Resumen y sinopsis de Todos los crímenes se cometen por amor de Luisgé Martín
La búsqueda de la identidad, a través y a pesar de sus mutaciones; las filigranas del destino; los amores tortuosos, a menudo teñidos por una oscura sexualidad. Al fondo, también, una mirada humorística y a ratos esperanzada sobre la condición humana. Éstos son algunos de los temas recurrentes en la narrativa de Luisgé Martín; el lector va a encontrarlos aquí en su forma más depurada y precisa, despojada de flecos ornamentales: la del relato.
Huir de la deprimente normalidad, tras un ambiente exótico y de película como es la isla de Capri, enredarse en amores tórridos y morbosos, descubrir conspiraciones en torno a asesinatos célebres que tienen esa pasión amorosa como detonante invariable; sólo así adquieren un sentido más profundo ciertos azares fatales que, vistos a la luz de tales revelaciones, nos convierten en el malo de la película.
Unos azares que mueven a los protagonistas de estos cuentos despiadados, igual que son movidos por el deseo, la transgresión, la búsqueda de su propio ser o la realización de una quimera imposible y dorada (“El regreso a Roma”), cuyo brillo les lleva cruelmente a la perdición en el momento más inesperado, cuando parece que han dado con la clave. Los más insignificantes hechos y decisiones en la vida de uno (“Los dientes del azar”) pueden ser los que condicionan nuestro destino cual efecto mariposa, pero puede haber una forma de rebelarse contra esas cartas marcadas, de ajustar cuentas con la nostalgia, los viejos amigos y a la vez enemigos... lo que somos y lo que fuimos, los efectos de un trauma, como puede ser el de un atentado terrorista. Son estos relatos fantasiosos, pero no por ello dejan de afrontar contextos tan crudos como el de las torturas en la dictadura de Pinochet (“Las playas de hielo”) donde víctimas y verdugos, como el frío y el calor, como el mar y la nieve, la pureza de un idealismo ingenuo y la degeneración sadomasoquista del poder... se someten a sus propias paradojas.
El autor recurre a materiales ajenos, les da la vuelta y los pervierte con mucha ironía. Así, el tema del doble aparece en “El otro”, así como el epistolar; el éxito literario y su reverso negativo, la confusión de identidades y el papel de la ficción para enmendar y atar los cabos sueltos… En “Limardo de Toscana” se homenajea al Pierre Menard borgiano, mientras que el metafórico “Del ingenio de los caudillos y su guardarropía” y el gamberro “El libertino invisible” son reelaboraciones de la historia de Salomón y las dos mujeres, la del traje nuevo del emperador y la célebre novela de H. G. Wells, respectivamente. La erudición libresca y la locura quijotesca se cruzan con el asesinato, la venganza, los traumas psicológicos sublimados a través de la ficción en la figura de un excéntrico iluminado y demente. Un legado familiar ilustre pero lleno de mentiras lleva a un descubrimiento desgraciado del mundo real, un rebelarse contra la autoridad paterna pero también una violencia que se transmite oculta cuando tiene lugar un cambio de régimen político, del régimen tradicional a uno supuestamente más humano. Los extraños fenómenos que afectan a las mujeres de un pueblecillo inglés de aire decimonónico tienen como causa la frustración sexual y el afán de un sabio (a la par que salido) por desvelar ciertos misterios de la ciencia que en realidad son muy “carnales”… y que le arrastrarán a una condición animal, a un atroz final donde se unen la muerte y el deseo sexual.
Bajo una mirada más realista, aunque nunca del todo tratándose de este autor sin miedo al exceso o a la extravagancia, volvemos a encontrar en “Que calle para siempre” esa represión, en este caso, de la homosexualidad en la España de hace décadas, mediada por la culpa religiosa y que da como resultado unas vidas falsas y clandestinas, pero el tiempo pasa para todos y quedan por lo tanto la nostalgia, los sueños perdidos, los secretos y crímenes causados por los celos… pero los tiempos cambian y cabe lugar, aunque sea por una vez, para el optimismo. La historia igualmente oculta de los grandes hombres hechos a sí mismos (“Los años más felices”) también está plagada de rincones oscuros en cuanto al origen de su riqueza, relacionada con la satisfacción de los bajos instintos; de nuevo, un amor frustrado ante los manejos del poder, unos sueños nunca cumplidos… el chivo expiatorio lo serán quienes acaban siendo los más vulnerables y no quienes tienen la sartén por el mango, los cuales descubrirán tiempo después la culpa y la vergüenza.