Resumen y sinopsis de Las buenas intenciones de Amity Gaige
Desde la cárcel, Eric Kennedy escribe una larga carta a su esposa, Laura, para confesarle los motivos que lo llevaron a incumplir flagrantemente la ley y en la que relata su versión de los hechos. Eric y Laura, en trámites de divorcio, se hallaban en mitad de una tensa y desagradable pugna por la custodia de la pequeña Meadow, su hija de seis años, cuando él, aprovechando una de las visitas pactadas, se llevó sin autorización a la niña y desapareció con ella durante una semana, en la que recorrieron las carreteras que bordean el lago Champlain, en Vermont. En su revelador relato, Eric admite no ser exactamente quien decía ser y repasa episodios clave de su vida con la intención de aclarar —y quizá justificar— su comportamiento. Asimismo, desgrana los momentos más felices de su paternidad, pues, a pesar de sus defectos, ha sido siempre un padre afectuoso y entrañable.
Leo "Las buenas intenciones" de la norteamericana Amity Gaige quien hace gala de una gran capacidad a la hora de construir un personaje moralmente tan complejo como es el de Eric Kennedy. En esa tercera novela, la autora, utilizando el recurso de una crónica que -siguiendo consejo de su abogado- escribe Eric para explicar a su mujer, sus andanzas con su hija Meadow desde que decidió saltarse las reglas de las visitas autorizadas y desaparecer con ella, reflexiona acerca de la búsqueda de la identidad, de los fantasmas del pasado, del amor insatisfecho, de los sueños malogrados, de las fuerzas en conflicto en nuestra existencia y del tiempo. Así, remontándose a su campamento de chico, me dejo seducir por este narrador que me muestra los recuerdos de su "tierna edad", cómo logra su licenciatura en Ciencias de la Comunicación, su trabajo como traductor médico, cómo conoce a Laura, cómo deciden casarse, cómo se dan cuenta de que falta alguien (alguien que dirija el tráfico entre ellos, que concilie los planes en conflicto, que forje compromisos y que traduzca sus diferencias culturales y religiosas), cómo se desarrolla la mediación previa a la separación y la pérdida de la custodia de su hija. Y si bien (desde mi experiencia en Servicios Sociales) me convence cómo consigue comprender las necesidades de su hija (dice que gracias a una atención constante) y cómo presta atención a lo que dice la niña, no comparto su falta de responsabilidad, las actividades que lleva a cabo con la pequeña sin ser aptas para su edad (le lleva a una reunión de Alcohólicos Anónimos y deja pudrirse un zorro en el jardín para explicarle cómo se deteriora el cuerpo después de la muerte), el descuido en las pautas de alimentación así como la falta de conciencia del problema de asma que padece. Esta completa narrativa que aborda, incluso, la construcción del muro alemán y la crisis del sector inmobiliario, adolece, a mi entender, de un pequeño defecto: cada capítulo lleva título sin que éste añada nada nuevo y resulta ilógico en el formato de una crónica. De 7.
Fascinante personaje el protagonista de este libro. Lo adoramos y rechazamos a partes iguales. Asimismo este libro da para reflexionar acerca de la identidad, los límites de la legalidad y aún más cosas. Es la primera novela de la autora traducida al español y espero que no sea la última. Sería una pena que los lectores españoles nos la perdiéramos.