Resumen y sinopsis de Los hermanos Burgess de Elizabeth Strout
Perseguidos por el extraño accidente en que falleció su padre, Jim y Bob huyeron de su pueblo natal en Maine, dejando allí a su hermana Susan, y se instalaron en Nueva York tan pronto como se lo permitió la edad. Pero su frágil equilibrio emocional se ve desestabilizado cuando Susan les llama desesperada y necesita su ayuda. Así, los hermanos Burgess vuelven a los escenarios de su infancia, y las tensiones que moldearon y ensombrecieron las relaciones familiares, silenciadas desde hace años, vuelven a la superficie de manera imprevisible y dolorosa.
Los personajes están bien, se nota que escribe bien, pero parece libro de alguien inexperto, las tramas colocadas unas detrás de otra de manera un poco torpe, y no crea mucha tensión.
Un incidente sin mucha relevancia provoca que tres hermanos que llevan tiempo sin verse, tengan que volver a reunirse en Maine -lugar habitual dónde localiza sus novelas esta autora-, en dónde se ha instalado una comunidad de somalíes. La trama da pié a la escritora para abordar temas como la inmigración, la xenofobia, la intolerancia, el miedo, la mezquindad... y las relaciones familiares. Como en todas sus novelas, Strout nos vuelve a introducir con éxito en ese mundo tan suyo de la media y alta sociedad norteamericana. Interesante su lectura.
Después de "Olive Kitteridge", no se lee mal pero no es lo mismo. Elizabeth Strout retrata muy bien las emociones, los altibajos y no deja de sorprender.
Aunque no alcance ni con mucho la excelencia de "Olive Kitteridge", "Los hermanos Burgess", de Elizabeth Strout, es una notable novela social de familia y de frágiles desequilibrios emocionales. Un retrato fresco y reciente de la actual clase media norteamericana, que se ve trompeteada y asediada por innumerables frentes. A caballo entre la descorazonadora ciudad de Nueva York y la pequeña localidad de Maine, Strout recompone las figuras de tres hermanos heridos y maltratados en su amor propio. Todo un bálsamo con el que destapar silencios, aclarar tensiones y liberar espantos. Strout tiene el don de llegar con facilidad al lector. Es inevitable que uno no se quede atrapado entre sus prosaicas redes teñidas de amor, ternura y desencanto.