Resumen y sinopsis de Vestigios del paraíso de Joaquín Márquez
"Sevillano de voz total" con estas palabras, de las que se hacía eco el propio Jorge Guillén, se refería ángel Crespo a Joaquín Márquez (Sevilla, 1934) y es que, en efecto, desde la primera de sus entregas líricas, "Hay más tiempo que nacer", publicada en esta misma colección en 1973 hasta la última de ellas, "Fábulas peregrinas" (2006), galardonada con el prestigioso Premio de Poesía José Hierro, Joaquín Márquez ha ido urdiendo una obra poética plural y de hondo sentido universal que ubica a su autro como una de las voces líricas más relevantes del concierto poético nacional; una obra, por lo demás, variada y de múltiples acentos y registros, en la que coexiste con naturalidad extrema y sin forzamiento alguno la sujeción a la rima con el verso libre, la fluidez del encabalgamiento con la sentenciosa gracia del arte menor y el clasicismo del soneto o de las estrofas tradicionales con el atrevimiento y la fuerza expresiva de su poderoso aliento lírico. Tal variedad de resortes estilísticos y formales han servido a Joaquín Márquez para construir su universo lírico sobre la temática universal de la cotidianeidad, el tiempo y la nostalgia, de las devastaciones y erosiones de lo humano, pero tratadas en la mayoría de las ocasiones desde el ángulo personalísimo de un enérgico vitalismo y de una poderosa claridad no lejana de los aires de la honda gracia andaluza. Con razón pudo afirmar Juan Van Halen al prologar una de sus obras que su expresión lírica es tributaria del pulso poético andaluz y que confluyen en su obra la gracia de Juan Ramón, la hondura de Antonio Machado o la cabriola de Luis Rosales.
De todo ello vuelven a ser claros exponentes estos deliciosos e inteligentes \"Vestigios del paraíso\" donde los escenarios, los recuerdos y los objetos, desde las caracolas a la sombrilla, desde la escalera o la moneda hasta el cine de verano van engastándose finalmente en la voz personalísima d Joaquín Márquez para dibujar la materia fabulosa del tiempo y la evocación del pasado desde el desmoronamiento y las cicatrices del presente. Al igual que su paisano Luis Cernuda, sabe Joaquín Márquez, que hay un momento en que el tiempo nos alcanza. Alcanzado él por el tiempo, nos entrega ahora estas bellas teselas en lasque se conjugan la lúcida y penetrante mirada del presente con los lejanos paraísos perdidos de la añoranza, teselas tras las que se adivina, sin esfuerzo, el misteriosos e indescifrable mosaico de la vida.
