Resumen y sinopsis de Retahílas de Carmen Martín Gaite
En Retahílas, el viaje que realiza una anciana al pazo familiar para morir, acompañada de su nieta Eulalia, y la llegada sorpresa de Germán, el sobrino de Eulalia, producirá durante esa noche un intenso diálogo entre los dos que dará lugar a seis monólogos, en los que cada uno reconstruirá y contará qué ha sido su vida hasta entonces.
«Carmen Martín Gaite era una bebedora de sueños, por eso su realismo es de tan alta calidad. Paul Éluard decía: "Hay otros mundos, pero están en éste". Y añadía: "Hay otras vidas, pero están en ti;. Podría ser una buena definición de la mirada de Carmiña.» Manuel Rivas
Más allá del contexto en que se mueven los personajes (el de una clase social acomodada y despreocupada, que vive sin vivir, como es la burguesía española de hace unos 40 años), esta novela habla de una necesidad de vuelta a los orígenes para quienes están en plena crisis vital: en este caso, a una vetusta y aislada mansión familiar, con la excusa del fallecimiento próximo de una ancianísima matriarca, un entorno propio del romanticismo y al margen de la realidad, que añade una nota de misterio (inquietantes el comienzo y el final que enmarcan el relato). Y más aún, habla en toda la extensión del término. Habla de la necesidad y el poder de la comunicación, de llegar mediante la palabra a los demás tras la capa de rutinas, engaños y autoengaños con que nos cubrimos. Es una celebración del lenguaje, del hecho de expresarse, desfogarse y ajustar cuentas, con la constante metáfora del hilo, del discurso empezado por uno y continuado por el otro, la dinámica entre el hablante y el oyente… los hilos invisibles que nos vinculan con los demás, querámoslo o no. Es una celebración del hecho literario en sí, del afán incesante por relatar historias, cuentos, en una narración que destaca por la oralidad y la espontaneidad de su estilo, no exenta de lirismo. Puede recordar también a Chéjov el retrato de las minucias cotidianas pero trascendentes, de los instantes que iluminan por un momento nuestra vida, lo que somos.
Cual sucesión de monólogos que cobran un aspecto denso y apretado en la página, sin apenas puntos y aparte (cosa que siempre es un riesgo), éstos acaban tomando la forma de un extenso diálogo entre los dos protagonistas, una tía y un sobrino que llevan años sin verse; ella, una intelectual progresista de la época, de una personalidad desbordante y de un ego y locuacidad desmedidos también. El argumento es un pretexto para sondear recuerdos e intimidades, para las más diversas digresiones y las confidencias de ambos (la crítica de los roles sociales -especialmente entre hombres y mujeres-, de las mentalidades convencionales, etc. se plantea mediante puntos de vista subjetivos). A lo largo de una noche de conversación incesante (un momento, la noche, de irracionalidad y desvelamiento de los secretos), una situación anómala que propicia el milagro de la conexión entre dos personas, saldrán cambiados y descubrirán más de sí y del otro, pues tienen común el ser personas desarraigadas, que sufren una desconexión de su ambiente; gente con sus virtudes y defectos, ellos dos, el padre, la hija adoptiva (un discreto tercer eje de la novela)… tal vez la madrastra sea la creación más simplona y que sale peor parada. Se mezclan el pasado y el presente, las ausencias y las presencias, y sobre todo, la vida y la muerte (cada vez más próxima); la voz propia contra el disimulo y las apariencias, el no hablar de lo importante, contra la decadencia y el olvido.
Después de "entre visillos" y "ritmo lento" y deseando abordar posteriormente "fragmentos de interior" y "el cuarto de atrás", dos de sus novelas sobre las que se suelen escribir muy buenas críticas, leí esta obra en la que observé otro paso adelante, manteniendo aún ese sabor suyo que no sé si iré deslocalizando a medida que avance con su obra. Quizás la dificultad de mantener unos monólogos tan largos intentando que no se conviertan en conversaciones interiores, cosa que a veces no consigue o no quiere conseguir, convierten la novela en algo mas personal, mas intimista además de que un puntito más difícil, nada de lo que asustarse. Yo la coloco al mismo nivel de las anteriores, es decir, muy buena.