Resumen y sinopsis de Los amores equivocados de Cristina Peri Rossi
Un camionero recoge a una joven en la carretera, un marido infiel descubre que su mujer lo ha engañado, una profesora se acuesta con una alumna que le ha tendido una trampa, un hombre se asfixia con un pelo del pubis de su amante: todos los cuentos de 'Los amores equivocados' narran el momento de una seducción tan pasional como imprevista y difícil de evitar. La extraordinaria habilidad de Cristina Peri Rossi nos hace cómplices de esa mágica atracción inesperada, de ese fuerte flechazo del que no es posible sustraerse.
Es probable que este sea su libro más brillante, sus historias se desarrollan en ambientes urbanos y contemporáneos donde la soledad y los encuentros fugaces siempre dejan huella.
Variados, por ser unos más intrascendentes que otros, pero con un tema en común, el de la pasión erótica-amorosa de la que no podemos escapar y la necesitamos, pero que nos estalla en la cara y no sale como es debido, revelando más de nosotros de lo que querríamos, estos cuentos siguen un esquema similar, basado en encuentros fortuitos entre desconocidos. En el anonimato de modernos náufragos en busca del tan deseado contacto humano, en entornos que no lo propician. Se habla del presente desde la experiencia en la escritura y en la vida, desde la claridad del lenguaje, a menudo carnal en su recrearse en lo explícito del erotismo, pero con elegancia.
“Todo iba bien” en un hotel, hasta que ella reclama de él algo que no le puede dar, y surgen las miserias del individuo machista, su mezcla de odio, venganza, culpa y amor hacia el género femenino, su búsqueda de alivio imposible de hallar, cayendo en los mismos errores, no pudiendo huir de uno mismo, uniéndose feminidad y maternidad de modo algo freudiano. Nuevo coitus interruptus maliciosamente frustrado en “Un maldito pelo”, pues un elemento insignificante y accidental como es un simple vello púbico adquiere tamaña relevancia que denota lo frágiles que son ciertos vínculos, en especial cuando se basan en el puro acto amatorio. ¿Qué ocurriría si la mujer soñada, el eterno femenino, se apareciera un día cualquiera, espontáneamente, entre los hombres? Que lo que estos ven en sí mismos no les gustaría nada, tal y como se narra en “El encuentro”, el relato de corte más fantástico.
“Los amores equivocados” son los secretos de un matrimonio ideal y las ficciones de ese amor, elaboradas por unos cónyuges con sus propios relatos, no tan fieles a la verdad, pero cuya belleza algo significa y de algún modo influye en lo real, pese a ser pura mentira, pese a la culpa escondida de unos y la aparente ausencia de escrúpulos de otros. “De noche, la lluvia” y un cruce de caminos tan inesperado como su conclusión, como los planes que no salen como estaba previsto, o como una revelación súbita, una cierta epifanía sólo posible en esas noches raras, en circunstancias azarosas que unen a unos seres intraducibles entre sí y separados por el prejuicio, muy diferentes, pero afines.
“Ironside” exhibe una tremenda ironía al desnudar los miedos, las contradicciones y finalmente la doble moral del macho alfa respecto de las mujeres; como pieza con un mayor contenido de denuncia, muestra la situación de gente desamparada y obligada a rebajarse para sobrevivir desde muy jóvenes, en una rueda que gira sin que nadie pueda ni quiera detenerla… pero incluso en la incomodidad atroz de esta historia se insinúa una ternura insospechada. “Ne me quitte pas”, o el paso del tiempo, el intento desesperado por retener los fragmentos de tiempo perdido, las imágenes que fueron, la lucha contra el olvido. Más preferible sufrir que olvidar, más preferible aferrarse a lo que uno tiene, pese a la certeza de perderlo un día; devastadora la sensibilidad, la cercanía con que la autora dibuja aquí una relación gay entre personas de edad dispar.
Un encuentro sexual, el de “La escala Lota”, avanza por derroteros poco tranquilizadores. Frente al disfrute maduro y experto de una madura profesora, erotómana sin complejos, sin complicaciones ni presiones, está el amor exigente, manipulador, jerárquico y desde luego heterosexual de la tímida estudiante de aquella… una vez más, el choque generacional complica la escena y altera los roles. El mundillo editorial de “Confesiones de escritores” tiene también que ver con lo sexual, incluye la idea de la escritura como fuga de la realidad, ser lo que no eres, fingir, pero son esos mismos fingimientos, ese paripé, lo que impulsa a desear, a compartir esos mundos aislados que somos cada uno. El amor prohibido puede generar otras veces culpabilidad, como en “La Venus de Willendorf”, destapar los complejos personales, las dudas y la necesidad del auto-martirio, frente a unas fantasías que dicen bastante de quien las profesa... en especial cuando esas fantasías no son sino la interferencia del deseo ajeno y la reproducción de aquello que se rechaza.
“Un cuento de Navidad” es, por último, un duelo verbal a lo Bergman de dos hermanas separadas por algo más que por la distancia, por una anciana demasiado longeva. Diálogo en torno a la familia, sus responsabilidades, o bien la ausencia de ellas, la soledad elegida o la compañía indeseada, el egoísmo o bien la cobardía… y una cosa segura como es la muerte inevitable y rondando, en el fondo el verdadero eje de nuestros afectos, de nuestra existencia.
Variados, por ser unos más intrascendentes que otros, pero con un tema en común, el de la pasión erótica-amorosa de la que no podemos escapar y la necesitamos, pero que nos estalla en la cara y no sale como es debido, revelando más de nosotros de lo que querríamos, estos cuentos siguen un esquema similar, basado en encuentros fortuitos entre desconocidos. En el anonimato de modernos náufragos en busca del tan deseado contacto humano, en entornos que no lo propician. Se habla del presente desde la experiencia en la escritura y en la vida, desde la claridad del lenguaje, a menudo carnal en su recrearse en lo explícito del erotismo, pero con elegancia.
“Todo iba bien” en un hotel, hasta que ella reclama de él algo que no le puede dar, y surgen las miserias del individuo machista, su mezcla de odio, venganza, culpa y amor hacia el género femenino, su búsqueda de alivio imposible de hallar, cayendo en los mismos errores, no pudiendo huir de uno mismo, uniéndose feminidad y maternidad de modo algo freudiano. Nuevo coitus interruptus maliciosamente frustrado en “Un maldito pelo”, pues un elemento insignificante y accidental como es un simple vello púbico adquiere tamaña relevancia que denota lo frágiles que son ciertos vínculos, en especial cuando se basan en el puro acto amatorio. ¿Qué ocurriría si la mujer soñada, el eterno femenino, se apareciera un día cualquiera, espontáneamente, entre los hombres? Que lo que estos ven en sí mismos no les gustaría nada, tal y como se narra en “El encuentro”, el relato de corte más fantástico.
“Los amores equivocados” son los secretos de un matrimonio ideal y las ficciones de ese amor, elaboradas por unos cónyuges con sus propios relatos, no tan fieles a la verdad, pero cuya belleza algo significa y de algún modo influye en lo real, pese a ser pura mentira, pese a la culpa escondida de unos y la aparente ausencia de escrúpulos de otros. “De noche, la lluvia” y un cruce de caminos tan inesperado como su conclusión, como los planes que no salen como estaba previsto, o como una revelación súbita, una cierta epifanía sólo posible en esas noches raras, en circunstancias azarosas que unen a unos seres intraducibles entre sí y separados por el prejuicio, muy diferentes, pero afines.
“Ironside” exhibe una tremenda ironía al desnudar los miedos, las contradicciones y finalmente la doble moral del macho alfa respecto de las mujeres; como pieza con un mayor contenido de denuncia, muestra la situación de gente desamparada y obligada a rebajarse para sobrevivir desde muy jóvenes, en una rueda que gira sin que nadie pueda ni quiera detenerla… pero incluso en la incomodidad atroz de esta historia se insinúa una ternura insospechada. “Ne me quitte pas”, o el paso del tiempo, el intento desesperado por retener los fragmentos de tiempo perdido, las imágenes que fueron, la lucha contra el olvido. Más preferible sufrir que olvidar, más preferible aferrarse a lo que uno tiene, pese a la certeza de perderlo un día; devastadora la sensibilidad, la cercanía con que la autora dibuja aquí una relación gay entre personas de edad dispar.
Un encuentro sexual, el de “La escala Lota”, avanza por derroteros poco tranquilizadores. Frente al disfrute maduro y experto de una madura profesora, erotómana sin complejos, sin complicaciones ni presiones, está el amor exigente, manipulador, jerárquico y desde luego heterosexual de la tímida estudiante de aquella… una vez más, el choque generacional complica la escena y altera los roles. El mundillo editorial de “Confesiones de escritores” tiene también que ver con lo sexual, incluye la idea de la escritura como fuga de la realidad, ser lo que no eres, fingir, pero son esos mismos fingimientos, ese paripé, lo que impulsa a desear, a compartir esos mundos aislados que somos cada uno. El amor prohibido puede generar otras veces culpabilidad, como en “La Venus de Willendorf”, destapar los complejos personales, las dudas y la necesidad del auto-martirio, frente a unas fantasías que dicen bastante de quien las profesa... en especial cuando esas fantasías no son sino la interferencia del deseo ajeno y la reproducción de aquello que se rechaza.
“Un cuento de Navidad” es, por último, un duelo verbal a lo Bergman de dos hermanas separadas por algo más que por la distancia, por una anciana demasiado longeva. Diálogo en torno a la familia, sus responsabilidades, o bien la ausencia de ellas, la soledad elegida o la compañía indeseada, el egoísmo o bien la cobardía… y una cosa segura como es la muerte inevitable y rondando, en el fondo el verdadero eje de nuestros afectos, de nuestra existencia.