Resumen y sinopsis de La lección de anatomía de Marta Sanz
Una mujer se queda desnuda para que los demás la miren. La midan. Su cuerpo es el texto en el que se ha escrito su biografía. La mano derecha es más grande que la izquierda porque es la mano con que la mujer agarra, escribe, acaricia, desencaja la tapa de los botes de legumbres. Antes, a la mujer su abuela le da unos azotazos en el culo. Va al colegio y se forja un pequeño corazón competitivo. Nada como si fuera un besugo. Ama desesperadamente a su madre y la salva de morir en un ridículo incendio. Canta desgañitándose Pájaro Chogüí y se hace amiga de muchas niñas y mujeres, y del niño más gamberro de octavo de egebé. Desprecia a las asistentas y va cada noche a los cines de verano. Para seducir se aprieta las carnes ridículamente como si su cuerpo fuera el de otra persona. Bebe, fuma, se pone mala y tiene miedo de sus alumnos. Se manifiesta. Se casa. Trabaja de ocho a ocho. Miente y dice la verdad. Como casi todo el mundo. Cumple cuarenta años. Se queda quieta. Reclama el derecho a dejar de complacer. El derecho a la lentitud.Anagrama da una segunda oportunidad a esta La lección de anatomía, que ha sido revisada, reestructurada y ampliada por Marta Sanz. De este libro a la vez viejo y nuevo, singularísimo en el panorama de la narrativa hispánica, escribe Rafael Chirbes en su prólogo: «Su estilo ágil (salpicado de fogonazos brillantes), su inusual habilidad para retratar situaciones y para penetrar en la psicología de los personajes, y su fino oído para capturar la lengua hablada con vivacidad admirable convierten la escritura de nuestra novelista más en una gozosa representación de vida que en una melancólica o sombría manipulación de seres muertos.»
Una novela autobiográfica en la que me he reconocido en Marta Sanz y a la vez he percibido mis diferencias respecto a ella. La autora desnuda cuerpo y alma y va rescatando de su memoria todas aquellas anécdotas y recuerdos que han ido forjando a la mujer que hoy es. Desde una edad en la que ha alcanzado la serenidad, Marta Sanz deja de exigirse lo que no es para reivindicar quién es en un testimonio que brilla por su honestidad y sinceridad.
Leo "La lección de anatomía", el libro que publicado en 2008, Marta Sanz, ahora en el 2014, revisa, reestructura y amplía con dos nuevos capítulos. Así, en primera persona, la escritora -como bien reconoce en el último capítulo- se desnuda, lanzando "su ojo de cristal como una piedra sobre la superficie de la laguna" y, con la impecable narrativa que le caracteriza y merced al "deleite en el relato" que aprende de su madre, deja que le acompañemos en este inteligente autorretrato, en el que nos pasea por el parto de su madre, por sus primeros años, sus primeros recuerdos, por el inicio de su promesa de celibato y la maternidad, por sus cines de verano, por sus paisajes rurales, por sus compañeras de estudio, por sus vecinos del barrio, por su doctorado y por la moderna pedagogía que emplea en sus clases. Y, con desgarro e implicación, "veo" perfectamente la fortaleza de sus primeros años (que según dice "no puede compararse con ninguna experiencia posterior de una vida adulta de clase media"), sus inquietudes, sus rebeldías, su imaginación, sus evocaciones, sus descubrimientos, sus mentiras, su visión del mundo, su avidez y su competitivo corazón. Emocionante, humilde, reflexivo y valiente. De 7.