Cuando el emperador era dios, de Julie Otsuka
Cuando el emperador era dios de Julie Otsuka fue la primera novela de la autora y con la que consiguió vender más de 250.000 ejemplares, acercándose a la historia de las familias americanas de origen japonés durante la Segunda Guerra Mundial. En su siguiente novela, Buda en el ático de la que ya os hablamos, vuelve a mirar a la historia de sus antepasados remontándose a principios del siglo XX con la llegada de las emigrantes japonesas a los Estados U…
Otras Reseña de libro
El exotismo oriental siempre vende. En especial cuando habla de historias de mujeres basadas en duros y dolorosos hechos reales. En este sentido, Buda en el ático es todo un bestseller. Una novela que tiene como principal aliciente su corta duración y el buen hacer de su autora, aunque en ocasiones peque de sensacionalismo barato para intentar llegar al lector.
Lo reconozco. No conocía a Julie Otsuka, autora de esta novela. Y aunque me parece que maneja la pluma con maestría, el tema creo que le juega una mala pasada, sobre todo en la primera mitad del libro. Otsuka es una escritora con un estilo enrevesado, aunque sumamente elegante gracias a una prosa dinámica, compleja y con un punto extravagante, un lenguaje funcional con algún momento lírico destacable, así como un exceso de utilización estructuras tipo “algunas de nosotras”, y unas descripciones tan vacuas y sencillas que no te estimulan nada.
Es muy curioso hablar de los personajes en esta novela. En esencia no hay ninguno y a la vez miles. Aquí es donde demuestra su gran talento la autora, contándonos una historia llena de sufrimientos individuales, pero narrados como si hubieran sido vividos en bloque. Y si bien es cierto que es una manera original de narrar, muy pronto hace que la novela resulte repetitiva y diluye el interés por la trama que se pueda llegar a tener.
Buda en el ático nos narra sobre un viaje, una ilusión y un fracaso. Todo a la vez, aunque con cierto orden cronológico, la novela nos descubre la historia de aquellas mujeres olvidadas (¡cómo no!) dentro de la Historia. Así que nos desvelan cómo las mujeres japonesas, años antes del estallido de la Segunda Guerra Mundial, emigraron a América para casarse con hombres (japoneses, ya que existían leyes contra el mestizaje) a los que no conocían y que habían mentido miserablemente para conseguir una “esclava” gratis. Somos testigos de sus secretos, esperanzas y decepciones. De los sinsabores y dificultades de adaptarse a otro mundo, a otra cultura. Del olor a leche materna, a amor, a racismo e intolerancia. En definitiva, de todas aquellas cosas que nos hacen humanos y nos permiten acercarnos al grito desgarrador de unas mujeres que jamás tuvieron voz propia mientras estuvieron vivas. El desenlace, como todo murmullo de reproche e incomprensión, es abierto, aunque lleva a cuestas una sentencia reprobatoria y una promesa, la de que unos pocos individuos no representan a todo un colectivo y, por tanto, siempre hay más gente que respeta y tolera que gente que odia e insulta.
En suma, Buda en el ático es otra novela más que habla sobre el horror de nacer mujer en un país sumamente machista que usa la educación como principal arma de sometimiento. Un arma que acaba asfixiando lentamente a las mujeres de esta novela hasta que lo único que les queda es deslizarse lentamente por el tiempo esperando un final a una vida que no han comenzado a vivir si quiera. Sin duda alguna, Buda no se merece ninguna habitación en la casa. A estas mujeres les falló irremediablemente.
Leo "Buda en el ático", el libro que la californiana Julie Otsuka escribió en el año 2011 para relatar la estremecedora historia de las mujeres (algunas de ellas sólo tenían 14 años) que, procedentes de Japón y deseando escapar de los arrozales, llegaron a San Francisco a principios del siglo XX para contraer matrimonios concertados con compatriotas a los que sólo habían visto por foto. Con un excelente recurso como es el hablar de forma colectiva, la autora consigue plasmar adecuadamente la inquietud de las muchachas, sus deseos y miedos, sus sueños de tiempos mejores, sus desventuras en el barco, la impresión que tienen al conocer a sus maridos, sus primeros encuentros sexuales, el trabajo esclavo -que, en el caso del campo, las lavanderías industriales clandestinas, las barras de sus bares o pensiones, comparten con ellos- el mal trato que reciben por parte de los americanos, los partos y la crianza de los hijos (diferente si eran chicos o chicas), las privaciones que padecen, la situación que sufren cuando empieza a hablarse de la guerra (la congelación de sus cuentas en los bancos o la cancelación de los contratos por las empresas de seguros) deshaciéndose de todo lo que pudiera implicar que mantenían lazos con el enemigo, la deportación a centros de acogida y la creación de nuevas ciudades compuestas por entero por población japonesa. Muchas novelas en una, en esta obra que goza de vibrantes descripciones y unas completas ambientaciones, dura, emotiva y muy esclarecedora. De 8.
El contenido posiblemente sea interesante, pero la forma de escribir me parece tremendamente aburrida y repetitiva... demasiado pesada. Lo he tenido que dejar porque no me apetecía seguir...