Resumen y sinopsis de Profesora Haná de Reem Bassiouney
En la víspera de su cuarenta cumpleaños la profesora Haná, una brillante catedrática de la Universidad de El Cairo, se siente especialmente sola. Va a cumplir cuarenta años y todavía es virgen. Ha conseguido triunfar profesionalmente en un entorno donde los hombres ejercen el poder académico pero todavía no ha disfrutado de los placeres de la vida. Justo cuando decide que esa misma noche tiene que perder la virginidad, en su despacho aparece Jáled, su joven adjunto que es guapo, pobre y devoto creyente.
Profesora Haná es a la vez una novela de campus y de lucha por el poder y una historia de amor llena de pasión y de contrastes. Los conflictos que sacuden a sus protagonistas nos muestran las múltiples caras del Egipto actual, una sociedad moderna y al mismo tiempo muy enraizada en sus tradiciones. Reem Bassiouney ha escrito una novela cuya trama oculta es la situación de las mujeres en el mundo árabe y de su derecho a poder escribir su propio destino.
La cuarentona y solterona profesora Haná, de la universidad de El Cairo, decide perder la virginidad con Jáled, su alumno más responsable y aplicado, lo cual tendrá serias consecuencias tanto en su vida personal como en su trayectoria académica. Haná es una mujer de carácter, muy individualista, que no tolera la menor debilidad, y que por no ajustarse a lo esperable en una mujer egipcia parece condenada a la soledad. Jáled, en cambio, es el egipcio de a pie, hombre piadoso, esforzado y dedicado plenamente a los suyos, por quienes se siente secretamente oprimido. Su relación, prohibida por el entorno, les pondrá a prueba, tan diferentes, y sin embargo, atraídos mutuamente por un amor irracional (como todo amor, en el fondo). La novela adolece de una escritura simplona, un par de detalles melodramáticos que sobran, y no deja de ser una historia muy trillada de dos que se pelean pero se desean. Sin embargo, destaca la descripción que hace de las relaciones de poder en los más diversos ámbitos, las diferencias tanto de género como de clase social (en un mundo de roles muy definidos), incluso trasciende al ámbito político de una nación como es Egipto, siempre entre lo tradicional y lo moderno, entre la solidaridad popular, la picaresca y el enchufismo, por un lado, y los modelos importados de democracia, meritocracia y progreso, con las contradicciones resultantes. Muy revelador, por ejemplo, cómo se muestra el potencial del islam como elemento empoderador de la mujer, y no discriminador (como tenemos tan asumido). Haná y Jáled, como ejemplo vivo de la convulsa y plural sociedad egipcia de nuestros días, están condenados a entenderse.
La cuarentona y solterona profesora Haná, de la universidad de El Cairo, decide perder la virginidad con Jáled, su alumno más responsable y aplicado, lo cual tendrá serias consecuencias tanto en su vida personal como en su trayectoria académica. Haná es una mujer de carácter, muy individualista, que no tolera la menor debilidad, y que por no ajustarse a lo esperable en una mujer egipcia parece condenada a la soledad. Jáled, en cambio, es el egipcio de a pie, hombre piadoso, esforzado y dedicado plenamente a los suyos, por quienes se siente secretamente oprimido. Su relación, prohibida por el entorno, les pondrá a prueba, tan diferentes, y sin embargo, atraídos mutuamente por un amor irracional (como todo amor, en el fondo). La novela adolece de una escritura simplona, un par de detalles melodramáticos que sobran, y no deja de ser una historia muy trillada de dos que se pelean pero se desean. Sin embargo, destaca la descripción que hace de las relaciones de poder en los más diversos ámbitos, las diferencias tanto de género como de clase social (en un mundo de roles muy definidos), incluso trasciende al ámbito político de una nación como es Egipto, siempre entre lo tradicional y lo moderno, entre la solidaridad popular, la picaresca y el enchufismo, por un lado, y los modelos importados de democracia, meritocracia y progreso, con las contradicciones resultantes. Muy revelador, por ejemplo, cómo se muestra el potencial del islam como elemento empoderador de la mujer, y no discriminador (como tenemos tan asumido). Haná y Jáled, como ejemplo vivo de la convulsa y plural sociedad egipcia de nuestros días, están condenados a entenderse.