Resumen y sinopsis de Viaje a la Alcarria de Camilo José Cela
Con el morral a la espalda y la cantimplora sujeta a la hebilla del cinturón, el viajero recorre las carreteras y los pueblos de la Alcarria. Es el suyo un caminar lento, con mañanas de atmósfera limpia, mediodías calurosos y noches que se le echan encima, como con susto. De pueblo en pueblo el viajero va viviendo curiosos encuentros, minúsculas anécdotas y sorprendentes conversaciones que, impertérrito, transcribe con una suave prosa que aúna realismo, comicidad y ternura. Pero el viaje termina. El viajero dejó atrás la Alcarria con sus notas a cuestas y un algo de pena. A cambio, nos queda un libro que demuestra una de las más arraigadas afirmaciones de Cela: «El escritor, aun el que más sedentario pudiera parecer, es siempre un irredento vagabundo y ése es su mayor timbre de gloria y libertad».
Excelente imagen narrativa de una zona muy deprimida y abandonada de España, la Alcarria, en tiempos de desolación y miseria, como la posguerra. El autor con gran sutileza y con ironía realiza una crítica del atraso que vive una zona concreta del país, como por ejemplo el juicio que realiza a la educación en la escena del colegio o la administración o desidia en el abandono de los tesoros del pueblo de Pastrana.
Si algo me ha faltado en este viaje ha sido los diálogos, que son lacónicos y sobre todos me ha faltado, ya que no ha profundizado, realmente es ausente, el viaje interior del viajero.
Libro de viajes escrito por un joven Camilo José Cela que narra la vida y costumbres de una zona deprimida en la España de la posguerra. Además de las razones sentimentales que me unen a la zona he descubierto un libro que me ha fascinado por la sencillez que está escrito y por el vocabulario tan denso del autor.
Me lo leí después de "La Colmena" y me dejó mejor sabor de boca. Es una crónica de la vida y costumbres dentro de una zona de Guadalajara, todo narrado según el viaje en coche del propio Cela (no se pierdan la relación curiosa que mantiene con la conductora del vehículo). Además describe de manera sencilla el paisaje, haciendo hincapié en la gastronomía del lugar. Cuanto menos peculiar para mi gusto.
Es un libro rico en vagabundeos, en paisajes y en anécdotas.
En él, Cela da infinitas muestras de genialidad, sensibilidad y desparpajo.
Sus descripciones de las costumbres y de las formas de vida de los lugareños despiertan ternura, curiosidad y encanto.
Escrito en 1948, sirve como testimonio crítico y real de la España rural de aquella época.
Lo leí casi de niño. La he vuelto a leer de mayor y me sigue pareciendo lo mismo: tierna y bonita.
Un buen libro más que de viajes, como descripción antropológica de una zona y una época de España. Todo ello unido a una depurada narrativa. Ameno y muy fácil de leer.
Visto en la distancia, Viaja a la Alcarria, ya no es solo un libro de viajes, sino que además refleja la cultura y la sociedad de la época en que el autor emprendió el camino. Es la España de los años más duros de la posguerra los que quedan reflejados en sus páginas. Todo ello por unas tierras duras de vivir. Además, el autor tuvo el valor de echarse a patear caminos en una época en la que el maquis estaba presente y el recelo hacia los de fuera era aún mayor.
Hoy chocan, por no decir irritan, las descripciones o las referencias que hace a las personas que encuentra con algún tipo de incapacidad, pero creo que en esa época no se tenía, por desgracia, la sensibilidad actual.
En resumen, un libro de lectura amena y enriquecedora.
Por el año en que fue escrita, 1948, tiene a su favor un cierto "carácter antropológico" de una España ya perdida. Como libro "de viaje" y/o "ensayo" es una obra "plana". Los libros de viajes del Sr. Cela son para mí especialmente tediosos y aburridos. Su pretendida ironía es a menudo cargante y repetitiva. Una obra que tiene clónes en: "Del Miño al Bidasoa" (1952), "Viaje al Pirineo de Lérida" (1965) " ,"Nuevo viaje a la Alcarria" (1986)" y demás especies. En todas estas creaciones, en las que el estilo monótono e incoloro es el mismo, lo único que varia es la necesaria ubicación geográfica del viajero. Se debe leer para conocer la trayectoria del premio Nobel.
Con un discurso sencillo y a veces hasta ingenuo, el autor se transmuta en viajero y, aprovechando su experiencia real en la Alcarria, nos da cuenta de los lugares que va recorriendo: su orografía, su historia, la textura moral de sus habitantes y lo más llamativo de sus costumbres. Se trata de una curiosa incursión de Cela en el Libro de Viajes a través de una obra ya emblemática de nuestra Literatura.