Resumen y sinopsis de Nada de Carmen Laforet
Andrea llega a Barcelona para estudiar Letras. Sus ilusiones chocan, inmediatamente, con el ambiente de tensión y emociones violentas que reina en casa de su abuela. Andrea relata el contraste entre este sórdido microcosmos familiar —poblado de seres heridos y ásperos— y la frágil cordialidad de sus relaciones universitarias, centradas en la bella y luminosa Ena. Finalmente los dos mundos se encuentran y chocan con violencia.
Comparada por la crítica con Cumbres borrascosas, Nada, ganadora de la primera edición del Premio Nadal (1944), destaca tanto por su prosa fresca y directa como por la extraordinaria sensibilidad en la recreación de una voz femenina. Cuando el libro acaba, el lector tiene la seguridad de poder encontrar, al volver la esquina, a una muchacha pálida y triste, con toda la fuerza de su juventud condensada en el mirar. Es Andrea, absorta, queriendo algo, sin saber qué. Como el resto de los protagonistas, ha nacido a la vida real por un prodigio de la creación artística.
Ha participado en esta ficha: bclaudia
Un gran libro. Sin duda, una de las mejores transcripciones de la vida de la posguerra.
Obra importantísima de la literatura del siglo XX. Nada pasa como en la España de 1939 a 1975 donde la nada colmó la sociedad y a los españoles. La nada del Franquismo.
Hace tiempo que leí este libro, y lo que recuerdo es que terminé de leerlo y pensé, ya sé porque se titula "Nada", porque es lo que pasa en el libro.
Magnifico debut. Una prosa limpia y clara, con los pequeños titubeos de una escritora novel. Aun así, una verdadera maravilla que nos muestra la dureza de una posguerra, que no se nombra, y una violencia de género que en aquel entonces se contemplaba como lo más natural del mundo. Imprescindible.
Incomparable y fascinante, Nada es un perturbador retrato de la agonía y miseria que poblaron la posguerra española. Con mucha sutileza y grandes dosis de observación, vamos descubriendo los entresijos de una época oscura que marcó la vida de miles de personas y la historia de un país. Por eso, la lectura de esta obra estremece y atrapa a partes iguales, provocando una sensación de extrañeza y añoranza que no siempre le cuadran al lector. En especial, si no has vivido los años que describe.
Carmen Laforet, autora de esta maravillosa obra, publicó Nada en 1945 consiguiendo el primer Premio Nadal y revolucionando el panorama literario español de los 40. Algo de sobra merecido ya que Laforet es una excelente escritora poseedora de un estilo de escritura complejo, muy bien desarrollado y con una armonía que recuerda a las grandes clásicos. Para conseguirlo se apoya es una prosa rítmica y ágil, un lenguaje de gran belleza lírica y muy bien escogido, y unas descripciones impresionantemente bellas, llenas de matices y ricas en detalles que aportan colorido y luminosidad incluso en las escenas más lúgubres.
Los personajes son harina de otro costal. Todos ellos destacan por su realismo y su profundidad psicológica. Tienen varias capas y nuestra percepción de los mismos va cambiando a medida que conocemos su historia y entrevemos sus aristas, problemas y defectos que solo consiguen hacerlos más humanos a nuestros ojos.
Pese al título, Nada es una historia plena, con numerosas tramas que tratan las pasiones, anhelos, dolores y sinsabores humanos. Temas universales que vemos a través de los múltiples personajes que van apareciendo a lo largo de la novela. Pero centrándonos en lo más importantes, podemos decir que la obra empieza cuando Andrea, una joven de dieciocho años, llega a Barcelona a estudiar en la universidad. Como la chica tiene parientes en la ciudad, decide irse a vivir con ellos. Pero lo que Andrea se encuentra en la calle Aribau es una familia desgastada por los conflictos, paupérrima y poco inclinada a aceptar a una extraña, aunque esta sea de la familia. A lo largo de las estaciones, la vida de Andrea se va dividiendo entre las clases y sus luminosas amistades de la facultad y el asfixiante y cada vez más desesperado ambiente de la casa de sus parientes. Cuando estas dos partes confluyen y entran en conflicto, Andrea tratará de mantenerse lo más serena posible para dilucidar que es lo que la conviene, antes de la tragedia sacuda los cimientos del edificio venido a menos en el que vive. Y hasta aquí puedo decir sin desvelar nada de gran importancia. Toda la historia está salpicada de descripciones de una Barcelona hermosa y cambiante, y de personajes de todo tipo de pelaje que se acaban cruzando con una inexperta y, cada vez más desesperada Andrea, cuyo único propósito será el de escapar de ese aire tóxico que parece envolver a la calle Aribau. El final, acorde con la novela, resulta un tanto abrupto y, como la vida misma, abierto. No es un desenlace en sí mismo. Parece más bien un punto y aparte que aparece, cada cierto tiempo, en la vida de cualquier ser humano.
En definitiva, Nada es una obra portentosa que no puedes dejar de leer. Y pese a su distancia en el tiempo, es muy difícil leerla y no reconocer algún elemento, o identificar algun personaje entre tus propios conocidos. Y es que la historia de Andrea aborda hechos, emociones e ideas que se nos han pasado por la cabeza más de una vez a todos. Eso es lo portentoso. Que cada uno de nosotros nos vemos reflejados en algún punto de la historia.
Imprescindible. No se pueden explicar más cosas con una trama así de sencilla. Laforet lo hace forma magistral, explicando cómo una muchacha entra en la edad adulta en tiempos y circunstancias difíciles, rodeada de diferentes personas que la estimulan, apoyan, distraen o incluso boicotean. La atmósfera de la casa es asfixiante y la "limpieza" y firmeza de la protagonista, enternecedoras. Novelón.
Literatura femenina auténtica, descarnada, sincera y en las antípodas del feminismo ñoño, sintético e infantil de los tiempos actuales. Un libro sublime.
Más allá del fenómeno literario, capaz de poner patas arriba el panorama literario de su tiempo, es según Delibes “el primer chispazo de renovación formal” de la narrativa española. Novela “formativa” que cuenta la iniciación a la vida de Andrea, una adolescente en el fondo como cualquier otra, pero cuya visión del mundo se nos ofrece a través de una aguda sensibilidad. Nos relata sus primeros desengaños, el choque con la durísima realidad de posguerra que le ha tocado en suerte, a través de unas impresiones subjetivas y de un marcado intimismo, no faltando apuntes en torno a la condición femenina de la época, los roles (la beata, la perdida…) o simplemente la importancia de las mujeres en la trama. Uno de los mayores aciertos del libro es la simbiosis que es capaz de crear entre autora (difícil no ver en la protagonista un alter-ego), personaje y lector. Los dos mundos, el de Aribau, con toda su violencia, crispación, odios fermentados, con sus seres fatalmente heridos por una guerra que les ha dejado tocados, frente al luminoso mundo exterior de la universidad, las amistades, la bohemia de niños bien, contrastan pero acaban encontrándose; el interior de la destartalada casa, pese a todo, bulle y respira, es dolorosamente real, son los acomodados, los vencedores, quienes viven encerrados en su propio autoengaño e hipocresía, los que se reservan ciertos secretos y anhelos… y justo en medio, nuestra Andrea, una superviviente cuyas felices expectativas se truncarán de manera brutal.
Novela de un tiempo y de un lugar, que recoge de manera poco menos que documental el sentir tan negativo de una sociedad que se repone poco a poco de la desgracia, el ambiente mísero, el hambre, sobre todo el hambre y sus efectos. Es también la novela de Barcelona, un recorrido nostálgico por su geografía tan diversa, sus calles y barrios… el contexto es lo que ayuda a entender el tremendo, excesivo pesimismo que desprende la historia, cuyo desenlace sin embargo tiene un matiz esperanzador, de apertura de un nuevo horizonte. No es desacertado el calificativo “existencial”, pues la visión que se ofrece del ser humano es terrible. La de un animal absurdo (como el perro, el loro), infeliz entre extremos de amor y de odio, cuya existencia es un sinsentido gris y atroz, un cotidiano atormentarse de unos contra otros, sin salida… Román es ese villano romántico y trágico, carismático en su poder de manipulación aunque vacío por dentro, que quizá lo entiende todo mejor que nadie… mientras tanto, Andrea irá siendo una más dentro de semejante casa de locos, donde hasta la bondadosa abuelita desprende más patetismo que ternura. Puede hablarse incluso de novela gótica, con un afán descriptivo deformador, próximo a lo oscuro y decadente, a la complacencia a veces mórbida en los estados de depresión, en la soledad (factor muy característico del ser adolescente, por otra parte). Un relato que es, por lo tanto, muchos relatos; el de una vida como muchas otras.
Increíble obra, con una sensibilidad desbordante.
Magistral debut de Carmen Laforet. Nos pone de relieve la miseria de la postguerra y la abismal diferencia que existía entre las distintas clases sociales de la Barcelona de los años cuarenta, en concreto la de la burguesía y la de la familia empobrecida de Andrea. Por otra parte se hace opresiva la convivencia con la familia de la protagonista, a la que a la miseria en la que viven hay que sumar la locura y violencia de sus dos tíos. Lectura muy recomendable en la que se vislumbra ya el carácter nostálgico y de cierta tristeza de la autora.