Resumen y sinopsis de Las dos muertes de Salvador Buendía de Mariano Mecerreyes
Una galería de personajes inolvidables confluye en el taller de trajes de luces que doña Victoria regenta en Madrid: el despiadado marqués Julio Vázquez, el rudo teniente legionario Tiburcio Bartual, el pródigo Adolfo Villafaina, la sufrida y desenamorada Isabel Lucena, o los niños Ángel y Salva, para quienes la felicidad reside en la posesión de una bicicleta. Las cuentas pendientes del pasado acabarán entreverando sus vidas en un imprevisible destino que sólo pueden iluminar las vagas predicciones de Antoñito, el mancebo espiritista de Jerez de los Caballeros. A través de la convulsa España de la primera mitad del siglo XX —desde el asesinato de Eduardo Dato hasta la posguerra—, esta novela es la historia de la muerte de Salvador Buendía, pero también de la redención de Isabel Lucena: el relato de una época terrible e inmisericorde, pero también de unos seres que han decidido no renunciar a la esperanza.
Una obra sorprendente dado que es un autor novel. A una correcta ambientación histórica hay que unir dos aspectos a mi juicio muy relevantes. El primero es que el autor recrea con igual maestría ambientes rurales en Extremadura que urbanos en Madrid. El segundo, que es una novela coral en la que el autor se mueve con soltura. La trama va uniendo poco a poco a los personajes, y el final es sorprendente, no dejando cabos sueltos.
Es una novela muy recomendable para estas próximas vacaciones.
Es la novela que más me ha sorprendido, desde un punto de vista positivo, en años. En ella el autor domina perfectamente la forma coral; forma extraordinariamente difícil de domeñar, pues la mayoría de los que lo intentan son devorados por su propia obra al perder equilibrio el coro de personajes, o quedar desdibujados y perdidos en el todo.
No sucede así en "Las dos muertes de Salvador Buendía", donde la obra está perfectamente controlada desde el principio hasta el fin. La prosa es clara y aporta ideas muy interesantes sobre el mundo, la vida, el destino y sobre todo, el ser humano desde todos sus puntos de vista. Es ágil y al mismo tiempo tiene un regusto preciosista al más puro estilo de Azorín.
El autor emplea una suerte de estilo en espiral, de forma que una escena induce a la otra y así sucesivamente. Gran uso del idioma sin ser en absoluto pedante. La obra resulta ser muy equilibrada en su estructura, tanto interna como externa y el argumento engancha desde el chocante primer capítulo hasta el momento final. Esta novela engancha y es absolutamente recomendable.