Resumen y sinopsis de Cuentos al amor de la lumbre I de Antonio Rodríguez Almodóvar
La fortuna que han alcanzado las recopilaciones de cuentos populares provenientes de otros ámbitos culturales –como las hechas en su día por los hermanos Grimm o, en menor medida, Perrault o Andersen– a menudo ha venido a oscurecer, de rechazo, el maravilloso acerbo de relatos pertenecientes a la tradición de nuestro país. Antonio Rodríguez Almodóvar ha reunido en Cuentos al amor de la lumbre una muestra significativa de los cuentos populares españoles. Este primer volumen recoge los cuentos maravillosos, dentro de los cuales se hallarán, por ejemplo, aquellos que giran en torno a Blanca flor, Juan el Oso, los príncipes y princesas encantados, las tres maravillas del mundo, niñas perseguidas, niños valientes, princesas y pastores, muertos agradecidos, seres mitológicos, la ambición castigada y la muerte.
La primera parte de los cuentos al amor de la lumbre, resulta sorprendente y muy ilustrativa. En primer lugar, porque no es una mera antología de cuentos populares. Tal y como dice el autor, Antonio Rodríguez Almodóvar en su extensa y didáctica introducción, lo que tenemos aquí es una recopilación de arquetipos. Es decir, estructuras básicas de texto que han dado lugar a los diversos tipos de cuentos, mal llamados de “hadas”, de la tradición actual. Cuentos que creemos de ascendencia y raíces del norte de Europa y, que en realidad, pertenecen a la vertiente literaria más española aunque, claro está, presente elementos en común con narraciones infantiles de otras partes del mundo.
Conocía de oídas este libro que le dio mucha fama en los años 80 a su autor, Antonio R. Almodóvar, pero siempre lo había desdeñado pensando que sería la típica colección de relatos ñoños y sin sentido que los mayores nos contaban cuando éramos pequeños. Por eso me ha sorprendido el tono general del libro, tan pedagógico y enfocado al estudio serio de algo tan decididamente infantil como los cuentos. El trabajo de obtención, separación y reescritura desde la narración oral de sus portadores (gente analfabeta de los pueblos de la geografía de España) hasta el libro que el autor te explica someramente en la introducción, te deja hacerte una idea de la dificultad y el impresionante trabajo que ha logrado Almodóvar y su equipo de colaboradores.
En este volumen aparecen los llamados “Cuentos maravillosos” o “de encantamiento”. Es decir, aquellos en los que aparece algún objeto mágico que ayuda al héroe (o heroína) a conseguir lo que desea y terminar muy bien su aventura. Los cuentos que aparecen, por tanto, son aquellos que más nos recuerdan a los escuchados en nuestra infancia tales como Blancaflor, el príncipe sapo, el príncipe durmiente (y sí, habéis leído bien, en nuestra tradición popular el durmiente es el príncipe), el castillo de Irás y no Volverás, la princesa que nunca se reía, etc. Todos ellos nos recuerdan inevitablemente a los relatos de los hermanos Grimm, Perrault y similares que disfrutábamos de pequeños. Sin embargo, tanto cuento junto despista un poco y, como están clasificados por temas, a veces resultan repetitivos ya que se repiten secuencias enteras en varios de ellos. Por lo demás, los temas son similares, así como el desarrollo y el final, salvo alguna honrosa excepción. Sin embargo y, aunque muchos cuentos te recuerdan a los de la infancia, he de reconocer que la mayoría de los que se presentan en este volumen me eran totalmente desconocidos, por lo que disfrutado mucho de ellos y del paseo por la infancia que me han hecho revivir.
En definitiva, Cuentos maravillosos, es algo más que el clásico batiburrillo de relatos infantiles. Es una obra que deja ver la importancia de la narración oral en la educación de nuestros antepasados y que hemos heredado en la actualidad con métodos más modernos. Y es que los cuentos son universales, así como las lecciones que enseñan.
Una gran muestra de las ricas costumbres españolas y sus cuentos, transmitidos de padres a hijos desde hace muchas generaciones y que forman parte fundamental del acervo popular.