Resumen y sinopsis de Cuentos de hadas clásicos anotados de Maria Tatar
Desde la publicación, hace casi treinta años, de la obra de Bruno Bettelheim Psicoanálisis de los cuentos de hadas no había aparecido ningún libro que nos enseñara tanto sobre los cuentos infantiles como el que el lector tiene en sus manos. En Los cuentos de hadas clásicos anotados se recuperan las historias más queridas por los niños de hoy y de siempre a través de la selección de Maria Tatar, una de las mayores expertas mundiales en el campo de literatura popular e infantil.El nivel de los contenidos, los comentarios y el refinamiento de este volumen maravillosamente diseñado sorprenderá a quien crea que los cuentos de hadas son "solo para niños": las reproducciones a color de ilustraciones de diferentes períodos, más de 300, obra de la mano de algunos de los mejores ilustradores del género, como Arthur Rackham, Gustavo Doré, George Cruikshank o Maxfield Parrish- iluminan y realzan los comentarios de Tatar a cada uno de los cuentos.
GUSTARÁ: A todos aquellos que miran más allá de los cuentos clásicos que nos han leído de niños para observar que el mundo que nos rodea da mucho miedo.
NO GUSTARÁ: A quienes los cánones de Disney han cegado y prefieren no ver que hay detrás de las princesas de cuento y los finales felices.
RESEÑA: Esta impecable edición de la editorial Crítica en tapa dura, nos hace volver al mundo del cuento, que tantas veces nos han leído nuestros padres, de manera edulcorada eso sí, pero siendo en cualquier caso nuestra casilla de salida para enfrentarnos a un mundo cruel en el que de adultos nos tocará lidiar. Esto y mucho más no explica Maria Tatar, que ocupa la cátedra John L. Loeb de lengua y literatura germánicas de la Universidad de Harvard y es una autoridad indiscutible en literatura infantil.
La presente edición anotada nos presenta jugosos datos acerca de cada cuento, su origen, sus textos comparados, y sus diversas versiones, dentro del mismo autor, y entre diferentes autores. Muchos de los relatos, provienen de la misma fuente, pero cada autor recoge lo que le interesa y realiza su propia propuesta. Todos los cuentos llevan un contexto introductorio e histórico del mismo, así como de su finalidad didáctica. Durante el cuento, se intercalan notas precisas de diversa índole analítica. Además el acompañamiento fotográfico es magnífico. Cientos de representaciones nos hacen reflexionar acerca de cómo han interpretado numerosos artistas el contenido y sentido de cada uno de ellos. Por último nos encontramos con una serie de apéndices que completan esta insigne obra. Biografía de los escritores y de los dibujantes. Así como decenas de cuadros de cada narración y una profusa e investigada bibliografía acerca del cuento infantil de toda época y origen.
No es casualidad, que niños de todas las culturas y condición social hayan bebido de las fuentes de los cuentos clásicos. Es sus mil variantes todos recogemos el testigo de la antigua tradición oral de nuestros mayores, que no hacían otra cosa que prepararnos para el rito iniciático del paso a la edad adulta, mediante metáforas e historias, que si bien eran inventadas, tenían un trasfondo muy real. Los ritos preparatorios han existido desde siempre y son imprescindibles para que el niño se convierta en adulto. Los ogros, princesas, enanos, madrastras, magos, dragones, o encantamientos son el espejo de los conceptos de avaricia, lujuria, envidia, hermanamiento, justicia, templanza, bondad, egoísmo, etc. El niño antes de salir físicamente a un mundo hostil, se enfrentará bajo las protección de las sábanas a lo que está por venir. Los padres intentarán defender a sus hijos de la locura exterior el mayor tiempo posible. Concepto ejemplificado soberbiamente en la película “El bosque” (The Village) del director M. Night Shyamalan.
Es interesante ver como esta tradición ha sido fagocitada y edulcorada en gran medida por los medios audiovisuales, y en concreto por la franquicia Disney. Es necesario volver a la fuente para descubrir que los finales felices tal y como los creemos conocer no son realmente así. A veces la maldad vence, a veces el sacrificio del héroe no es suficiente, a veces el príncipe no salva a la princesa, a veces al fin y al cabo, el vengativo mundo nos gana la partida. Las perdices se las comen los malos en sus cubículos infectos.
Y sí, el poder de la infancia es enorme y necesaria, mucho más grande de lo que pensamos desde la ordenada mente analítica del adulto. Aunque a veces lo olvidemos, y veamos en ello una amenazante inocencia que debe ser purgada, para inmediatamente arrojar a los pobres imberbes desafortunados a la rueda de la vida, con todas sus angustias y sinsabores.
Siempre debemos atender a la niña del cuento de “El traje nuevo del emperador”.
Nunca falla. Nunca.