Aya es una adolescente cuyos padres dirigen un orfanato. Se siente desgraciada y sola, abandonada por sus progenitores, volcados en su misión. Su único placer consiste en acudir a escondidas todos los días a la piscina para espiar el cuerpo de Jun —un chico del orfanato— cuando efectúa sus saltos de trampolín…
Este relato de una fascinación nos sumerge paulatinamente en una atmósfera mágica y perturbadora gracias a la descripción objetiva de la perversidad de unos seres inocentes y frágiles en busca de su propia identidad, divididos entre su deseo de pureza y de plenitud serena y su tendencia a la crueldad frente al otro.
Breve, delicada pero intensa. No sería el primer libro que dedicaría de esta autora, pero es muy representativo de su narrativa.