Resumen y sinopsis de Alabardas de José Saramago
Meses antes de su muerte, José Saramago sintió una vez más el impulso vital de reflexionar desde la ficción sobre una de sus mayores preocupaciones: la violencia ejercida sobre las personas y las sociedades, que las convierte en víctimas y les impide ser dueñas absolutas de sus vidas. El resultado de este impulso es Alabard as, alabardas, espingardas, espingardas, una huella emocionante del inagotable espíritu de lucha de José Saramago y su última voluntad narrativa. El relato inconcluso plantea el conflicto moral de Artur Paz Semedo, empleado de una fábrica de armas, que, intrigado por el sabotaje de una bomba durante la Guerra Civil española e impulsado por Felícia, su exesposa, inicia la investigación de los entresijos de una época convulsa, lo que despierta en él un debate íntimo entre la ceguera impuesta por el miedo heredado y la necesidad del compromiso. Esta edición especial, ilustrada con grabados de Günter Grass, incluye las notas de trabajo de Saramago, en las que el autor plantea cuál sería el final de la historia narrada. Se complementa, además, con textos del periodista y escritor italiano Roberto Saviano, y del poeta y ensayista español Fernando Gómez Aguilera. Alabardas, alabardas, espingardas, espingardas es una reflexión sobre el poder y la destrucción, sobre cómo las armas alimentan el gran fracaso ético de la humanidad que son las guerras, sobre la paz como único camino posible para romper con la aparente inevitabilidad de la violencia.
Leo "Alabardas", los 22 folios que José Saramago dejó inconclusos a su fallecimiento pero en los que ya se perfilan los caracteres de sus personajes y el argumento y el tono que el autor quería dar a su última obra, ayudando en ese vislumbre, las notas de trabajo que el escritor redacta desde el 15 de agosto de 2009 (y se que se adjuntan) para la elaboración del libro, en las que el novelista habla acerca del germen, del comienzo y del fin previstos, de la elaboración del primer capítulo y del remate final. Así, en tercera persona, con unos ágiles dialogos integrados en el texto sin diferenciación alguna (es un poco dificil seguirlos para quien no conozca la mecánica saramaguiana), una narrativa poderosa y el empleo de refranes y dichos populares, el autor realiza una perfecta descripción del personaje principal -el buen ciudadano- que, trabajando en una fábrica de armas, va a sufrir una "aventura moral" con motivo de su responsabilidad ética, provocándome, el hecho de que el libro esté sin terminar, un ejercicio de acción intelectual a fin de dotar de contenido a ese itinerario. Las aterradoras ilustraciones de Günter Grass contribuyen a reforzar la sensación de deshumaniación e irracionalidad de las 22 páginas, ahora que, sin desmerecer la calidad del texto de Roberto Saviano que también se acompaña, no entiendo qué pinta aquí y, para su justificación me parece muy débil el argumento de contraponer al personaje de Saramago, otros (Martín Woods, Tim Lopez, Rodolfo Rincón, Valentín Valdés,...) que sí fueron capaces de hacer frente a las palabras a pesar de sus conflictos personales y morales.
Nos encontramos ante el último grito de Saramago, una historia inacabada de tres capítulos llenos de su poder narrativo. Es una pena no haber podido disfrutar del desarrollo de esta novela.