Resumen y sinopsis de Violencia e Islam de Adonis
La voz de Adonis destaca entre el silencio y la hipocresía que acompaña cada atentado, cada golpe perpetrado por un islamista al grito de Allahu Akbar. Se nos dice, se insiste, en que el Islam es una religión de paz y que el terrorismo no tiene cabida en ella, y ni la contundencia de los hechos, ni la evidencia de su falsedad acallan esas voces y hacen aflorar un debate en el seno del Islam. Adonis clama contra el Islam, contra su violencia intrínseca, contra el analfabetismo, la misoginia, la ignorancia y el oscurantismo que la religión ha inculcado en la sociedad árabe, una sociedad imbuida por el dogmatismo y el espíritu tribal. Un Islam, nos dice, que batalla contra todo aquello que le precede y sucede, una religión de poder que se dice única y verdadera y que obliga a sus discípulos, los elegidos de Dios, a imponerse sobre gente y territorios. No hay libertad en el seno del Islam, y eso impide que bajo sus postulados pueda erigirse nunca ni un Estado moderno ni una sociedad civil.
Adonis aboga por una relectura libre y reflexiva de la cultura árabe, que ponga en valor un pasado de lucha y discrepancia que el Islam ha ido ocultando de forma sistemática, y que permita llevar a cabo una verdadera primavera árabe que acabe de una vez por todas con la agonía de una religión que lleva quince siglos sumiendo a sus fieles en la oscuridad y el delirio. Su sueño, afirma en el libro, es que el Estado Islámico sea el último grito de desesperación de un Islam que fallece.
Conversaciones entre Adonis y la psicoanalista Houria Abdelouahed sobre la debacle actual del mundo árabe, la necesidad de repensar las bases del islam, la creación literaria... Según Adonis, el islam desplaza al hombre en favor de Dios como referencia para fundamentar una sociedad justa, próspera, etc. y está ligado desde sus orígenes a la exclusión, la intolerancia y a una violencia que se manifiesta en el plano ideológico y cultural. La naturaleza, caracterizada por lo múltiple, es negada por el islam, que instaura una verdad única, la verdad del poder, la cual deja fuera cualquier posible contestación o modelo alternativo de pensamiento. El islam se aproxima más, entonces, a una mentalidad tribal y contraria a la modernidad, al debate de las ideas y a la actitud crítica, que sacraliza un momento del pasado (el momento de la revelación coránica) y lo toma como fundamento para todo (tras un hecho de tal calibre, ya no hay nada más por descubrir sobre el hombre y el mundo). La capacidad creadora sólo es de Dios y no del hombre, cuya función es cumplir con unas normas religiosas preestablecidas, de ahí la prohibición de la representación artística por ser idolatría (el “fiqh” no sería una fuente de conocimiento nuevo sino una normativización de la vida, dividida entre lo lícito y lo ilícito). Me parece que el diagnóstico de Adonis sobre la situación actual es acertado; las primaveras árabes han fracasado por la falta de un auténtico renacimiento cultural, de una necesaria autocrítica en el seno de la propia sociedad árabe, que permita superar unas mentalidades contrarias al progreso. Sin embargo, muchas ideas que expone me parecen simplistas, pues establece unas dicotomías muy rígidas que le hacen caer en una visión demasiado monolítica, determinista incluso, del islam; así, todas las personalidades geniales que ha producido esta cultura (místicos, poetas, filósofos...) son en realidad excepciones, disidencias, sin relación ni vínculo con la religión propiamente dicha... además, idealiza y demoniza estereotipadamente conceptos de género (lo masculino es opresión, lo femenino es libertad...) y le otorga un significado de profunda subjetividad a la poesía que en cambio le niega a la fe. Con todo, un libro valioso, y una voz digna (y necesaria) de ser escuchada la de este poeta y ensayista sirio... por mucho que las realidades que describe sean, a mi juicio, mucho más movedizas y difíciles de aprehender.