Resumen y sinopsis de Las peras del olmo de Octavio Paz
En Las peras del olmo, que hoy aparece en una edición revisada por el autor, Octavio Paz ha reunido algunos de sus textos críticos más reveladores. La primera parte del libro, dedicada a la poesía mexicana, contiene un valiosísimo estudio acerca de la obra de Sor Juana Inés de la Cruz y brillantes aproximaciones a la figura de José Juan Tablada y a Muerte sin fin, de José Gorostiza, entre otros textos. En la segunda parte del volumen, que agrupa ensayos de variada temática, figura un extenso estudio acerca de la literatura japonesa, que se cuenta entre las primeras muestras importantes de la aproximación de Paz al mundo oriental, y una conferencia sobre surrealismo que da fe de la «invitación a la aventura interior» que preside la zona más genuina de la poesía de nuestro tiempo.
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En la madrugada terminé de leer esta antología de ensayos y artículos de Octavio Paz. Realmente gran parte de esta obra la leí el año pasado, pero apenas la concluí.
Las primeras críticas a la obra poética de autores mexicanos resultaron la parte más árida del libro. Si uno no ha leído los poemas de los autores estudiados por el Nobel mexicano, terminará releyendo las páginas, que se volverán folios sin término. La segunda parte, en cambio es más sencilla de hojear. Destaco de ahí su ensayo sobre literatura japonesa.
Considero que hasta ahora es el libro más logrado de aquellos que he leído del escritor mexicano. Una delicia.
Cuando se estudia la obra ensayística de este mexicano universal nacido el 31 de marzo de 1914, no se puede dejar de experimentar cierto orgullo de ser latino. La erudición mezclada con el surrealismo son los ingredientes con los que Paz concibe el mundo y hace que sus aproximaciones a la literatura japonesa sea verdaderamente brillante; las indagaciones de Paz en la historia de Japón nos lleva a explorar la sutil influencia de la cultura china en los primeros brotes literarios contenidos en un diario y una novela de dos damas, cortesanas, la señora Murasaki Shikubi y Sei- Shonagon, que vivieron bajo la sombra de una familia política (los Fujiwara), donde la verdadera religión era la poesía y la caligrafía, donde el arte se convierte en un acto personal contra el olvido; la lucha contra la muerte, raíz de todo gran arte, es lo que lleva al novelista a escribir y la conciencia del tiempo es entendida como el instante que no transcurre, ya no es el tiempo cronométrico sino la conciencia de la duración. Para el budismo ZEN el tiempo es una ilusión y la conciencia del tiempo, de la muerte son meras imágenes en la conciencia y la única realidad ¡es la irrealidad! de nuestros pensamientos y sentimientos. Paz también nos habla del teatro NO, producido por Kanami y Seami, influido por la estética ZEN, que es una meditación sobre el hombre y el cosmos arriesgada y profunda donde su verdadero tema es la libertad humana frente a los dioses y el destino.
Chicamatzu dice que el arte vive en las delgadas fronteras que separan lo real de lo irreal y que es esencial no decir estoes triste, sino que el objeto mismo sea triste (!), sin necesidad de que el autor lo subraye ya que el artista muestra mientras que el propagandista y el moralista demuestran. Desde mediados del siglo XVII empieza a surgir en Edo, Osaka y Kioto una nueva clase urbana: los mercaderes, que modifican la atmósfera de las ciudades y donde surge el limo que hace nacer la novela picaresca y pornográfica llamada Ukiyo-Soshi. Aquí es cuando la poesía de Matsúo Basho alcanza su mediodía y se convierte en una contestación al tumulto mundano. Basho no rompe la tradición sino que la continúa, no sigue el camino de los antiguos sino que busca lo que ellos buscaban, no inventa nada, no altera nada, simplemente transforma el sentido de todo con su poesía obligándose a significar mucho diciendo muy poco y que nos llama a perdernos en lo cotidiano para encontrarnos a nosotros mismos, nuestra verdad humana, a vivir la vida y la poesía como dos realidades inseparables como el grito del pájaro y la luz del relámpago.