Resumen y sinopsis de La muerte del pequeño Shug de Daniel Woodrell
Shug Atkins tiene trece años y vive en una casa junto a un cementerio. Su padre, que quizá no lo sea, lo mira con «esa mirada suya que me amenazaba con una muerte rápida que se hace eterna»; y, aunque es obvio que lo detesta, se sirve de él para entrar en casas de médicos y enfermos y robar barbitúricos. Glenda, la madre, es una belleza que ha conocido mejores días. Un día irrumpe en la vida de estos tres seres un hombre amable, cortés, con un coche elegante. Despierta sueños dormidos, aviva pasiones prohibidas. La muerte del pequeño Shug es un implacable relato sobre la pérdida de la inocencia y la perversión del concepto de familia, en el que Daniel Woodrell demuestra una vez más, como en Los huesos del invierno, su dominio narrativo y su sensibilidad para ahondar en los límites de la novela negra.
Un relato corto que se mueve dentro de la órbita del "realismo sucio" norteamericano, pero que lo encuentro bastante descafeinado. No faltan los tipos duros, machistas y delincuentes, la chica sexy sin carácter ni orgullo, y el chico que despierta a una realidad marcada por la violencia, las drogas, el alcohol y el sexo. Buen estudio de personajes y descripciones, pero la sinopsis prometía más sordidez.
Es narrativa. Relato descarnado ambientado en el estado de Missouri, que desgrana una familia asocial, en la cual el padre produce en su familia malos tratos, físicos y psíquicos y utiliza a su hijo para que entre a robar medicinas de gente que se está muriendo. Grandes personajes y buenos diálogos.
Personajes descarnados, sufrientes y pobres y aún así, una novela hermosa y triste a la vez. La muerte de la infancia y la inocencia, dura y sin futuro. No hay infancia, no hay futuro, sólo la vida que va pasando y se muestra fría y difícl. Me ha gustado mucho.
Es una novela dura, inquietante y conmovedora. Literatura social y visceral en estado puro. Una pequeña obra maestra a caballo entre la novela negra y el realismo sucio. No recomendable para los que no quieren sufrir leyendo.