Resumen y sinopsis de La niña perdida de Elena Ferrante
La niña perdida cierra con broche de oro la historia de dos mujeres que nacieron a mediados del siglo xx en Nápoles y desde pequeñas fueron compartiendo una amistad compleja, con momentos de duda o ausencia, pero siempre cómplice. Lina y Elena son ahora adultas, y la vida de cada una de ellas ha sido muy distinta: Elena dejó Nápoles para casarse y convertirse en una escritora de éxito en Milán. Solo un amor de juventud que vuelve a florecer la devolverá a Nápoles, donde la espera Lina, que ahora es madre y además ha triunfado muy a su manera en el negocio local, convirtiéndose en una experta en informática.
Elena es la señora culta, Lina es en apariencia la mujer de barrio, ignorante y poco dispuesta al refinamiento, pero la inteligencia pura y la intuición están del lado de Lina. Los hechos se precipitan cuando, de repente, un buen día la hija de Lina desaparece: ¿asesinato, rapto, muerte? Nadie lo sabe, y el barrio murmura.
Desde entonces, Lina ya no es la misma y la locura acecha. Todos –los hombres, las mujeres, el paisaje, la ciudad entera de Nápoles– se con-vierten en testigos del duelo de una madre que no sabe llorar y un buen día también desaparecerá, devolviendo al lector a las primeras páginas de esta espléndida saga titulada «Dos mujeres». Inteligencia, emoción contenida, escritura que se pliega a los acontecimientos y se ajusta como un guante a la trama: todo está aquí, en una de las obras más brillantes que ha dado Occidente en el siglo xxi.
La conclusión de lo que no deja de ser una gran novela en varias partes, de esta comedia humana en la que vemos ante nuestros ojos lectores algo muy parecido a la vida misma: a unos personajes que viven, nacen y mueren, cambian y aprenden a base de duras lecciones.
Volvemos al origen, y lo que era una desaparición deja de ser un misterio policial para adquirir un nuevo contorno; el de una revelación, como la de una pareja de muñecas que regresan desde el pasado, desde el comienzo mismo de la andadura. Desaparición que es para Lila (la “niña perdida” que nunca se deja desentrañar por completo, o reducir a un concepto simple, fácilmente encasillable) una forma de decir mucho de sí misma: esa niña vieja, mágica y horrible, de múltiples vidas y rostros, un ángel y un demonio, detestada, imprevisible, cuya sombra conduce los pasos de Lenu por mucho que esta intente cambiar y alejarse de su influencia.
El pulso interminable con Lila es el pulso contra la vida misma y su desgaste, contra el cambio continuo, las contradicciones, o las muchas personas en una que somos: amigas, madres, hijas, escritoras, intelectuales, militantes, mujeres, hombres. Insignificantes en nuestro contexto cultural, político, económico, hormigas a punto de sucumbir en un terremoto que destruye ciudades y certidumbres. Nos supera todo esto, pese a la lucha constante, el intento de llegar lejos, de alcanzar cosas que poco valen.
Períodos de calma y felicidad. Períodos de angustia, desorientación. Y al final, la extinción, la vejez de quien no entiende un mundo que no es el suyo. La desaparición sin resolver de una hija, una prueba capaz de destruir a alguien ya de por sí destruido por dentro. La moderna maternidad multitarea de la mujer emancipada, pero más esclava que nunca, con unas hijas que son tanto fuente de alegrías como de disgustos. El rápido desvanecimiento de un amor que daba sentido a todo, un engaño, pese a darlo todo por él… como susceptible es cualquiera de pasar de aliado a villano; algunos de ellos dan lástima, y sólo uno de ellos, el más respetable, provoca absoluto rechazo.
Ante un panorama de degradación social y de las instituciones, de cambios que sólo traen lo mismo de siempre, con el brusco fin de los sueños y de las luchas ideológicas en favor de un capitalismo feroz, la llegada de la droga a las calles… todo se viene abajo, la justicia perdona y condena selectivamente, el intelectual comprometido con sus orígenes humildes poco puede hacer más allá del simple gesto. Nápoles, trasunto de Italia en un homenaje final a modo de digresión erudita, siempre ha sido el espacio y el eje del relato; ciudad palpitante de historia y fábula, caótica, corrupta en su seno, en su ilusión de progreso y modernidad. El barrio, que es algo más que toda su miseria irreparable, tiene sus propias facciones y reequilibrios de poder.
Y la escritura, siempre la escritura.
Me ha gustado mucho. Muy recomendable toda la saga de las dos amigas.
Afortunadamente se mantiene lo interesante del libro anterior y me parece que la escritora desarrolla la historia de una muy buena manera, te mantiene atento durante todo el libro y queriendo saber en todo momento cual va a ser el desenlace, el cual me parece muy adecuado de acuerdo al estilo de la saga, en resumen muy recomendable.
Excelente lectura y excelente historia. Recomiendo la tetralogía. Muy tierna y dura a la vez.
El último de la saga y para mí el mejor. Cuando he vuelto la última página no lo podía creer, quería que continuara la historia de Lina y Lenu, la historia de toda una vida. Me ha gustado muchísimo, no he podido evitar llorar al cerrar el libro.
Culmina esta tetralogía de Elena Ferrante con esta magnífica novela. Me encanta cómo nos deleita con la historia a través de los años de los diferentes personajes enlazándolos con la historia de la propia Italia. Aunque a veces me ha resultado algo pesada, ha merecido la pena totalmente.
Todos somos esta saga...
En el cuarto libro de la saga van sucediendo nuevos e inesperados acontecimientos, que probablemente una como lectora no se podía ni imaginar que pudieran ocurrir o que fueran posibles. Al final termino por pensar que todos llevamos parte de Lenù, de Lina, de Nino, de los padres y madres de todos, de los vecinos, de los conocidos, de los pequeños, tanto de Elsa, Dede y los casi desconocidos Albertino y Lidia. Al final todos somos los personajes de esta novela, porque cada uno proyecta un trozo de lo que somos como seres humanos.