Resumen y sinopsis de La vida equivocada de Luisgé Martín
La vida equivocada es la sorprendente historia de dos hombres –un padre y un hijo– que sueñan con la gloria y sólo alcanzan el desastre. Max, un escritor mediocre a quien Luisgé Martín conoció en su juventud, recuerda las misteriosas ambiciones de Elías, su padre, que murió en un accidente aéreo cuando él era todavía un niño y dejó tras de sí centenares de cuadernos y de álbumes fotográficos en los que estaban encerradas las claves de sus secretos.Después de La mujer de sombra y La misma ciudad, Luisgé Martín se confirma como un narrador con una brújula tan singular como imprescindible. De él se ha afirmado que «es el más morboso de nuestros autores» (ABC) y que «ha tocado muchas teclas del mundo cultural pero, cuando se trata de escribir, se siente morbosamente atraído por las zonas de sombra de la mente humana, por la necesidad de autoengaño y los abismos a los que nos aboca el deseo» (Antonio Lozano, Qué Leer).
Max y Elías, padre e hijo, vidas simétricas y “equivocadas” en torno al fracaso y la búsqueda de algo parecido a la inmortalidad, y por lo tanto, algo imposible de lograr. El libro se asemeja a un duro pulso entre estos dos personajes, a la vez repulsivos y de un oscuro carisma, en un difícil equilibrio. Quizá es el segundo quien acaba sobresaliendo, pero es necesaria la comprensión de una de las historias para entender la otra, y viceversa. El nacimiento, como se muestra en la carta que abre las primeras páginas, vendría a ser ese suceso brutal, traumático e irreversible, la primera catástrofe; no hay nada peor ni más definitivo en esta vida que la muerte, tal es la indudable verdad, son por lo tanto nuestros padres los peores criminales.
Mientras que Max asume la vocación de ser el mejor escritor de la historia, su padre buscará pasar también a la posteridad de la manera que sea y mediante algún tipo de descubrimiento científico o humanístico que le haga ser recordado. Es el suyo un deseo cada vez más megalómano e imposible, el propio de alguien profundamente fracturado por dentro, aislado de los demás, que le destruirá, y sin embargo uno admira su capacidad de persuasión, su empeño inquebrantable y sus cualidades. Entretanto, su hijo busca su camino a la manera de un moderno Dorian Gray que perderá su alma en el empeño; a través de agotar todas sus contradicciones, entre el lujo y el exceso más inimaginable para el común de los mortales y una lucha política y revolucionaria, llegando a justificar lo injustificable, que estará igualmente condenada al desencanto conforme se marchitan los cuerpos y las almas.
No hay, en esta novela con momentos crudos y escabrosos, prácticamente nadie que se pueda considerar “normal". Se afrontan de manera muy directa y poco complaciente aspectos como la enfermedad y sobre todo, la pederastia; quizá sí de manera (inevitablemente) morbosa, pero en ningún caso puritana o moralizante, sino más bien piadosa, asumiendo esas zonas sombrías.
El logro de Luisgé es quizá hacer creíble de algún modo una historia de seres que se mueven en el exceso y en la más pura inverosimilitud. Su estrategia para darle esa credibilidad es recuperar a su yo ficcionado, testigo a veces implicado directamente, a veces puro cronista o recopilador, pero que permite relatar desde cierta distancia y objetividad, siendo él mismo el primer farsante, que escribe desde el sexo, la abyección y lo fisiológico, pero también desde la sentenciosidad, las frases redondas, filosóficas y conclusivas… aunque el aspecto estructural o de resolución de enigmas de la trama quizá no está tan desarrollado.
Aristócratas decadentes, pícaros e iluminados varios, empresarios mefistofélicos, acompañan la acción, también la historia reciente; la posguerra española, el exilio y la España ye-yé, el submundo de las élites y de las altas esferas políticas y económicas, por encima del bien y del mal, los ambientes subversivos, la caída del muro de Berlín… A su vez, se insertan determinadas subhistorias: los relatos de ciencia-ficción post-humanista de Max, las pequeñas anécdotas eruditas de Elías, que acaban por ser sus más auténticas creaciones y que llenan sus vacíos.
Las conclusiones son en todo caso muy desesperanzadoras y lo que se desprende es un pesimismo o un nihilismo absoluto; el autoengaño, lo solos que estamos, y precisamente esa incapacidad radical de trascendencia en el ser humano. Errores que se acaban pagando, al final de los cuales sí que habrá un encuentro genuino entre las personas, pero cuando ya es demasiado tarde.
Leo, "La vida equivocada", la nueva novela de Luisgé Martín quien, dividiendo la narración en dos partes diferenciadas, me muestra los mismos acontecimientos desde dos visiones diferentes. Así, en la inicial -haciendo uso de la primera persona- el autor me enseña su relación de siete semanas de duración con Max Leopardi (un joven desencantado de la vida cuya máxima es "lo verdaderamente terrible es saberse mortal") y en la segunda -a través de los papeles legados por Max-, los mismos acontecimientos enriquecidos con el descubrimiento de la familia de Max. Con un cuidado lenguaje y correctos saltos temporales, el escritor vuelve sobre el tema de la impostura realizando unas descarnadas descripciones de sus personajes y, de la mano de una desnuda narrativa, reflexionamos sobre la soledad, el fracaso de las grandes ambiciones, el dolor diario, la enfermedad incurable y la experiencia de matar. Esta poderosa obra llena de desventuras y quimeras, se merece un 7.