Resumen y sinopsis de Crímenes que no olvidaré de Alicia Giménez Bartlett
A lo largo de nueve episodios, Petra Delicado protagoniza la investigación de otros tantos crímenes que rompen el habitual devenir de hitos anuales como la Navidad, los carnavales o las vacaciones estivales. Ni siquiera en esos momentos la inspectora puede desentenderse de lo que el azar le tiene deparado.
La vida familiar con sus momentos insoslayables se ve continuamente desbaratada por la recurrente presencia de la criminalidad, y nos descubre los episodios más escondidos de la más sugestiva de nuestras polis.
Una interesante antología obra de Alicia Giménez Bartlett poco antes de recibir el Premio Planeta de Novela en 2015.
Premio Pepe Carvalho 2015.
Conjunto de nueve relatos policiales protagonizados por la inspectora Petra Delicado y su ayudante Fermín Garzón. Excepto dos de ellos ("Parecido razonable" y "Princesa Umberta"), en los cuales no hay emoción al tratarse de un malentendido de identidades o simples negocios ilícitos, el resto mantiene un buen nivel. Destacables por encima de todos son: "Muerte en el gimnasio" (un crímen pasional en una sauna), "La voz de la sangre" (cuatro crímenes en un burdel) y "Tiempos difíciles" (un crímen en un instituto). El resto, aunque un peldaño por debajo, no desentonan: "Petra en Navidad" (un mafioso utiliza a una mujer para atacar), "El caso del lituano" (muerte debido al chantaje), "Petra en Agosto" (investigar el asesinato de la mujer de un policía) y "Carnaval diabólico" (una muerte en un carnaval de Sitges).
Tenemos nueve relatos con el entrañable dueto de polis Petra Delicado, la moderna y paradójica inspectora y su alter ego, el bonachón subinspector Fermín Garzón, dos personajes completamente disímiles, pero tan complementarios. Este parcito funciona con la psicología y con el diálogo /observación de una fauna humana en situaciones límites de miseria moral y/o económica, en una sociedad en crisis grave.
La inspectora Delicado es una feminista-femenina que odia el paternalismo y la chulería masculina. Su contrapunto es el subinspector Garzón que tiene un lema infalible : »Los muertos hablan. El deber del policía es escucharlos ». La pareja de colegas funciona echándose pullas e indirectas y reconciliándose a menudo con « una cervecita » u otro alcohol disponible.
Los lugares y los temas centrales de los nueve relatos son variopintos :un gimnasio, un burdel, un hospital, la calle, un instituto, una pensión de mala muerte, una parroquia, un colegio de curas, etc…Los temas son universales y típicos en el ámbito de la investigación policial : pederastía, celos, despecho, las mafias, la prostitución, el acoso sexual, venganzas. Y con el cochino dinero como primum movens, muchas veces.
Lo que salva este ignominioso catálogo es la ironía constante de los personajes y el estilo de la escritora quien utiliza el humor como un arma destinada a hacernos pasar el trago amargo de estos hechos delictuales. Lectura entretenida, pero prefiero las novelas largas que permiten profundizar mejor a los personajes.
Ultimo libro de esta serie, espero el siguiente con muchas ganas. Aunque no quede muy bien decirlo, pero hasta ahora mi autor preferido español, en cuanto a policiaca, era Lorenzo Silva, ahora me debato entre este y Alicia Giménez Bartlett, aunque he tardado en descubrirla, ha sido estupendo leer todas estas historias, con Barcelona de fondo. Muy recomendable.
Me gusta mucho la pareja Delicado – Garzón he leído todo hasta el momento. Este libro se sale de la norma, son relatos cortos de algunos de sus casos (inéditos). Me ha gustado y entretenido un montón. Recomendable para fans.
Leo, entretenida, "Crímenes que nunca olvidaré", donde, a modo de décima entrega de la saga Petra Delicado, la escritora Alicia Giménez Bartlett, nos ofrece 9 nuevos casos policiacos escritos entre los años 1997 y 2014, protagonizados por sus ya conocidos, Petra Delicado y Fermín Garzón, como inspectora y subinspector de la Policía Nacional, respectivamente. Aunque la autora construye a la inspectora un poco más mala y desconfiada (casi me escandaliza cuando dice que "no es plato de gusto ver llorar a una vieja"), tengo que reseñar que, la narración se ha enriquecido desde que la protagonista se ha casado y comparte su vida con un comprensivo arquitecto y tres despiertos y vivaces hijastros y, así, disfruto en tercera persona de una lectura ágil y de gran realismo, en esta novela redactada con gran ironía y acertados debates dialécticos entre los dos compañeros, acerca de seres anónimos que son víctimas y autores de las más diversas locuras cometidas por amor. Fresca, bien ambientada, concreta y precisa.