Resumen y sinopsis de Los dominios del ónix negro. La elevación de Adriana González Márquez
-No me cabe la menor duda de que si te pruebo, en tus labios encontraré el sabor más perfecto, más sublime del infinito; sé que tu boca contra la mía creará una combustión instantánea en cada centímetro de mi cuerpo, y que cuando nuestras lenguas se encuentren me llevarás al límite de la cordura-¿Por qué? -pregunté, deseando que mi voz no hubiera sonado tan malditamente desilusionada. De sus labios asomó una pequeñísima sonrisa, sin separarse ni un centímetro de mí.
-Porque a pesar de que me vuelves loco con la simple presencia de tu espíritu, cuando te bese te quiero toda para mí. En mente, alma y cuerpo.
Vanessa tiene 17 años, está en el último semestre de la preparatoria y tiene una vida muy aburrida (según ella). Lo único que hace que sus días sean tolerables son sus sueños, los cuales la llevan a lugares muy apacibles. Lo malo es que últimamente éstos no han sido cordiales. Si bien en ellos se ha topado con Erick, un apuesto joven que se siente irremediablemente atraído por Vanessa, también ha estado en un par de ocasiones en peligro de muerte. A pesar de esos riesgos, la chica se ha obsesionado de tal modo con Erick, que ya no pone atención a nada de lo que ocurre en su vida cotidiana, aunque esto le cueste la posibilidad de hacerse novia del alumno más guapo (y real) de toda la escuela. Tras varias semanas de incertidumbre, el mundo de Vanessa se desmorona cuando descubre que nunca ha soñado, sólo se ha transportado a una realidad alterna, la cual se encuentra amenazada por un ser malévolo que se está apoderando de las almas de sus habitantes. Pero el panorama no es tan desolador como aparenta. Antiguas profecías señalan a Vanessa como la elegida para salvar (o llevar a su destrucción) a los habitantes de esa realidad, entre ellos el apuesto Erick, quien ha jurado proteger a la joven aun a costa de su propia vida (y de paso ganarse su corazón).