Resumen y sinopsis de Luna nueva de Ian McDonald
La luna quiere matarte, y tiene 1000 formas de conseguirlo.
La gélida acritud del vacío. La letal lluvia radiactiva. El polvo que la recubre, tan viejo como la Tierra. La creciente debilidad de los huesos... O puedes quedarte sin dinero para agua. O para aire. O puedes caer en desgracia con uno de los Cinco Dragones, las corporaciones que dirigen la Luna y controlan sus amplios recursos. Pero te quedas, porque la Luna puede hacerte más rico de lo que eres capaz de imaginar..., mientras sigas con vida.
Adriana Corta tiene ochenta años. Su familia dirige Corta Hélio. Han sobrevivido a las implacables guerras corporativas y a la peligrosa paz subsiguiente. Pero ahora esa paz se resquebraja. Es probable que Adriana tenga que morir, aunque no la matarán sus rivales ni la Luna. Sea cual sea su destino, sin embargo, Corta Hélio no morirá.
La esperada novela definida como "un juego de tronos en la luna" por uno de los mejores autores de ciencia ficción del mundo. Finalista del premio BSFA a la mejor novela.
Luna Nueva es el primer libro de la saga Luna, escrita por el autor irlandés Ian McDonald. Probablemente a muchos el nombre no os suene de nada (a mí tampoco), pero al parecer publicó una novela previa llamada River of Gods.
Creo que esta es la primera vez que he leído un libro, lo he terminado, me ha gustado, pero... no estoy seguro de por donde empezar a hablar de el.
Una de las pocas cosas que tengo claras es que a este libro le ha hecho un flaco favor el editor que tuvo la “genial” idea de compararlo con “Juego de Tronos”. Por alguna razón que no entiendo, editores y crítica parecen empeñados en vender este libro como una especie de "Juego de Tronos en el Espacio"
Por más que lo he mirado y remirado, no he visto el menor parecido, ni en la trama, ni en el argumento, ni en prácticamente nada.
A no ser que contemos dos detalles concretos. Primero, que cada capítulo está contado desde el punto de vista de un personaje. Segundo, las decenas de personajes que aparecen. Personajes con unos árboles genealógicos capaces de volver loco a cualquiera que no haya entrenado previamente con lecturas tipo “Cien Años de Soledad” o “Yo, Claudio” o, por que no, “Juego de Tronos”.
Ahí es donde a mi juicio empieza y acaba el parecido con “Juego de Tronos”.
Y eso que en algunas partes el autor trató de hacer valer la comparación, al poner en boca de alguno de sus personajes comparaciones de la situación lunar con las de los sistemas feudales de Japón y Francia. Pero no, la comparación no cuajó.
De hecho, hasta encontré forzada la comparación, casi como si tratase de mantener las expectativas de “Juego de Tronos en el Espacio” y forzarla con calzador.
O quizá sea que coincidió que yo había leído previamente “Tai-Pan”, de James Clavell, que es la novela con la que mi mente estaba todo el tiempo haciendo la comparación.
Porque si, quitando las diferencias socio-culturales, la historia es prácticamente igual: clanes familiares dedicados al comercio, enfrentados entre si y luchando por la supervivencia en un ambiente hostil. Hasta se han permitido mantener los caracteres de las familias, o por emplear la expresión lunar, los Dragones.
El Dragón Corta Helio vendría a ser la Casa Struan, cambiando a los escoceses por brasileños, pero manteniendo la esencia del orgullo familiar y la estructura de clan edificado en torno a un Patriarca...
Vale, en este caso es una Matriarca; Adriana Corta no desmerece para nada en la comparativa frente a Dirk Struan. Ambos son líderes de sus empresas, líderes en un mercado que dominan, y en el que se mantienen sobre la cresta de la ola con timón firme y mano de hierro envuelta en guante de seda. Ambos empezaron desde muy abajo y se abrieron hueco a empujones en un mercado en el que no eran bien recibidos.
Si en Tai-Pan teníamos que ver a los Struan hablando con expresiones escocesas y chinas, los Corta nos obsequian con palabras en portugués, lo cual en algunos casos concretos puede hacerse confuso (pienso en palabras como “escolta”, que se escriben igual en español y en portugués, pero están en cursiva al ser palabras en portugués sobre un texto que originalmente estaba en inglés)
Sus principales rivales, Brock & Sons... Quiero decir, Mackenzie Metals, ocupan el lugar de los escoceses... salvo, por supuesto, que se supone que son australianos.
“Australianos” igual que los Corta son “brasileños”, por supuesto, pues en ambos casos aproximadamente cuatro quintas partes del clan (todos menos los fundadores) han nacido en la Luna y nunca han conocido la Tierra.
Como ocurriera en Tai-Pan, la historia de fondo nos da a entender que Corta Helio surgió como una escisión de Mackenzie Metals, igual que Struan Co. se independizó de Brock & Sons. Y efectivamente es así: la matriarca de los Corta trabajó para los Mackenzie antes de independizarse, igual que Dirk Struan era capitán bajo Brock.
No contentos con esta similitud, los Mackenzie mantienen el mismo carácter que los Brock: astutos, pendencieros, poderosos y tramposos, estarían encantados de recurrir a casi cualquier medio con tal de lograr que Corta Helio desapareciese del mapa.
La historia en si es muy entretenida, y aunque por momentos puede ponerse muy técnica, sobre todo cuando se habla de minería lunar, regolito y otros conceptos que muchos nativos de la Tierra nunca han oído, tampoco se hace pesado. Se aprecia que el autor ha investigado acerca de las condiciones lunares, y al mismo tiempo tiene el buen criterio de saber dosificar la información técnica. La facilita evitando tanto dejarnos en la ignorancia sobre lo que están haciendo sus personajes, como abrumando al lector con una montaña de datos áridos e irrelevantes.
Este es uno de los fallos mas habituales que me he encontrado en mis lecturas: hay muchos escritores empeñados en practicar la escritura de volcado de datos, vertiendo sobre el lector montañas de información, en muchos casos colocada de cualquier manera, solo para que nos quede claro que se han molestado en indagar.
La trama emplea el formato al que ya nos hemos habituado gracias a Martin: varios personajes nos exponen sus vivencias desde sus particulares puntos de vista. Y de forma indirecta gracias a ellos, vemos el mundo.
Tenemos varios puntos de vista, a través de los que vamos viendo una panorámica general de la Luna y de cómo se vive en ella.
Los puntos de vista predominantes son los de cinco personas muy concretas:
-Lucas Struan... perdón, Corta, quien maniobra en la sombra para arrebatarle el control de la empresa a su inestable hermano Rafa.
-Su rebelde hijo Lucasinho, quien nos muestra como se divierten los jóvenes ricos en la Luna, para enseguida enfrentarse a la dura realidad de vivir en la Luna cuando ya no cuentas con una familia rica dispuesta a ayudarte.
-Ariel Corta, la hija renegada que se ha metido a abogada en lugar de trabajar en el negocio familiar, que nos muestra las luchas de poder y política en la Luna-
-Marina Cz-algo, una trabajadora pobre, a través de cuyos ojos vemos la esencia de la extracción de helio-3, el origen de la riqueza de Corta Helio.
-La propia Adriana Corta, quien va contando la historia de su vida a una monja, lo cual nos permite asistir como espectadores privilegiados al ascenso de Corta Helio y, de forma indirecta, a una historia acerca de la colonización de la Luna.
Hay aportaciones de los puntos de vista de otros personajes, pero los cinco que acabo de señalar son los que mas predominan.
Si tuviera que resumir este mundo en pocas palabras, escogería la “Regla de los Tres Todos” del Ejército Imperial Japonés. Solo que en este caso no se trata de "matar todo, quemar todo, violar todo".
Los Tres Todos imperantes en la Luna son los siguientes: “Todo se cobra”, “Todo se recicla” y “Todo puede matarte”.
Porque si, hay construcción del mundo. Y en este aspecto, como en todos los demás, Ian McDonald tampoco me ha decepcionado. Ha conseguido crear en la Luna una nueva sociedad absolutamente “extraterrestre”, en la que el café es más caro que el oro, y el oro literalmente lo tiran, si se lo encuentran durante la minería de helio.
Se ha abusado de la palabra “extraterrestre” para referirse a sociedades simplemente un poco diferentes a las nuestras, pero en este caso lo es de verdad.
“Todo se cobra”.
En la Luna, absolutamente todo, desde el aire que se respira hasta el agua que se bebe, está tasado, medido y tiene su precio. Aunque no me quedó muy claro quien se supone que es la autoridad que te cobra por todo eso, y algunos de los conceptos son confusos. Los bienes esenciales son agua, aire, carbono y datos, pero en que consisten exactamente los dos últimos es difícil de determinar. El método de cobro es sencillo: todos los selenitas tienen chips corporales que les regulan el suministro y si no pagas, te cortan el grifo. Esto llega hasta un extremo en el que hay compradores de orina y gente que está tan desesperada como para venderla.
“Todo se recicla”.
Absolutamente todo. Hasta los cuerpos. En la Luna no hay entierros, pues cuando alguien muere, su cuerpo es descompuesto en sus componentes fundamentales para que se puedan reciclar. El agua directamente es orina reciclada en muchos casos, con mayor o menor grado de depuración en función de lo que estés dispuesto a pagar. En este sentido, la Luna es el sueño dorado de un ecologista.
“Todo puede matarte”.
¿De verdad hace falta que detalle esto? ¡Es la jodida Luna!
Suponiendo que seas lo bastante insensato como para salir a la superficie, si la radiación solar no te mata, lo hará cualquier pequeño fallo en el traje. O la falta de oxígeno, o las temperaturas, o el hecho de perderte en la inmensidad de la superficie lunar, o el regolito te joderá los instrumentos, o te pillará una tormenta lunar...
Y tampoco es que en el interior de la Luna sea mucho mejor. Como la gente pobre vive cerca de la superficie, a largo plazo la radiación terminará matándote. Por suerte, lo mas probable es que, antes de que tengas tiempo de morir por envenenamiento radiactivo, te corten el suministro de aire, sufras un accidente laboral que te mate, te metas en una pelea con quien no debías, o te rajen para robarte la chaqueta, las botas, o simplemente para vender tu cuerpo muerto como materia prima.
Aparte de los tres todos, en general es una sociedad que solo puedo interpretar diciendo que parece una feroz sátira de la que vivimos nosotros. Una masa de trabajadores casi en la ruina suda y se sacrifica mientras una elite endurecida y millonaria lleva una vida de lujos y desenfreno sexual variado. La criminalidad es rampante, al menos en los niveles mas bajos de la sociedad, pues no existe policía de ninguna clase y lo más parecido son las fuerzas de seguridad de los Cinco Dragones.
En la Luna es habitual la poligamia; los líderes de los Dragones, las Cinco Familias que controlan la economía, tienen cada uno al menos dos esposas diferentes. Aparte de eso, todo el jodido mundo se maquilla (y quiero decir todo el mundo, tanto hombres como mujeres, niños como adultos), parece ser moneda corriente la existencia de la homosexualidad vivida de manera abierta y en todos los sentidos, y también está bien visto eso que ahora llaman “género fluido”. Por lo que he entendido, es esa gente que un día se levanta y decide que ese día es hombre, y al siguiente deciden que no, que son mujeres, mientras que el tercer día dicen que ni lo uno ni lo otro, sino todo lo contrario.
Esto último en particular puede ser muy confuso hasta que le coges el ritmo.
Los Cinco Dragones, fijándome detenidamente, parecen una especie de versión rara de las Cinco Familias de la Mafia de Nueva York según El Padrino.
Aunque no estoy seguro de cual es cual, pues mi conocimiento de la Mafia no da para tanto, si que es verdad que en muchos de los diálogos parecen versiones estereotipadas de diálogos de los mafiosos de Mario Puzo. Según esta analogía, la Familia Corta serían los Corleone, cambiando a Don Vito por Adriana Corta y al resto de los hijos por cada uno de los cachorros Corleone. ¡Si hasta son igualitos!
Rafa es Santino, el primogénito e impulsivo, cuya impulsividad amenaza los negocios de la Familia, pero que aun así cuenta con la confianza de la Dona; Lucas sería Tom Hagen o tal vez Michael, el hijo que maniobra en la sombra para tomar el control de la empresa; por su parte, Ariel es sin duda Michael Corleone, el hijo que renunció a la Familia para hacer carrera por su cuenta, pero que terminará volviendo a ella. Lucasinho es obviamente Freddie Corleone, el hijo mas indisciplinado, que solo piensa en mujeres, fiestas y drogas.
Porque si, se da esa extraña paradoja: en esta sociedad corren el alcohol y las drogas de diseño... pero la gente fuma cigarrillos “electrónicos”. De no ser por el detalle de que es imposible cultivar tabaco en la Luna, unido a que el café es más caro que el oro (entonces el tabaco, que ya es caro en la Tierra, ni me lo quiero imaginar), hace que no parezca una restricción absurda. En cambio, el alcohol se menciona explícitamente que se destilaba ya en las primeras expediciones (las del 69 no, por supuesto; las de los primeros que viajaron a la Luna con la idea de asentarse), de modo que está explicado.
Pocas veces he visto ese nivel de detallismo en una novela moderna. Ignoro cuanto se habrá documentado el autor, pero parece que ha pensado en prácticamente todo. Aunque personalmente algunos de sus gustos estéticos no coinciden con los míos, pero esto es solo mi opinión y no afecta para nada a lo que es la novela en sí.
Los dos únicos aspectos que criticaría con dureza acerca de la construcción del mundo son dos: El primero, es el hecho de que las modas en la Luna se limiten a reciclar las que existían en la segunda mitad del siglo XX. Concretamente, del periodo 1950-1980, el periodo explícitamente considerado por Estados Unidos como su Edad de Oro.
En ningún momento vemos nada que se parezca remotamente a moda lunar; todos los personajes van vestidos con prendas y estilos de la Tierra de mediados y finales del siglo XX. No se, esto no me ha convencido del todo. Es como si a alguien de hoy le diera por tratar de vestirse a la moda de 1790 sin ser para una convención de disfraces y salir a la calle así. Menciono este detalle porque MacDonald a menudo nos menciona los nombres y orígenes de las ropas que llevan sus personajes, si bien por suerte nos ahorra la descripción de dichas prendas. (Si quisiera leer descripciones de vestidos de los años 50, cogería revistas del corazón)
Me pareció mas bien una excusa para forzar el incluir referencias a diseñadores, famosos y marcas comerciales caras de nuestro presente (observemos que nunca se hace referencia a marcas, digamos, de clase media) en un entorno en el que en principio tales bienes no deberían existir.
El segundo fallo ya es mas grave que una cuestión de estética.
Sinceramente no consigo entender como es que la sociedad lunar no se ha desmoronado sobre si misma, puesto que explícitamente no existe nada remotamente parecido a una fuerza policial. Es mas, en al menos dos ocasiones diferentes se menciona que en la Luna no existe policía. Lo cual significa que no hay nadie más que tu mismo para impedir que te roben, te maten o te corten en cachitos para venderte como materia prima. Sin embargo, la Luna no es el caos absoluto que se desataría en la Tierra si toda la policía desapareciera de un día para otro.
Si, es cierto que hay crímenes, pero de alguna manera estos parecen limitarse solo a los barrios y ciudades más pobres de la Luna, y en ningún caso llegan a alcanzar cotas alarmantes. Tengo la impresión de que, quitando el detalle del entorno hostil, existen lugares mucho mas peligrosos en la Tierra.
Considero que el autor debió desarrollar un poco mas este aspecto en concreto, pues sería muy interesante ver como es posible que una sociedad sin aparato represor y con semejante economía de darwinismo social logra no devorarse a si misma en el proceso.
Creo que si tuviera que señalar algún defecto en la narrativa, al menos a nivel de lectura y quitando los saltos en la trama, sería el abuso de términos en multitud de lenguas intercalados en el texto. Esto lo menciono únicamente porque es algo que puede hacerse horriblemente confuso, porque para colmo la mayoría de dichas palabras se hallan en lenguajes poco corrientes (el glosario menciona yoruba, chino, brasileño, hindi, etc.) y muchas designan conceptos esotéricos de difícil visualización.
Podría ponerme a empezar a destripar la trama entera, como he hecho en otras historias, pero en este caso concreto no lo haré.
En primer lugar, porque creo que con todo lo que he dicho ya es suficiente para hacerse una idea más o menos precisa acerca de la historia.
En segundo, porque considero que, por mas que lo intente describir y sintetizar, lo más probable es que no transmita una imagen exacta y cabal del contenido del libro.
Prefiero que seáis vosotros mismos quienes caigáis bajo el hechizo de Dona Luna, la diosa local de la muerte y la vida, de hermosa pero mortal belleza... o algo parecido decían ellos.
¿Es un libro recomendable? Desde luego.
¿Es “Juego de Tronos en el Espacio”? Para nada.
¿Qué no sea “Juego de Tronos en el Espacio” significa que es malo? No y no.
Así que si alguien tiene la osadía de deciros que Luna Nueva es “Juego de Tronos en el Espacio”, decidle de mi parte que, en vez de repetir eslóganes, se lea el libro primero. (O si sois más directos, por favor decidle a esa persona de mi parte que es imbécil)