Resumen y sinopsis de El primer café de la mañana de Diego Galdino
Massimo tiene poco más de treinta años y es el dueño de una pequeña cafetería en el Trastevere, en el corazón de Roma. Cada día, al salir el sol, cruza las calles todavía dormidas de la ciudad y abre su bar. Sus clientes, las nuevas recetas de café que siempre anda probando; esta es su vida y no necesita más, se dice a sí mismo. Sin embargo, el día en que una turista con aire de andar perdida, ojos verdes y pecas en las mejillas entra en su bar, la vida de Massimo se altera para siempre. Pero ¿cómo se acercará a ella? Es esquiva y distante, no hablan la misma lengua y, para colmo de males, ella solo bebe té.
En la ciudad más romántica del mundo, a veces basta un café para enamorarse. Diego Galdino nos pasea por las calles de Roma y nos ofrece una novela de aroma irresistible y sabor intenso que dejará al lector con un sabor de boca inmejorable. Como una buena taza de café.
La principal razón por la que no suelo leer novela rosa es que la mayoría de las veces te presentan situaciones irreales y estúpidas intentado colárnoslas como si pudieran ocurrir de verdad. El primer café de la mañana, no es una excepción. Su autor sigue la senda infumable que abrieron autores como Nicholas Sparks (responsable de un daño irreparable al género) y nos presenta una historia infumable, aburrida y sin ningún atractivo, más allá de que esté ubicada en la preciosa ciudad de Roma.
El autor de esta insoportable novelilla, Diego Galdino, era una absoluta desconocido para mí. Y hasta hace poco, para prácticamente el mundo entero, ya que esta es su primera novela. Y como escritor novato comete ciertos errores molestos que hacen que la trama de la novela resulta insultantemente facilona, restándole cualquier interés a la misma. Su estilo de escritura se basa en la simpleza directa. Cuenta con una prosa dinámica pero un tanto tediosa, un lenguaje que destaca por su sencillez y… nada más, así como unas descripciones que catalogar como decepcionantes es ser muy generoso. Y eso, teniendo en cuenta que la novela se desarrolla en una ciudad como Roma, es un crimen imperdonable.
La historia que narra El primer café de la mañana es pesada, previsible y bastante inverosímil. Parece sacada de un melodrama barato y mal hecho, con un desarrollo bastante breve (gracias a Dios) y muy mediocre. En esencia Galdino nos cuenta la historia de Massimo, dueño de un pequeño café en el centro de Roma, que conoce de forma inesperada a Genevieve, una joven y guapa francesa que está de paso en Italia para hacerse cargo de la herencia de una pariente desconocida. A partir de aquí todo se vuelve torpe y predecible. Y es que, aunque ambos empiezan con mal pie, acaban acercándose el uno al otro y enamorándose. El problema es que hay demasiados conflictos de por medio y una historia del pasado que puede cambiar su presente. Junto a esta estúpida trama, van apareciendo otras como la vidilla en el pequeño café de Massimo, el apasionante mundo del café (quizás lo único por lo que merece la pena leer el libro) y los misterios de la familia que hacen un poco más soportable la insulsa historia principal. El final, igual de absurdo que el resto de la novela, solo proporciona alivio por no tener que aguantar más este bodrio. Por lo demás, el desenlace hace que los niveles de azúcar en sangre se eleven a niveles peligrosamente altos. Los “happy endings” con extra de miel son lo que tienen.
En suma, El primer café de la mañana, es una obra sosa, prescindible y desesperante que no aporta nada nuevo y ni siquiera resulta entretenida. Huid de ella como de la peste, porque al igual que un mal café, esta novela resulta amarga y sienta mal al estado anímico en general.
Massimo pasa los dias en su café, con los clientes "de siempre". Acaba de enterrar a María y su vida transcurre tranquila.
Hasta que aparece una joven francesa, que hará que su vida cambie por completo. Esta chica, será el legado que le deje María.
Entretenida, pero sin grandes pretensiones. Recuerda a Barreau.