Resumen y sinopsis de Mariposas en la nieve de Lola Beccaria
Mariposas en la nieve es un relato de misterio y suspense, un relato sobre la rebelión de los sentimientos domesticados, un cuento de hadas contemporáneo para quienes, a pesar de habernos hecho mayores, no renunciamos a seguir creyendo en ellos. ¿Se puede desandar el camino de la realidad cotidiana y sin magia en la que habitualmente nos movemos? Intentémoslo. Mariposas en la nieve es una novela de desaprendizaje, que busca asomarse y empujarnos a ese tipo de pequeñas osadías que pueden variar nuestro destino. Cuando la experiencia salta por los aires, quizá nos queda esa oportunidad. En este historia no hay espacio para los milagros, sí para la esperanzada fantasía de lo posible. Con esta novela Lola Beccaria nos ofrece, después de Una mujer desnuda, otra magnífica muestra de una escritura y un estilo bien poco convencionales.
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Tiene algo que recuerda a “El cuarto de atrás” de Martín Gaite, pero sin alcanzar la maestría de la escritora salmantina; una aproximación al camino del artista y su necesidad de atreverse a expresarse con su propia voz, una mezcla similar entre lo real y lo fantástico, en la cual un incidente inusual pone patas arriba el monótono discurrir vital de una persona en la crisis de la mediana edad. Esta parece tenerlo todo y gozar del éxito profesional, pero ha fracasado en lo fundamental. Se aferra a su ocupación con tal de no pensar en su soledad, en su triste vida de adulta con responsabilidades, sin esperanzas, amargada por normas preestablecidas y autoimpuestas. El aislamiento emocional, la desidia, no pensar en su situación… suponen la manera fácil de evitar todo esto, engañándose a sí misma. Pero un día acaban por resurgir las “mariposas” enterradas bajo la fría superficie, recuerdos de algo que fue bello un día, algo tan frágil como preciado; la niñez, o más en concreto, la actitud propia de la infancia, para la que cualquier cosa es posible, sin reglas, sin ningún miedo, pura ilusión y alegría de vivir, firmeza inquebrantable ante la adversidad y una fragilidad sólo aparente.
Si en un momento dado de nuestras vidas se produce una escisión entre el adulto y el niño, esta es la historia sobre cómo recuperar ese instante olvidado y crítico en el que el ego infantil queda herido tras descubrir el peligro que supone necesitar a los demás, caer en la autosuficiencia, herir sin querer a los otros por culpa de nuestra arrogancia. En el fondo una fantasía muy poco fantástica y con cierta similitud a un libro de autoayuda, una aventura que entra de lleno en lo onírico y plagada de metáforas: un pueblo aislado en la sierra (la imposibilidad de avanzar, de huir de uno mismo), unos habitantes convertidos en reprimidos simulacros humanos, una silla de la que no te puedes mover, el “palacio” de la infancia, la disposición de unos muebles… unos dos tercios de la novela plasman de esta manera los anhelos y el trauma de la protagonista, recuerdan quizá a una película japonesa de dibujos animados, mientras que el último tercio vuelve al mundo real y aquí nos acordamos de Ingmar Bergman, de sus dramas familiares sobre intimidades y secretos, en este caso, entre hermanas. A destacar un uso del lenguaje que busca la originalidad, pero que a veces se vuelve afectado.