Resumen y sinopsis de Tardes de chocolate en el Ritz de Reyes Calderón
La noche en que se conocieron en la recepción de una embajada, nada hacía presagiar que Marta y Reyes acabarían siendo amigas. Marta era excéntrica, adicta al lujo y hablaba de sexo sin tapujos. Reyes, por el contrario, no concebía la vida sin trabajo y prudencia, y consideraba que el amor debía tomarse muy seriamente.Con gran honestidad y emoción, Reyes Calderón nos ofrece en Tardes de chocolate en el Ritz un relato tan luminoso como el amor y la amistad y tan necesario como las cosas que nunca pasan de moda.
Totalmente opuesto a lo que me tenia acostumbrado esta escritora con la saga de Lola MacHor. Poca sustancia al relato, queriéndonos hacer ver que lo cuenta en primera persona. No le veo mucho sentido la verdad.
Flojo. De cómo un encargo editorial puede ejecutarse correctamente en buenas manos. Pero no hay más. Planteamiento soso y diálogos poco creíbles.
Leo "Tardes de chocolate en el Ritz" que la escritora Reyes Calderón hace protagonizar a su alter ego quien, en el aeropuerto y con una tableta de chocolate sobre las piernas, nos explica cómo decide elaborar este libro a raíz de las reuniones que tiene con su amiga Marta en la cafetería del Ritz los primeros jueves de cada mes. La autora, como dice ella misma en la novela, puede leer mucha metafísica, cosmología, filosofía política, humanismo, economía y autoayuda -llega a introducir pequeñas nociones- pero no veo profundidad en sus reflexiones acerca del imperio de la estética, de los arcanos, de la risa como forma barata de huir de la realidad, del matrimonio, de la primera vez, de los ricos empobrecidos, del perdón, la amistad, los/as hijos/as, el trabajo doméstico, el feminismo, la interpretación de los sueños, las relaciones de poder, la familia, la fe y la muerte. Lo único que, verdaderamente, me ha gustado, son los relatos breves que encabezan (a modo de introducción y reflexión) cada capítulo y que tienen un tono jocoso y divertido, en esta obra que, con muchas referencias a libros y a películas, se lee de manera agradable, pero no compulsivamente.