Resumen y sinopsis de La vida elíptica de Marian Izaguirre
Personajes atrapados por sus recuerdos y el amor de la autora por los libros en la primera novela que publicó Marian Izaguirre.La periodista Marta Salvador, obsesionada por el autor que firma los libros con su mismo apellido y al que creer conocer bien, ha decidido investigar la muerte de Dalmau, convencida de que el aparente suicidio tiene que ver con la exitosa novela.
Y así, intrigados por las circunstancias de la muerte de Dalmau nosotros, los lectores, lo que acabamos persiguiendo es la vida íntima de los personajes tratando de desvelar quiénes son realmente. Hasta la última página.
Ha participado en esta ficha: soledadmp
Literatura de parvulario, hecha a base frases manidas, metáforas imposibles, exceso de adjetivos e imágenes absurdas. Una historia intrascendente que empieza con un suicidio que anuncia un misterio, pero que se olvida hasta el final en que se resuelve con argumentos ocultos hasta ese momento.
Empecé a leerlo, pero al llegar casi a la mitad lo dejé porque no entendía dónde quería ir a parar la autora.
Malo, aburrido, sin pies ni cabeza. Menos mal que es la primera porque yo he leído la siguiente y me gustó mucho.
Leo "La vida elíptica", la novela con la que Marian Izaguirre ganó el Premio Sésamo en 1991 y que, este año, publica Random House. Esta obra, llena de descripciones farragosas (por ejemplo, para relatar que la protagonista se ha emocionado, la autora dice "los ojos se le tornaron súbitamente líquidos"), metáforas densas, exceso de adjetivos (tras cada un de ellos, la escritora coloca un sinónimo, de modo que el texto se vuelve innecesariamente pesado) y un maremágnum de expresiones, constituye un "reducto demasiado amueblado", una "mezcla estruendosa de objetos apiñados con unidad", un libro contundente, en el que, la bilbaína repite por cuatro veces el que -parece ser- su leitmotiv, "la vida es como una niña alocada que tiene los ojos vendados y que trata de alcanzar el vuelo disperso de una mariposa". La novelista no consigue hacer creíble ninguna de las dos historias de desamor, el que el libro "El corredor invisible" sea escrito por otra persona que no sea Marian Izaguirre (su lenguaje también está preñado de convulsiones emocionales y no es nada distendido), ni la historia de amor entre el sacerdote y la joven, ni que la trama resulte "un gran misterio" (como dice la autora). A pesar de que el pesado lenguaje se aligera hacia la mitad (para, eso sí, volver a recargarse al final), el libro me ha parecido mediocre, pero -como dice la escritora- "ahora se vende todo".