Resumen y sinopsis de El crimen del lago de Qiu Xiaolong
Por una vez, la llamada de un alto cargo que recibe el inspector jefe Chen Cao, del Departamento de Policía de Shanghai, es para darle una buena noticia: le ofrecen unas vacaciones en el complejo privado que el partido tiene en Wuxi, a orillas del lago Tai. Pero a su llegada descubre que el lago, célebre por sus aguas cristalinas, está contaminado por residuos tóxicos procedentes de las fábricas de la zona. El director de una de esas fábricas, un empresario del que Pekín esperaba «grandes cosas», aparece asesinado, y al poco detienen a un activista medioambiental al que acusan del crimen. Chen conoce poco después a Shanshan, una bella joven, ansiosa por demostrar la inocencia del sospechoso. Y se ve obligado a actuar con cautela. Rodeado de corrupción, presiones políticas y rencores largo tiempo ocultos, Chen querrá desentrañar los motivos que se esconden tras el asesinato.
"El crimen del lago". (Qiu Xiaolong, Tusquets Editores, 2013).
En la China moderna de la apertura económica,
los años cruentos de la Revolución Cultural son un recuerdo. El progreso va de la mano del bienestar social. Al menos, así debería ser. Sin embargo, este país asiático, rico en gambas exquisitas y sede de palacios imperiales que son empleados para marcar exageradamente las clases sociales, se encuentra en la encrucijada de acceder a la modernidad y persistir en el viejo hábito de la contaminación ambiental. La industria china crece al precio de convertir sus recursos naturales, como el legendario lago Tai, en vertederos tóxicos que amenazan el ecosistema, la pesca y el turismo. En este contexto ocurre el asesinato de un potentado empresarial, antes de que concrete una alianza millonaria sobre la que pende como espada de Damocles el activismo de grupos ecológicos, interesados en cambiar el curso de los acontecimientos a cualquier precio.
El inspector Chen Cao es enviado de vacaciones al Centro Recreativo para Cuadros, en la ciudad de Wuxi, donde recibe el trato que solo se dispensa a los altos directivos de China, y de pronto se ve inmerso en la intriga al conocer a una linda ambientalista en un restaurante, quien, sin saber su identidad, le proporcionará datos e informes que podrían conducir a la revelación del asesino.
Más instalada en la línea de la lírica que en los planos enrevesados de la intriga genuinamente policiaca, la novela de Qui Xiaolong (1953) es un manifiesto político. Sin pudor (aunque también sin apasionamiento) Xiaolong hace una alabanza de las reformas económicas de su país. La novela, si bien inicia con un planteamiento interesante, sufre de inconstancia narrativa para situarse en un escaparate de gustos sibaritas:
la exagerada descripción de platillos exóticos cada dos-tres páginas (como las mentadísimas gambas, los fideos en cuencos ancestrales, el tofu fermentado "con mucha salsa de pimiento rojo" y un sinnúmero de brebajes con hierbas medicinales), hace que uno, como lector, ame la simpleza de la pizza.
Este, contra lo que puede suponerse, es el menor de sus defectos. El ritmo y la insistencia retórica de la vieja sabiduría asiática son otros a los que hay que prestar atención. Casi no hay capítulo en que el inspector jefe Chen no se deleite en remembranzas forzadas de viejos proverbios citados aquí y allá, que no siempre son oportunos ni contribuyen al desarrollo de la trama. Eso, sin contar los indigestos poemas que se le van ocurriendo mientras investiga un crimen que, no está de más decirlo, ni le ha sido encomendado oficialmente ni parece tener mayor interés profesional para él, como no sea usarlo de pretexto para cortejar a la adorable e inteligente Shanshan. Una historia plana de 306 páginas que perfectamente se podría relatar en 200, o menos. Pocos personajes, mucha descripción de detalles secundarios, mucha filosofía y, para colmo, muy escasas sorpresas y cambios de giro. Eso, en cierto sentido, se podría disculpar desde un punto de vista lúdico: habrá quienes se regocijen en lecturas donde lo que puede suceder en un capítulo transcurra ¡maldita impaciencia! en cinco. Bah, sin problema. Lo que resulta imperdonable, desde un ángulo artístico, es la necedad de placearse en esquemas manidos y súper explotados: el autor no tiene empacho en recurrir a viejos paradigmas de la novela clásica para dar la clave del asunto, incluso (sería triste que no lo hiciera) admite el plagio abierto y menciona la fuente de su inspiración: Poe.
Calificación: Una lástima, considerando que el tema ambiental es un excelente marco para una historia de detectives.
Una novela como ésta representa un magnífico ejemplo de la crisis editorial. No me imagino a un lector profesional de Tusquets proponiendo la publicación de "El crimen del lago". Me atrevo a extender tal suposición a la obra completa de Qiu Xiaolong, quien construye una trama simple hasta lo ordinario con un estilo propio de un colegial. Dejando a un lado la inserción insólita por incomprensible de poema tras poema, algunos de los detalles clave de la narración producen sonrojo. Una única cuestión interesante: el reflejo de la sociedad china contemporánea.