Resumen y sinopsis de Farándula de Marta Sanz
Valeria Falcón es una actriz de cierta notoriedad que cada jueves visita a una vieja gloria del teatro, Ana Urrutia. La Urrutia padece el síndrome de Diógenes y no tiene dónde caerse muerta. Su ocaso se solapa con la eclosión de un capullo en flor, Natalia de Miguel, una joven aspirante que enamora al cínico Lorenzo Lucas, álter ego de Addison DeWitt. Nadie tendrá derecho a destrozar la felicidad de Natalia de Miguel, una chica muy delgada que en pantalla da gordita. Por su parte, el ganador de la copa Volpi, Daniel Valls, confronta su éxito, su dinero y su glamour con la posibilidad de su compromiso político. A menudo llega a una conclusión: «Soy un débil mental.» Charlotte Saint-Clair, su esposa, lo cuida como una geisha y odia a Valeria, gran amiga de Daniel. Un ictus, el montaje teatral de Eva al desnudo y la firma de un manifiesto descubrirán al lector: Una historia sobre el miedo a perder un sitio. El sitio. Sobre la resistencia a la metamorfosis y la conveniencia –o no– de la metamorfosis. Sobre qué significa hoy ser reaccionario. Sobre los cambios de lenguaje que reflejan cambios en el mundo. Y sobre los cambios de lenguaje que no reflejan nada. Sobre las pompas de jabón, el desprestigio de la cultura y la posibilidad del arte de intervenir en la realidad. Sobre la devaluación de la imagen pública del artista. Y su precariedad. Sobre la contradicción entre glamour y compromiso. Sobre el público. Sobre el relevo generacional y el envejecimiento. Sobre la escritura como acto de mezquindad. Sobre los actores ricos que firman manifiestos y los actores pobres que no firman nada porque nadie los tiene en cuenta. Sobre la paradoja de que sólo cuando alguien es anónimo empieza a servir para algo en su comunidad. Sobre la caridad como mal y las galas de beneficencia como bucle reproductor de la injusticia. Sobre la predicación con el ejemplo. Sobre si se puede luchar contra el sistema desde el sistema. Sobre Angelina Jolie. Sobre la mise en abyme del teatro y el cine dentro del cine. Sobre la diferencia que existe entre decir «Es gente» o «Somos gente». Sobre el plural, el singular y la utilidad de la escritura. Marta Sanz no se parece a ningún otro escritor de este país. Utiliza la risa como herramienta de diagnóstico. Un texto borde, divertido, triste, puntiagudo, urgente. Es farándula.
A través de varios personajes se pretende hilvanar una historia, pero las puntadas creo que son muy gruesas y queda bastante inconsistente. La autora se recrea más en las formas que en el fondo. Se adorna en su escritura en sus frases y descripciones, en largas listas de sinónimos y adjetivos, pero para no llegar a ninguna parte. Es mi primera aproximación a esta autora y posiblemente no vuelva a tropezar en la misma piedra, espero.
No me ha gustado nada. Destaca mucho el tema de la superficalidad y las malas relaciones entre las personas dedicadas al teatro, pero no me ha dejado huella.
Novela corta e irregular, de estilo frívolo y corrosivo pero de temática densa, a veces incluso demasiado, como si pretendiera retratar y resolver demasiados temas a la vez. Destaco el retrato del mundo del teatro, sus miserias actuales, sus tensiones, sus envidias, sus trabas burocráticas y mercantilistas. Un micromundo incrustado, pese a todo, en un contexto más amplio, de crisis socioeconómica pero también cultural, donde la precariedad y el miedo lo contaminan todo. Pese a todo, la autora deja puertas abiertas a las pequeñas heroicidades, como la propia supervivencia del teatro. Una novela a la que le reprocharía el estilo, para mi gusto demasiado frívolo, con abuso de la frase corta, del efectismo.
"Farándula" es una novela coral y una literatura realista que me gustó medianamente por el estilo un tanto histérico y porque es muy referente a una farándula madrileña hacia la cual me faltan referencias. El libro es también una crítica social bastante acerba del medio artístico en general donde los egos y las figuras priman ante cualquier otro valor. Después de todo, esta gente vive de su físico y/o de su talento; a veces tienen la suerte de combinar los dos.
El relato es por momentos bastante esperpéntico porque comienza como una farsa y acaba de manera patética, es una novela corrosiva de punta a cabo; podemos utilizar a los actores como metáforas de una sociedad en decadencia mostrándonos sin tapujos lo que hay detrás de las bambalinas, la precariedad e inseguridad en una profesión considerada desde afuera como glamur, pero donde hoy en día habría un 90% de « parados » (cesantes) en España. Hay una crítica social bastante feroz hacia el mundo del espectáculo y por extensión al de la cultura con una descripción acertada de lo que se llama también en España la típica izquierda caviar y cada personaje es un verdadero arquetipo.
Aburrida, pésima, mal escrita, monótona. Lo único que la salva es su sentido del humor. Pero la historia carece de fundamento.
Esta autora me ha dado a conocer un nuevo estilo narrativo: frases cortas, ritmo vertiginoso, vocabulario rico y muy directo y tramas muy actuales. Se trata de una novela corrosiva sobre el mundo del teatro y su trastienda. Pero en conjunto, me ha resultado densa y literariamente compleja y farragosa. A pesar de tener el Premio Herralde, no me ha convencido.
Me resultó atractivo el tema. La galería de personajes me pareció interesante. Empieza bien pero se desinfla pronto. Siendo un libro corto me costó acabarlo. En mi opinión la autora no ha explotado todas las posibilidades de los personajes. Se ha limitado a una visión pobre y muy pesimista del ambiente de la farándula. Se ha dedicado a ejercicios formalistas del lenguaje, a palabrería hueca que puede sonar mas o menos bien pero aporta poco al relato. No me gustan las largas enumeraciones de palabras que invitan a pasar a la página siguiente.
Por cierto "se repanchinga en su sillita" (pag.113) ¿no será "se repantiga en su sillita"?
Marta Sanz demuestra un talento portentoso para la descripción de personajes a través de una exploración que abarca la introspección, la interacción con su entorno y el desarrollo de las propias actitudes. Hasta la mitad de la novela, uno disfruta de una historia diríase que bolañesca pero a partir de entonces, parece perder coherencia y sentido, como si la autora no supiese muy bien hacia donde encaminarse.
Leo "Farándula", la última obra de la madrileña Marta Sanz, que ha obtenido el Premio Herralde de Novela de este año. Esta historia sobre el miedo a perder el sitio, sobre la resistencia y la conveniencia o no de la metamorfosis, sobre el relevo generacional y el envejecimiento, sobre el desprestigio de la cultura, sobre la devaluación de la imagen pública del artista, está elaborada con una gran sensibilidad poética por la escritora quien, en este "oficio de tinieblas", desde lo próximo hacia lo lejano y de lo lejano hacia lo próximo, sin piedad ni obstáculos, con gran sesgo estético y mucha "hipersensibilidad" me presenta -resbalando la memoria hacia atrás- un desfile de supervivientes (Natalia, Lorenzo, Valeria,Daniel, Ana, Charlotte y Nina) inseguros y miedosos. Así, con memorables referencias a Angelia Jolie, a George Clooney, a David Bowie, a Mankiewicz y a su "Eva al desnudo", dotando a cada frase de significado específico, manejando con muleta el lenguaje y con capa las conductas, la novelista crea un libro difícil, brillante, vertiginoso, incandescente, brillante en las enumeraciones y repeticiones, eléctrico, de gran fuerza, urgente, divertido y triste. De lo mejor del año pasado, de 8,5.