Resumen y sinopsis de Del color de la leche de Nell Leyshon
Elias Canetti escribió que en escasas ocasiones las personas logran liberarse de las cadenas que las atan para, inmediatamente después, quedar sujetas a otras nuevas.
Mary, una niña de quince años que vive con su familia en una granja de la Inglaterra rural de 1830, tiene el pelo del color de la leche y nació con un defecto físico en una pierna, pero logra escapar momentáneamente de su condena familiar cuando es enviada a trabajar como criada para cuidar a la mujer del vicario, que está enferma. Entonces, tiene la oportunidad de aprender a leer y escribir, de dejar de ver «sólo un montón de rayas negras» en los libros. Sin embargo, conforme deja el mundo de las sombras, descubre que las luces pueden resultar incluso más cegadoras, por eso, a Mary sólo le queda el poder de contar su historia para tratar de encontrar sosiego en la palabra escrita.
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Novela corta, minimalista, dolorosa. Historia pequeña y desoladora, teñida de una dureza que se acerca a la crueldad. Nunca se exponen pensamientos ni sentimientos de los personajes que interactúan con la protagonista. En un lenguaje tan llano y pobre como contundente, lo mejor son las respuestas directas y sin eufemismos de la protagonista. Escrita en primera persona, Mary no explica las razones por las cuales hace o deja de hacer. El ámbito en el que se desarrolla la historia es patético y miserable, y lo que ocurre se ve venir. Historia dura, triste, nada inocente.
Un libro de los que dejan huella, más que por su argumento por la forma en la que está escrito y el significado que tiene esa forma de narrar. Precioso y enternecedor, aunque muy duro y triste a la vez.
Lectura bastante desagradable, Del color de la leche, cuenta una historia dramática sin moraleja aparente. Pero, lo cierto es que nos presenta un ejemplo espléndido de lo dañinas que pueden ser las relaciones de poder, y de cómo los prejuicios sociales favorecen los abusos hacia los más débiles. Y, quizás, debido a la naturaleza del tema, terminar la lectura es un esfuerzo hercúleo. Y es que, a pesar de su corta duración, deja muy mal sabor de boca.
No conocía a la autora, Nell Leyshon, pese a tener varios libros escritos en el mercado editorial. Pero, dado que la estructura de este texto es algo peculiar, me resulta un poco complicado hacer un comentario sobre la calidad literaria del mismo. Para empezar el libro está escrito por alguien muy joven y que hace poco que ha aprendido a escribir. Eso hace que presente algunas características, tales como que no aparezca ninguna mayúscula en todo el texto o que se repitan varias veces las mismas frases. En esencia, podemos decir que la prosa que utiliza la autora en esta novela es lenta y caótica. Su lenguaje sencillo y sus descripciones deliciosas, detalladas y concisas, Algo sorprendente para alguien que, hasta hace muy poco, no sabía escribir palabra.
Y luego están los personajes. Como es una historia narrada en primera persona, solo conocemos a la protagonista, Mary. Aunque tampoco de forma muy completa. El resto del elenco que participa en la novela son, poco menos, que fantasmas. Y, aparte de ser nombrados en ocasiones, no conocemos gran cosa sobre ellos. Algo que no sé si se debe a la falta de destreza de la narradora escogida o es intencionado por parte de la propia autora.
Del color de la leche narra una historia trágica y brutal, ubicada en el siglo XIX en la campiña paupérrima inglesa. En ella, Mary nos narra los hechos acaecidos entre 1830 y 1831, en los que entró a servir en la casa del Vicario del pueblo.
Mary, de tan solo 14 años de edad, es la cuarta hija de una familia de granjeros muy pobres. Con una educación muy básica y viviendo en un entorno salvaje, crece siendo una niña atrevida que siempre dice lo que piensa y siente. Cuando su padre la manda ir a servir a la casa del Vicario, Mary no tiene más opción que obedecer. Allí atenderá a la señora de la casa muy delicada de salud. Mary, acabará adaptándose al nuevo entorno. Y más cuando el Vicario la enseñe a leer y escribir. Pero, como en todo relato terrible, el precio que Mary tendrá que pagar por contarnos ella misma de su puño y letra su historia, será enorme y doloroso. Así pues, esta desgarradora lectura que, por desgracia, cuadra con el contexto histórico y cultural en el que la protagonista vive, pretende ser un espacio en el que todas las mujeres silenciadas puedan gritar al mundo, más allá de las injusticias sociales, las jerarquías, las agresiones y el dolor. Y es que, a través de esta narración no solo conocemos a Mary. También a las miles de mujeres que fueron relegadas al olvido, exiliadas de sus familias y tachadas de locas o histéricas por el resto. Y es por eso que acabarla cuesta tanto. El desenlace es muy abrupto y, sobre todo, triste. Además de hacer daño, no te deja una sensación de haber aprendido algo. Resulta, en suma, intrascendente.
En definitiva, Del color de la leche, es una lectura que engancha a medias y ni siquiera puedes decir que sea puramente entretenida. Resulta una narración muy potente que nos permite conocer la realidad social de aquellos a los que nunca se deja hablar. Y, aunque las situaciones que relata este libro ocurren cada vez menos en él, mal llamado, primer mundo, siguen sucediendo en otros lugares del planeta. Por ello hay que seguir denunciándolo dándoles voz a las víctimas. Solo así, conseguiremos que lo cuenta este libro sea definitivamente ficción.
Por su ternura, por su inocencia, por su forma de narrar, por su contenido.
Qué maravilloso descubrimiento.
Prisa. Prisa.
Esta es la palabra que define esta pequeña obra. La forma de escribir, extrañísima y complicada en un principio, nos lleva a comprender que la narradora tiene prisa por algo e incultura. Incultura de la protagonista, pero tremendo conocimiento del lenguaje de la escritora. Aunque el tema no es del todo original (el final es predecible) la lectura nos mete esa prisa por saber qué pasa o qué va a pasar.
Tras ser recomendado por muchas personas cercanas, me decidí a leer, y menos mal.
Me parece que Del color de la leche es un texto importante, no solo por su contenido, sino también por su forma; tan adecuada como trabajada. Mientras lo leí no podía parar de pensar que un libro así es pura literatura: si fuese una película, sería imposible entender la historia tal y como se presenta. En cuanto al contenido, es una historia divertida - Mary, la protagonista, es realmente divertida - pero termina dejándote con un sabor amargo por las injusticias que con su inocente prosa nos cuenta.
En definitiva, una buena novela para entender, como diría Unamuno, la historia de los que no tienen historia.
Ni en el fondo ni en la forma me ha gustado este libro. En el fondo, me ha parecido una historia muy poco original, que trata temas muy manidos en la literatura (de hecho, se me ha antojado un refrito de muchas otras obras que había leído antes). Y en cuanto a la forma, ese lenguaje tan básico y rudimentario en el que está escrita (a pesar de ser un recurso para dotar de verosimilitud al personaje principal y hacer que el lector empatice con él y le coja afecto) personalmente se me ha hecho insufrible. En mi opinión, una novela fallida.
Una sorpresa, pensaba que iba a ser un libro para pasar el rato pero me he encontrado mucho más. Muy bien narrado, con un toque ingenuo. Una forma de narrar muy original y una historia bien llevada. La narradora muy bien perfilada y definida.
Se me presentaba el libro como algo extraordinario impactante, y la verdad es que lo único que sorprende es el estilo en que está escrito, un estilo urgente, con una prisa que luego estará justificada. Es un estilo directo sin concesiones y la autora va al grano. Por otro lado la historia en sí no es especialmente original ni mucho menos, pero se lee del tirón .
Un libro escrito con sencillez y naturalidad que rebosa verdad. Convence la historia y convence Mary, su protagonista. Mary, que contra todo pronóstico dado el estrato social y la época en la que le tocó vivir, aprende a leer y escribir, escribe su historia porque quiere contarnos algo que le pasó. Reconozco que lo que nos cuenta Mary me perturba profundamente y termino el libro literalmente con mal cuerpo. Los buenos libros son los que nos provocan algo, aunque sea malestar. Creo que más que lo que le pasó a Mary en sí, lo que logra conmoverme de tal manera es su forma de contárnoslo. La inapelable naturalidad en la que se suceden los acontecimientos es la auténtica grandeza y tragedia de este libro.