Resumen y sinopsis de Un yanqui en la corte del Rey Arturo de Mark Twain
Si Mark Twain es uno de los escritores que mejor ejemplifica las contradicciones de su tiempo, su ingente confianza en los proyectos tecnológicos de la última mitad del siglo XIX a la vez que su escepticismo y desilusión que el mismo progreso le causaba, Un yanqui en la corte del rey Arturo es el fiel reflejo de esa dicotomía. Empieza burlándose y satirizando el pasado medieval y acaba cuestionando la superioridad del presente moderno e industrializado.
Tras sufrir un golpe en la cabeza, de manera inexplicada e inexplicable, el yanqui de Twain es transportado hacia atrás en el tiempo y arrastra consigo todo el conocimiento tecnológico del siglo XIX y su ideología republicana y protestante.
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Entretenido, sí. Divertido, relativamente. Dramático, muchas veces.
Más que una sátira a la sociedad inglesa de la Edad Media, yo diría que es un libro dirigido a la línea de flotación de la Iglesia Católica, a su codicia e hipocresía. Diría que el autor pone en dicha institución todo el peso de la responsabilidad en la situación, empezando por la desigualdad existente, espoleada por el comportamiento de sus peones.
Si tuviera que definirlo de alguna manera, diría que es una crítica sin contemplaciones a ciertos aspectos de la sociedad, y a ciertos elementos que la componen, básicamente de poder, pero claramente resumidos en el poder clerical. Probablemente con buena parte de razón, aunque sin duda también influido por su postura religiosa protestante.
El que quiera leer el libro pensando en una película de Disney, mejor que se dedique a otra cosa, o a ver la película directamente. Este libro no creo que sea para niños...
Gran libro. Sátira de una sociedad medieval, novela divertida en la que el autor expone las ridículas normas sociales que si vien es cierto es de una época pasada pasaría lo mismo si lo aplicáramos a la actualidad.
Año 1879. Hank Malone, trabaja como supervisor un una fábrica de armas en Connecticut. Luego de recibir un golpe en la cabeza despierta en la Inglaterra medieval, pero no en cualquier lugar de la campiña inglesa sino en el mítico Calemot del Rey Arturo y sus caballeros de la mesa redonda.
Como en tierra de ciegos, el tuerto es el rey, Hank decide sacar provecho de sus conocimientos y trasladará la civilización y el modo de vida decimonónica al año 528, pero no con fines altruistas como reconoce, sino para su provecho económico.
Un Yanqui en la corte del rey Arturo, es una sátira sobre los sistemas de gobierno y el poder. Con agudeza y sentido de humor Mark Twain, critica el ejercicio de este por un solo hombre, ya sea en su papel de “tirano ilustrado” o bajo el dominio de instituciones tales como la monarquía y la iglesia. También censura el sistema de castas que solo beneficia a sus iguales y menosprecia, somete y explota al hombre común, haciendo que este pierda su dignidad como ser humano, condenándolo a la ignorancia y al servilismo.
¿Qué mejor período para situar la trama de esta historia que en la edad media? Donde con el auspicio de la iglesia, el soberano ejerce por derecho divino su poder absoluto y los señores feudales tienen potestad sobre la vida y bienes de todo aquel que habita en sus dominios. Valiéndose de situaciones absurdas, surrealistas e incluso tragicómicas el autor describe el dogmatismo, la barbarie, el oscurantismo, la desigualdad y las supersticiones propios de la época.
A través de las memorias de Hank Malone - una mezcla de relato de aventuras y reflexiones sobre la sociedad medieval- el lector es testigo de cómo este Yanqui inicia la modernización de Camelot: primero instala una oficina de patentes, para luego crear lo que él denomina “su fábrica de hombres” la cual será la encargada en la clandestinidad de llevar a cabo sus proyectos: entre los que figura la explotación de minas, levantar redes de tendido eléctrico y líneas telefónicas, crea un periódico, funda escuelas, una academia militar y una casa de moneda. Así como también instala fabricas para la elaboración de maquinas de coser, jabón, cocinas, bicicletas, armas entre otros. Para poder comercializar sus productos ideará ingeniosas campañas publicitarias para cambiar los gustos de la población en cuanto a vestimenta y hábitos de limpieza e higiene personal, pondrá de moda el beisbol, y el consumo de donouts y goma de mascar. Hablará a los hombres de impuestos igualitarios, salarios justos y de economía de libre mercado.
En sus reflexiones deja claro su desprecio por la nobleza, la monarquía y el clero: describe a los nobles y caballeros andantes como parásitos inútiles que viven de la explotación de sus siervos. Incapaces de pensar con lógica, solo les interesa emprender locas aventuras en pro de su ridículo honor…tanto a hombres como a mujeres los tilda de soeces y vulgares. Desmitificando por completo la visión romántica que se tiene de la caballería andante.
Si bien considera al rey Arturo un buen hombre, pero tremendamente estúpido y reconoce la preocupación de algunos clericós por sus feligreses. Piensa que los dos grandes males de la civilización son la monarquía y la iglesia: Instituciones que frenan el progreso y el empleo de las nuevas tecnologías, por lo que pretende proclamar la republica y establecer la libertad de culto luego de la muerte del soberano.
Hay momentos que el diario de Hank Molone, tiende más a la reflexión que a narrar sus aventuras, lo cual hace que en determinados momentos la lectura se vuelva un poco cancina e incluso chocante, pues el discurso de Hank se torna pretencioso, y en el mismo se detecta cierta tendencia a la soberbia y la crueldad.
Al final Malone, termina convirtiéndose en un personaje muy similar a los déspotas que tanto desprecia y odia, pues para imponer sus ideas reformistas recurre a la violencia, desatando el caos y la destrucción, no solo de sus enemigos sino también la de sus propios hombres…la tecnología y el progreso por la que tanto abogó, terminarán volviéndose en su contra.
Me esperaba algo más de este libro. Soporífero y con mucho relleno.
Es un libro muy divertido y que entretiene. Quizá un poco largo para su argumento pero aún así me gustó.
Siempre me ha parecido un libro curioso y al mismo tiempo extraño. Resulta divertido "a ráfagas" (en mi opinión) y debe ser leído para conocer a Mark Twain fuera de los clásicos HucK Finn y Tom Sawyer. Sin embargo, debo decir que la pretensión final de su autor, con este desarrollo argumenta,l se me escapa. Creo que intentó hacer algo parecido a los viajes de Gulliver al hacer aparecer al protagonista en una sociedad extraña a él. De todas formas la sigo encontrando una novela entretenida.
Un americano del SXIX aparece en el SVI en la corte del Rey Arturo.
Bastante entretenido en general. Te ríes en ciertas partes y un poco aburrido en otras (las de menos).
Libro bastante recomendable.
Novela divertida y sarcástica en sus comienzos, para poco a poco volverse más social, melancólica y triste. Mark Twain critica las instituciones y sociedades que oprimen a los hombres, utilizando la época caballeresca del siglo VI en la novela. Lo volubles que somos los hombres en nuestro comportamiento y lo importante que es la educación y la tradición tan fuertemente arraigada en nuestros genes. Es imposible hacer mejorar una sociedad a nivel científico, industrial, hacerla progresar en general, sin que esta vaya unida a un cambio de educación, creencias y crezca intelectualmente.
Libro entretenido a la vez que surrealista, con detalles buenos de lucidez y otros que no tienen mas sentido que llenar paginas, en resumen no me disgustó.
Hace ya un par de años que me leí este libro pero me encantó cuando lo hice. Es un poco surrealista pues resulta difícil pensar que una persona del siglo XIX sepa hacer tantas cosas pero eso refuerza aun más su lado humorístico y le da más amplitud a la historia. Hay muchas aventuras y uno no se cansa además permite conocer más del mundo del rey Arturo y por supuesto crearse otra imaginativa versión. El final es muy chulo aunque algo triste.