Resumen y sinopsis de El reino de Emmanuel Carrère
Hace ya tiempo que Emmanuel Carrère ha acostumbrado a sus lectores a esperar de él lo inesperado, y en esta obra monumental, casi diríamos épica y sin duda radical, aborda nada menos que la fe y los orígenes del cristianismo.En estas dos historias entrecruzadas sobre la fe se suceden abundantes personajes, episodios y reflexiones: la serie televisiva sobre muertos que resucitan en la que participa Carrère como guionista, la canguro ex hippie y amiga de Philip K. Dick a la que contrata, los bolcheviques con los que compara a los primeros cristianos, webs porno, visiones eruditas sobre las fuentes originales del cristianismo, la desaparición –¿resurrección?– del cadáver de Jesús...
Lo que a Carrère le interesa del cristianismo es su mensaje de transgresión de lo establecido y la desmesura de la fe. Y este libro provocador y deslumbrante es una indagación rabiosamente contemporánea sobre el cristianismo que nos habla de la perplejidad, el dogma, la duda, la redención y la construcción de una fe con mensajes rupturistas y extraños rituales.
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Un buen libro. Ya sabemos que las novelas de Carrere no son bien novelas. El autor siempre va de cara, con claridad y afronta un tema difícil de tratar. Es una crítica y a la vez una alabanza al cristianismo primitivo.
Libro necesario, completo, interesantísimo desde muchos puntos de vista. El autor tardó 7 años en escribirlo, investigó, estudió, se documentó, y entregó una obra de alto nivel. Expone sus certezas, sus dudas y sus escepticismos; en resumen: juega limpio. Los tres capítulos centrales, extensos, medulares, son imperdibles. Leerlo es aprender algo nuevo en cada párrafo y acompañar al autor en la misma travesía por lo que fue y lo que pudo haber sido. El primer capítulo es una especie de disquisición introspectiva del autor, que trata de explicar su relación con los trascendentales temas que tratará a continuación. Es un libro que debe leerse, sin duda. Pero, eso sí, con la mente bien abierta.
Una novela regular. Una estructura que poco tiene que ver con la novela clásica mas no por eso no es lograda, sino, creo, por su ejecución. No la recomiendo en particular, excepto a quienes estén interesados por la temática que aborda (aunque tampoco en esto resalta). Sin embargo las partes que tratan del autor mismo y no de Pablo o Lucas, son, sin dudas, las más ricas e interesantes. Estas reflexiones son lo que encuentro trascendente y memorable del libro, a pesar que ocupen pocas páginas.
Leo "El Reino", la densa obra acerca de la vida de Jesús que Emmanuel Carrère elabora a lo largo de 7 años (tras pasar dos años de su vida comentando el evangelio de Juan y otros dos años traduciendo el de Marcos) y que resume, en su capítulo cuarto, como "la historia de un curandero rural que practica exorcismos y al que toman por un hechicero". Así, tras una emotiva primera parte en la que el autor, revisando unas notas que tomó en el año 1990 "tras ser tocado por la gracia", en primera persona examina su vida a la luz de los diez mandamientos y bajo el prisma de las tres virtudes teologales, contagiándonos del buen humor y de las bromas de los sacerdotes y, mostrándonos cómo creyó de verdad que, hace dos mil años un judío nacido de un virgen, resucitó tres días después de ser crucificado y que volverá para juzgar a los vivos y a los muertos. Si bien, tras este primer capítulo, ameno, emotivo y tierno, bajo la "sospecha de que se embarca más o menos para burlarse" de su anterior conversión, el novelista dirige todo el resto del libro a intentar desmontar los engranajes de la obra literaria del Evangelio de Lucas, persiguiendo -a través de miles de datos, frases y pensamientos de místicos, escépticos, teólogos, exégetas e historiadores- la actualidad de los hechos en un propósito de restituir su movilidad. Esta obra profunda, reflexiva e inteligente acerca de la realidad de Jerusalén en el año 58, a la que le sobra la descripción que el escritor hace acerca de un vídeo sobre la masturbacion femenina -que está viendo- y la mordacidad que emplea para referirse a la Iglesia de Pedro, Santiago y Juan (la llama "de la circuncisión") enfrentándola a la de Pablo (para él es "la del prepucio"), me ha parecido interesante pero mal equilibrada, sin que el autor llegue -en esas "proyecciones suyas"- al fondo de la cuestión, a pesar, eso sí, de su erudición. De 7,7.