Resumen y sinopsis de Viaje de invierno de Jaume Cabré
Viaje de invierno es un homenaje literario a Schubert, a Bach y a la música y, al mismo tiempo, una celebración de la pintura, simbolizada por Rembrandt. Por otra parte, es también un repertorio de pasiones humanas, un repaso de la historia interior de Europa y un recorrido geográfico desde Viena hasta Treblinka y desde Oslo hasta Bosnia pasando por el Vaticano. Los relatos que conforman el libro se sitúan en épocas y lugares diferentes y distintos son sus protagonistas; sin embargo, logran mantener una misteriosa unidad que el lector capta a medida que transita por ellos.
Y poco a poco van configurando una urdimbre narrativa de sutileza exquisita, como si, a partir de distintas historias, se tejiera el cañamazo de una novela singular. Los temas esenciales de la obra de Jaume Cabré, modulados con la plenitud de sus recursos artísticos, cristalizan en este Viaje de invierno una pequeña maravilla que confirma, una vez más, a Cabré como uno de los autores que cuentan entre los grandes nombres de la literatura europea contemporánea.
Conjunto de cuentos cuyas interconexiones, en forma de motivos comunes que se repiten, o bien como nexos argumentales directos, van haciéndose más evidentes a medida que avanzamos en la lectura, conformando una unidad pese a lo diferentes que son las narraciones en ambiente, tono, tiempos y espacios… Los elementos unificadores serían el arte y la historia europea de los últimos siglos, la cultura judía, y más en concreto, el cuadro “El filósofo” de Rembrandt, la figura de Franz Schubert, así como una enigmática composición musical adelantada a su tiempo; todo ello acaba formando un entramado polifónico discordante y sombrío donde la violencia, la crueldad, las revelaciones paradójicas e inesperadas, están presentes casi siempre.
En “Opus póstumo”, un pianista virtuoso interrumpe su concierto; el amor por la música frente al negocio y el espectáculo, la frustración de quienes han equivocado su camino y sus decisiones, los afectos no correspondidos… Todo ello puede concretarse en decisiones, en apariencia irracionales, propias de un loco, pero que entrañan dolorosas verdades. “El testamento” nos presenta una situación dramática y común, la pérdida de un ser querido, la desintegración familiar, pero a veces las cosas son más cómicas, menos serias de lo que parecen, quedándose quienes se salvan de la muerte más perjudicados que quienes se van de este mundo.
“La esperanza entre las manos” es la historia de un preso en tiempo aciagos para ser preso, que también nos lleva al ambiente de los constructores de instrumentos; la ausencia de esperanza puede ser peor cárcel que los muros de una celda, la lectura de una carta, una forma de recuperar una vida no vivida. Una serie de pequeñas tramas cómicamente entrecruzadas tiene lugar en “Dos minutos”, con este breve lapso de tiempo en común y en torno a un puñado de individuos estresados y preocupados. “Polvo” nos adentra en una singular relación entre polos opuestos, un hombre que vive en su propio mundo de bibliofilia y una chica común y corriente que le ayuda, aunque más singular es su aprendizaje e intercambio de experiencias; emotiva pieza en la que las citas bibliográficas se incorporan con naturalidad al discurso narrativo. “Ojos como gemas”, o la picaresca de un sujeto sin escrúpulos que miente más que habla y adopta numerosas identidades, en un constante juego del engaño, de cazadores cazados, donde el más ruin puede ser el más inocente… bien llevado aquí el tratamiento de lo histórico con rasgos de fábula como telón de fondo. “El sueño de Gottfried Heinrich” es una bellísima estampa sobre los últimos momentos de J. S. Bach, su legado y su secreto final, en torno a la compasión por los diferentes, los supuestos errores de Dios como dones que debemos entender y aceptar.
Quizá el relato de mayor crudeza sea “Yo recuerdo”, mirada atroz al Holocausto nazi, pese a lo visto de la temática; lo inhumano de las decisiones que muchas personas debieron tomar, el sentimiento de culpa a arrastrar como una losa durante toda una vida de promesas incumplidas; la muerte como decisión feliz incluso, pues lo peor queda reservado para quienes sobreviven. En primera persona, “Finis coronat opus” y “El rastro” están presididos por la voz de un tal Quiquín de Barna, un tipejo cuyo estado mental alterado, su desengaño ante la humanidad y su mezcla de melomanía e inquietudes místicas le llevan a arriesgadas aventuras; me parece menos convincentes estos intentos por emular el estilo provocativo y coloquial de autores más jóvenes. “Balada” tiene reminiscencias de fábula popular, atemporal, o de tragedia griega; guerra de los Balcanes, víctimas y verdugos… tan sencillo como desolador. “¡Pum!”, un thriller peliculero sobre asesinos a sueldo que se siguen la pista con enrevesadas motivaciones, más números que personas, cual marionetas comandadas por un siniestro poder superior… continúa en “La negociación” entre intrigas vaticanas, en las que el amor por el arte, la pureza del genio humano, encuentra su reverso en un ambiente de conspiraciones, juegos de poder, negocios turbios, en los que quienes ganan pueden ser los siguientes en caer.
Como cierre, “Winterreise” desarrolla una trama secundaria del primer cuento, siendo un relato un tanto culebronesco e inverosímil de amor no consumado y vidas que nunca fueron, de seres humanos condenados a la soledad, a la infelicidad; la existencia como un prolongado viaje invernal que a veces no tiene mucho sentido, pero así son las cosas.