Resumen y sinopsis de La trabajadora de Elvira Navarro
Elvira Méndez trabaja como correctora para un gran grupo editorial. Sus escasos ingresos la obligaron a mudarse a un piso al sur de Madrid, y para poder pagar el alquiler aceptó como inquilina, por recomendación de su amigo Germán, a su antigua colega Susana, una estrambótica e inmensa rubia con algunos problemas mentales que acaba de regresar de una temporada en Utrech. Susana es una artista que hace collages con trozos de mapas, pero que trabaja como teleoperadora. Elvira siempre está intentando sonsacar información sobre sus labores a Susana, aunque sea sólo para conseguir un trabajo similar con el que lograr llegar a fin de mes, pero nunca lo consigue. Años después, Elvira intenta poner punto y final a una novela que cuenta todo lo que vivió en el pasado. Sentada frente a su psiquiatra, le expone que necesita que la terapia le sirva de coda a su obra; y que su superación del miedo y su paranoia serán narradas como un capítulo final a partir de sus conversaciones. Pero la cuestión es, ¿y si no consigue superarlos? Entonces el libro, y la vida, tendrán que quedarse como están.
"La trabajadora" es la tercera novela de Elvira Navarro, es una novela urbana donde la ciudad de Madrid juega un rol importante y donde el estilo no es tanto literario que testimonial y sociopático de una España en crisis moral. El libro no está particularmente bien escrito y abunda en frases redundantes.
¿Qué tópicos denuncia esta novela testimonial? El estado mental de personas sumidas a un estrés laboral fuerte, el uso y abuso de fármacos psicotrópicos, la precariedad laboral y económica, los efectos de esto sobre la auto-estima, la soledad en la gran urbe, el distanciamiento con las familias, el efecto deletéreo de las redes sociales que se inmiscuyen en las vidas de la gente, etc.
En la novela Elvira Navarro nos cuenta el encuentro de dos mujeres bien diferentes, con ocupaciones diferentes, de edades diferentes, pero con un nexo común : esta famosa precariedad laboral, el trastorno mental, los fármacos y la creatividad como válvula de escape.
Una lectura de estos tiempos modernos decadentes con una escritura comprometida. El lector se cuestiona por momentos cual de las dos mujeres es más loca: ¿la que se asume completamente o la que se siente « normal » hasta que le da el ataque de ansiedad ?
Leo "La trabajadora" el tercer libro que escribe la licenciada en filosofía Elvira Navarro. SIn saber de qué va el argumento mis ganas de leerlo caen en picado cuando veo que la autora coloca en primer lugar el relato inconexo (a pesar de que la homónima protagonista dice que se obsesionó por dejar clara la manera en que estaba construida la relación de las andanzas de su compañera de piso) que una ansiosa y desequilibrada Susana dicta a Elvira y, cuando en la página 5 leo la frase "mi deseo se cifraba en que alguien me lamiera el coño con la regla en un día de luna llena". Uff. Sin embargo, merced al respeto que me merece quien se molesta en escribir un libro, continúo con una narración en la que abundan las frases pedantes ("Y esa fue la única referencia a sus confesiones, que ahora parecían diluirse, como nubes que ráfagas de viento súbitas quebraron hasta quedar convertidas en flecos, o en borreguillos surcando velozmente un azul que no acabara de espejear", "mi rubicundez oronda y mi hablar deshilachado", " no me he educado en la contemplación de almendros y araucarias", "silencio emanado extrañamente de los arriates con los lepidópteros desplazándose con sigilo para no enturbiar los sueños de las hormigas reina"), las metáforas sin sentido ("como tragarse un ciempiés aliñado en la ensalada", "aparato henchido de parpadeante luz roja" para referirse al contestador lleno), los datos accesorios en la narración (las disquisiciones de su Jefa acerca de su familia o de un vuelo suspendido) y los dobles adjetivos (ya que nadie habla así). A pesar de que en la segunda parte la narración se libera de éstos, continúan los sinsentidos y persiste el error de la autora en emplear mal los recursos de que dispone para justificar las repeticiones, los saltos atrás, la narración errática y las pedanterías. ¿Y qué decir de la tercera parte, cuando Elvira es entrevistada por un/a -deduzco- terapeuta y ella pide grabar la entrevista para usarla como coda de su novela y fijar así la curación en papel?. Incoherente y malo, de 2.