Resumen y sinopsis de La gran Marivián de Fernando Aramburu
En Antíbula, el país dominado por un partido colectivista, la muerte de una gran actriz como Marivián, el rostro del régimen, merece funerales de Estado y grandes ditirambos en la prensa. Un periodista, que acaba de perder su trabajo porque le han hecho responsable de un obituario anónimo menos entusiasta, se propone desvelar la verdadera biografía de una mujer tan seductora. ¿Qué se esconde tras su trayectoria de conquistas y éxito imparable? ¿Qué sucedió en su infancia y en su paso por algunas de las instituciones del régimen? ¿Y cómo explicar sus películas, sus relaciones con la nomenklatura, su doble vida? Mientras reúne testimonios, documentos y entrevistas que actúan a modo de piezas de un gran rompecabezas, el narrador no oculta que también lo mueve el deseo de aclarar la muerte de su hermano, y pronto descubre que debe ser cauteloso, porque la Policía del Pueblo lo vigila.
Ha participado en esta ficha: yiyolon
Me he comprado en la Feria del libro, "La gran Marivián", el último y tercer libro que Fernando Aramburu -el donostiarra residente desde 1985 en Alemania- ubica en un país imaginario, "Antíbula", gobernado por un régimen totalitario contrario a la tradición católica.
El escritor, con un lenguaje propio, construye todo un imaginario al servicio de esta crónica novedosa, donde una ley señala el tope máximo de bienes que se pueden poseer, donde el único animal de compañía que existe son los linces y donde el manjar más exquisito lo constituye el perro cocinado. El esfuerzo creativo del autor es impecable, dotando a su obra de un humor caustico que la recorre de principio a fin, haciendo ágil su lectura merced a la hábil colocación de cartas, crónicas periodísticas y extractos de libros -tanto de los partidarios del partido colectivista en el poder como de sus religiosos opositores- relativos a la gran actriz Marivián, la sufrida protagonista.
Yo ya me la he leído y me ha parecido poco más que un inerte ejercicio de estilo. Aramburu se repite, usa un lenguaje pretendidamente elaborado que se queda en rancio, los personajes no salen del cartón piedra y toda la historia da la sensación de un frío deja vu. No basta con el sello de Tusquets para hacer gran literatura. También hay un kitsch de esa gran literatura que se nos vende como el gran fenómeno del año, todo publicidad, sin asomo de espíritu crítico. Y así les luce el pelo.