Resumen y sinopsis de La mansa de Fiódor Dostoyevski
omo dijo Knut Hansum, «un libro muy pequeñito, pero para nosotros demasiado grande, inalcanzablemente grande». Un prestamista cuarentón, militar retirado, concierta el matrimonio con una joven huérfana de dieciséis años, para rescatarla de la pobreza. Al empezar el relato, escrupuloso y magistral como pocos en la construcción de la figura del narrador, el cadáver de la muchacha lleva tendido seis horas delante de él. ¿Qué ha pasado? En La mansa, publicada dentro del Diario de un escritor en noviembre de 1876, Dostoievski abre la puerta a la intimidad de una pareja, desvela todo lo que oculta una relación institucionalmente determinada por la economía y la sumisión, y señala, al mismo tiempo, un inesperado camino a la salvación y a la lucidez.
La historia empieza con un militar retirado, propietario de una casa de empeño o "pawn shop", quien lleva seis horas contemplando el cadáver de su mujer, que se ha quitado la vida, y tratando de enfocar sus pensamientos en un punto, como él mismo dice. Empieza a contar su historia, de manera un tanto atropellada al principio, pero que paulatinamente va cobrando forma. Refiere cómo conoció a su esposa, una muchacha de origen humilde, que después de la muerte de sus padres tuvo que vivir con sus tías, quienes la tenían sometida, casi en condición de esclava; la humillaban constantemente, y la pensaban obligar a casarse con un cruel individuo que ya había matado a sus dos anteriores esposas a golpes. Desesperada por evitarlo, ella empieza a empeñar de a poco su escasa herencia, para poner anuncios ofreciéndose como institutriz, niñera o lo que pudiera surgir. Ante esta perspectiva, el ex militar, muchísimo mayor que ella, se casa con la joven para ofrecerle una tabla de salvación, pero este matrimonio sin amor tampoco tiene mucho futuro.
Para mí ha sido un llamado a la reflexión, tanto para ver la relación de pareja a la luz de la sociedad rusa del siglo XIX, como a la de hoy en día. Por un lado, lo complicado que es sobrellevar un matrimonio con una diferencia de edad tan grande (y lo he vivido en carne propia porque soy 22 años mayor que mi esposa), lo cual no puede hacerse sin amor, y realmente hace falta mucho, muchísimo amor, para superar las diferencias en los gustos, en el ritmo de vida, en los valores y principios —que suelen cambiar de una generación a otra—, pero sobre todo en los objetivos que se tienen a futuro. Hay que entender también que el maltrato no se da solamente por la violencia física o verbal; también por el sometimiento, la limitación de actividades o la imposición de ideas o gustos al otro, y que cuando uno de los dos está en posición privilegiada con respecto a su pareja tiene la gran responsabilidad de conducir el barco a feliz puerto, pero siempre evitando humillar o hacer sentir menos al otro en virtud de su posición económica o social. Una comunicación sana y fluida es una herramienta imprescindible para proteger y fortalecer la relación, porque a veces hacemos daño sin siquiera darnos cuenta, y debe complementarse con respeto y confianza en la pareja.