Resumen y sinopsis de Crónicas marcianas de Ray Bradbury
Una de las obras maestras del autor.
Esta colección de relatos recoge la crónica de la colonización de Marte por parte de una humanidad que huye de un mundo al borde de la destrucción. Los colonos llevan consigo sus deseos más íntimos y el sueño de reproducir en el Planeta Rojo una civilización de perritos calientes, cómodos sofás y limonada en el porche al atardecer.
Pero su equipaje incluye también los miedos ancestrales, que se traducen en odio a lo diferente, y las enfermedades que diezmarán a los marcianos. Ray Bradbury se consolidó como escritor con esta obra, ahora un clásico de las letras norteamericanas, con su estilo rico, inmediato y conmovedor, que le ha valido el apelativo de poeta de la ciencia ficción. Bradbury se traslada al futuro para iluminar el presente y explorar la naturaleza humana.
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Puedes ser un clásico y tener un mensaje final pero es pesado y ha envejecido mal. Cohetes y el ambiente marciano es la poca ciencia ficción presente en el libro.
Muy original para la época en que fue escrito y no deja de ser entretenido pero teniendo en cuenta su fama esperaba más. Se quedó por debajo de mis expectativas porque algunos relatos son regulares. Para mí el mejor es La tercera expedición, ese si es un lujo en cuanto a creatividad, intriga, emoción y con un final espectacular.
El libro, en su conjunto, no me ha gustado. Aunque cabe destacar que algunas historias son unos muy buenos lienzos para reflexionar acerca de la naturaleza humana y su afán de conquista de todo y de todos, y de su afán de reproducir su manera de vivir incluso en lugares tan inverosímiles como Marte.
Excelente libro que narra diferentes historias que están indirectamente conectadas, pero lo extraordinario es la lectura enganchante sobre temas actuales hablados de manera análoga en el planeta Marte.
Encontré este libro en mi casa, mi novia lo había rescatado del basurero de un pariente suyo. Es en esos momentos cuando se confirma que la basura de algunos es el tesoro de otros.
Debo decir que esta es una novela casi perfecta, cada cuento o "crónica" trata un tema distinto siempre manteniendo un hilo conductor bastante persistente. Problemas sobre la censura, el medio ambiente, la conquista de tierras, la locura, el amor, y sobre todo la soledad, son solo algunas materias que este libro plantea, y vaya que lo hace bien. Bradbury, haciendo uso de una prosa poética, aguda, para nada sobrecargada y muy irónica, me ha dejado con el corazón apretado luego de terminar cada cuento. Es sin duda uno de mis libros favoritos, y no puedo esperar a leerlo otra vez en algún tiempo más.
Siempre he pensado que Crónicas Marcianas era una metáfora sobre lo ocurrido con los nativos americanos tras la llegada del hombre blanco. Aparte de la connotación política que pudiera tener, una obra maestra de la ciencia ficción con una prosa que para sí quisieran muchos escritores.
Muy buena novela que invita a reflexionar sobre el poder de destrucción de la raza humana, a la que refleja como carente de interés y/o respeto por otras culturas. Me gustaron mucho los capítulos de Un camino a través del aire, Los pueblos silenciosos, Los largos años y Vendrán lluvias suaves.
Hace años (una nota me recuerda que compré e intenté leer el libro hace 7 años) no pasé de la primera página, donde la descripción de la substancia que granulaba el polvo y lo mandaba al desierto me retrató un cuadro cálido de una civilización imperecedera.
Volví a tomar el libro apenas hace unos días para intentar cumplir con una antigua deuda. Para colmo, el aniversario del fallecido Ray Bradbury me conminó a emprender la vieja batalla perdida. El texto es fabuloso.
La razón por la cual cerré "Crónicas marcianas" en el pasado se debió posiblemente a que no había personajes principales ni solamente una narración. Mi visión del mundo ha cambiado y no tengo reparos en la confluencia y la dispersión de historias diferentes.
El libro de Bradbury parece haberse quedado atrás en el tratamiento de ciertos temas como el racismo (una crónica retrata el maltrato recibido por los negros por las leyes de Jim Crow) pero en otros aspectos su actualidad es impresionante: el peligro de la guerra, la cultura de la cancelación, la migración para construir nuevos mañanas, junto con el desasosiego que no puede eliminar del todo el progreso.
El libro acaba con un escenario de absurdo pero de esperanza. Pienso que Bradbury vio en Marte a los futuros EEUU. En este sentido el texto es propaganda estadounidense; esa misma imagen de los "gringos" donde la costumbre, los prejuicios, los atavismos desaparecen frente a un mundo incontaminado, que no es sino su propio país. Y esa publicidad es la que ha hecho daño al mundo porque además de mentir descaradamente, ahora ha tomado proporciones preocupantes en estas futuras elecciones presidenciales en el país del norte, donde la cultura de lo políticamente correcto podría enseñorearse del mundo.
Igual soy exigente con Brabdury... no escapa de las obsesiones de su tiempo... pero lo que lo vuelve un autor siempre presente es el bello tratamiento de las realidades humanas: el amor, la aventura, la cultura, la esperanza, la frivolidad, etcétera. Por eso vale la pena leer éste y otros libros del gran autor estadounidense.
Un hito de la sci-fi que apenas ha perdido vigencia. La colonización del planeta rojo por los terrícolas sirve al autor para hablar de nuestra capacidad de asombro ante lo desconocido, pero también de nuestro don innato para la destrucción, de la pérdida de ese sentido de lo maravilloso. De nuestra condición de animal excepcional, pero de animal al fin y al cabo. “...y durante unos instantes, fue verano en la tierra”, poco puede añadirse a uno de los arranques más poéticos del género (“El verano del cohete”), que dice mucho acerca de la irrupción de lo insólito en lo ordinario, en un despegue del ser humano hacia las estrellas que lo cambiará todo y será, al mismo tiempo, un viaje hacia sí mismo. El fascinante mundo de los marcianos nos lo describen los primeros relatos del libro, como “Illa”, en el que sus singulares costumbres, inventos, etc. adquieren una pátina de normalidad, mientras que la visita de los humanos es el hecho extraordinario, motivo de sueños, percepciones insólitas… también de odio, incomprensión, como deja ver “Los hombres de la tierra”, en el que lo extraño es percibido como simple locura cuando no se adecúa bien a ciertos esquemas mentales. “La tercera expedición” es casi un cuento de terror; algo no va bien tras lo que aparenta ser el hallagzo del cielo en Marte, y aquí los marcianos inspiran miedo y desconfianza en lugar de asombro.
En “Aunque siga brillando la luna” descubrimos el lado brutal de los nuevos colonizadores, insensibles ante los últimos vestigios de una cultura marciana moribunda, generando violencia y enfrentamiento allá donde van, incluso cuando quieren defenderla (se hacen en este cuento unas predicciones que más adelante se cumplirán). “Encuentro nocturno”, sobre el extraño contacto entre seres de diferentes planos del tiempo y del espacio, nos lleva a un terreno casi onírico, pero donde el acercamiento de las dos razas se salda con una mayor empatía y comprensión hacia la otra parte. “Un camino a través del aire” es un acercamiento a la cuestión racial, el viaje espacial del hombre negro como intento por comenzar de nuevo y dejar atrás las injusticias sociales; poco pueden hacer contra semejante rebelión los anteriores amos, a quienes sólo les queda recrearse en su orgullo tras haber sido derrotados. La escenificación de la ficción literaria mediante la tecnología se da en “Usher II”, homenaje a Edgar Allan Poe y peculiar (y amarga) venganza truculenta contra censores varios y enemigos de la fantasía. En “El marciano” se abre paso una soledad abrumadora, la del último individuo de su especie, pero también la nuestra; nuestro egoísmo puede estar relacionado con nuestra más íntima debilidad, con nuestro anhelo imposible de que un recuerdo sea eterno.
“Fuera de temporada” reitera con mucha ironía el abismo entre los seres etéreos que son los marcianos y la pragmática ingenuidad de los recién llegados, pues un acontecimiento catastrófico (la tan temida guerra nuclear) está a punto de acabar con todo. “Los pueblos silenciosos” resulta incluso profético, hablando de gente que tiene lo que quiere a su disposición, pero que habita un mundo muerto, que intenta establecer contacto humano, pero no ve más allá de sus narices (sorprende el humor mezclado con pesimismo de Bradbury). Retomando personajes anteriores, “Los largos años” nos hace replantearnos los límites de lo vivo y lo artificial (posible receptáculo de experiencias humanas ésto último), mientras que “Vendrán lluvias suaves” es un prodigio de relato, sin personajes propiamente dichos, que transcurre por entero en una casa automatizada, cual último vestigio de la civilización ante la devastación absoluta (una vez más, Bradbury te conmueve hasta con un montón de chatarra). Para finalizar, “El picnic de un millón de años” recupera en cierto modo la maravilla perdida, abriendo paso a un posible futuro esperanzador para la especie, aún expresando un fuerte alegato contra toda la estupidez que conforma el mundo (aún muy actual) y un deseo de ruptura radical con todo ello.
No me gustaron la mayoría de relatos, simplemente no conecté.