El gigante doblado (volver a vivir)

Resumen y sinopsis de El gigante doblado (volver a vivir) de Eduardo Casanova

Lo escribí casi de una sentada, cuando me di cuenta de que estaba a punto de terminar mi proceso de curación del cáncer. Por fortuna, había llevado un registro minucioso de todo el tratamiento que empezó cuando Vicente Lecuna Torres, amigo de toda la vida y gastroenterólogo, detectó la lesión cancerosa y me remitió a Armando Martín Vegas, cirujano, para que extirpara el cáncer de mi organismo, y siguió con el proceso dirigido por Esther Arbona-Roche, oncóloga, mediante el cual se me curó. Ese registro me permitió narrar todo lo que viví en ese período de algo más de cinco años que está contado en el libro, un libro con el que aspiro a que mucha gente decida perder el miedo y enfrentar con decisión la posibilidad de que un cáncer se haya alojado en su organismo. Ese es el verdadero propósito de mi trabajo: ayudar a la prevención del cáncer. Que los lectores vivan, al leerlo, todo lo que yo viví y casi morí, y al primer aviso corran a buscar ayuda médica. Yo llegué casi tarde a la cita, y por llegar casi tarde he tenido que pagar las consecuencias. Mi calidad de vida se ha visto afectada y, aunque gracias a la profesionalidad y la dedicación de los médicos venezolanos estoy vivo, no estoy tan vivo como podría estarlo si hubiera buscado ayuda un año antes de lo que lo hice. Ese año de atraso estuvo a punto de matarme y me obligó a sufrir todo lo que he tenido que padecer. También me movió a escribirlo la necesidad de defender con todas mis fuerzas a los médicos venezolanos, tan injustamente atacados por un gobierno irresponsable y resentido. Menciono en el texto a los que me han ayudado, no sólo en el proceso de sanación de mi cáncer, sino también en otras circunstancias. Nombro a Vicente Lecuna Torres, Esther Arbona-Roche, Carlos Sucre Márquez, Raúl Vera Gimón, Ricardo Gutiérrez, Ana María Cáceres, Manuel Aranguren. Liliam Vivas, Héctor Salazar, Armando Martín Vegas, Pedro Andueza Páez, Nicolás Guglielmelli, Pablo Lecuna Aguerrevere, Ricardo Fernández, Lisette Álvarez, Eduardo Planchart, Marisa Cordido, Otto Lima Gómez, Julio Castro Méndez. Aunque a algunos los he tratado por mucho tiempo, a la mayoría los conocí por mi operación y mi tratamiento. Y a todos les rindo un merecido homenaje, porque todos me demostraron su altísimo nivel, su dedicación, su profesionalidad y, sobre todo, su calidad humana.

Ojalá que este libro cumpla sus dos objetivos: ayudar a que mucha gente se de cuenta de que al cáncer hay que picarle adelante, y a que toda Venezuela se de cuenta de que los médicos venezolanos merecen plenamente todo nuestro respeto y todo nuestro afecto.