivas, robustas, sonoras, de una obra donde la venganza viaja a través del tiempo y se instala en el presente. De a poco, ensayo tras ensayo, los chicos de Fletcher, que quizá nunca antes habían oído hablar de Shakespeare, convierten la obra en algo muy personal. Ahí se encuentran con sus fantasmas y con algo de sí mismos que no sabían, pero hay más: Felix, ese profesor terco y a veces aburrido, el día del estreno de la obra también podrá vengarse de quien le arruinó en el pasado.
Sorprendente y divertido, La semilla de la bruja es una novela curiosa que nos enseña el poder que la literatura puede tener en los seres humanos, de una manera amena y muy entretenida. Es, por tanto, un libro muy adictivo que terminas casi sin darte cuenta pero que disfrutas en todo momento.
La autora de este ingenioso libro es Margaret Atwood, célebre por haber escrito “El cuento de la criada”. Atwood me parece una escritora magnífica, con un estilo dinámico y muy depurado que consigue gracias a una prosa ágil, bien desarrollada y unas descripciones correctas y escuetas en su mayoría. Tengo que hacer una mención especial del lenguaje. Si bien es cierto que en su mayoría es pragmático, está salpicado con impresionantes aderezos líricos y con la divertidísima adaptación al idioma actual de los insultos que aparecen en la obra original, La tempestad, de William Shakespeare.
Pero el gran acierto de esta obra son sus personajes. En especial, su protagonista, Felix Phillips, carismático, creativo y cautivador, es un personaje entrañable, lleno de recursos y tan sólidamente construido que resulta muy verosímil logrando que empatices muy rápido con él.
Aunque muy bien elaborada, la trama que nos narra La semilla de la bruja es de una simpleza apabullante. Y es que, en esencia, esta es la historia de una impresionante venganza usando el teatro Shakesperiano como telón de fondo. Así que nuestro protagonista, Felix Phillips, pasa de ser un famoso director teatral a un don nadie gracias a la traición de su equipo y el consejo directivo. Inmerso, además, en una serie de pérdidas personales, Felix acaba resurgiendo de sus cenizas con un solo propósito: vengarse de todos aquellos que le perjudicaron. Aunque aquí surge el problema ya que no sabe cómo llevar a cabo sus planes. Mientras tanto, Felix cambia de identidad y empieza a trabajar como profesor de teatro en un centro para reclusos. Como el Sr. Duke, Felix conseguirá no solo su anhelada venganza, sino también ayudar a los presos y demostrarnos el poder purificador que la literatura puede tener en nuestras vidas. Así que asistimos a una maravillosa obra de teatro, similar a la Tempestad de Shakespeare, y que termina de la misma manera que la obra del Bardo. Y, por una vez, dejé mi cinismo en un cajón, y disfruté del happy ending de manual, sin complicaciones.
En resumen, La semilla de la bruja es una obra que demuestra la maestría de su autora, entretenida, innovadora y con un plan de acción original. Merece la pena leerla aunque sea como mero entretenimiento para comprender por qué las buenas obras pueden ayudarnos a marcar nuestro camino en la vida.