Resumen y sinopsis de El increíble viaje del faquir que se quedó atrapado en un armario de Ikea de Romain Puértolas
Dhjamal Mekhan Dooyeghas (pronúnciese «Llámame cuando llegues»), faquir indio bastante ladino que vive de sus triquiñuelas y trucos de baja estofa, viaja a París para comprarse una cama de clavos en Ikea, modelo Misklavospikån, un lujo compuesto por 15.000 clavos desmontables. Para ello tan solo lleva un billete de 100 euros falso.
Maravillado por la gran variedad que ofrece la enorme tienda de enseres para el hogar, decide esconderse y quedarse toda la noche para disfrutarla y recorrerla a su antojo. Pero al verse sorprendido por unos empelados, se oculta dentro de un armario. Dhjamal Mekhan Dooyeghas (pronúnciese «Ya me quedan dos leguas») inicia así una aventura que jamás hubiera soñado, a través de la que aprenderá que es más satisfactorio ayudar a los demás que engañarlos.
El buenismo hecho novela, El increíble viaje del faquir que se quedó atrapado en un armario de Ikea, solo resulta curioso por la larga extensión de su título. El resto de la historia, pese a tratar un tema social actual e impactante, se diluye hasta convertirse en algo parecido a las insulsas comedias ligeras con las que nos “castigan” en las sobremesas los fines de semana.
Romain Puértolas es un escritor que, como su libro, intenta abarcar más de lo que puede y, lógicamente, se queda corto. Su estilo es excesivamente simple, lo cual es positivo ya que así resulta fácil de leer. Cuenta con una prosa sencilla y bastante básica, un lenguaje pragmático sin adornos literarios de ningún tipo, unas descripciones elementales, brillando por su ausencia en la mayoría de los paisajes que presentan y unos personajes horribles y nefastos. Éstos son lo peor de toda la novela. Te resultan poco verosímiles, planos y superficiales. Protagonista incluido que es, con diferencia, el que peor me cayó de todos ellos.
La historia que narra el increíble viaje del faquir que se quedó atrapado en un armario de Ikea, queda resumida casi a la perfección con el extenso rótulo. Y es que, salvo la parte del armario (un hecho puramente anecdótico), aquí seguimos el viaje de Dhjamal Mekhan Dooyeghas, faquir de profesión, que llega a Francia para comprar una cama de clavos en una tienda de Ikea. Como nuestro personaje principal en cuestión es un pedazo de estafador en toda regla (además de pobre), decide ahorrarse el dinero de un hotel, quedándose a dormir en la tienda. El problema surge cuando, para escapar de los empleados decide meterse en un armario, que es embalado y enviado a Gran Bretaña. Empieza entonces, un increíble viaje que le lleva por diversos países de Europa y África, en los que conoce a personajes peculiares que le ayudan en su camino, mientras va sufriendo toda una transformación interna para convertirse en mejor persona. Y tras esta historia tan bonita, sale como telón de fondo el drama de la inmigración ilegal (visto solamente desde el punto de vista hermoso, por supuesto), la maldad de la policía de frontera y la indiferencia de las sociedades occidentales frente aquellos que se juegan la vida para pasar a los “bonitos países” tal y como llaman a los países de occidente. Los temas que trata y su desarrollo no podían ser más tópicos. Y eso siempre visto solo desde un punto de vista: el bueno. La historia tiene muchos giros argumentales, lo que la hace atractiva. O lo haría si no se fuera convirtiendo en una absurdez profunda sin sentido y con el inevitable “happy ending” poco creíble.
En suma, El increíble viaje del faquir que se quedó atrapado en un armario de Ikea, es un libro curioso y entretenido, si dejas a un lado el tipo de historia que pretende meternos el autor con calzador. Tiene algunos momentos graciosos, pero tampoco es tan divertida como intentan venderte. Si no tienes nada más que leer, es una novela agradable. Pero tampoco la recomendaría especialmente, salvo que os gusten las historias tan empalagosas y preciosas que hagan que vuestro nivel de azúcar se salga de escala.
Un despropósito. No he leído nada comparable desde mi primera y única comunión. Puede salvarse el estilo, rítmico y sin oropeles, pero el resto, incluido el humor, es pésimo.
Sin muchas pretensiones, con el tema de la inmigración de fondo, con el objetivo de hacer pasar un buen rato, y con dosis de humor, cumple el objetivo.
Novela muy divertida, para mantener la sonrisa del principio al final y pasar un rato muy agradable, con unas aventuras tan disparatadas como el título que esconden un profundo mensaje sobre la inmigración. Ni más... ¡ni menos!