Resumen y sinopsis de La confesión de Carmen de Román Gubern
Tras el fallecimiento de Prosper Merimée en Cannes en 1870 se encontraron en su estudio cierto número de esbozos literarios, borradores y manuscritos inacabados, de los que no tenemos certeza de que tuviera la intención de publicar. De hecho, amigo de las mixtificaciones y las bromas, Merimée había firmado como simple traductor y editor (con el singular seudónimo de Joseph L’Estrange) sus tempranos textos dramáticos incluidos en Le Théâ - tre de Clara Gazul (1825), supuestamente escritos por una actriz española, de la que publicó un retrato en la portada. Y dos años después volvió a simular ser el mero traductor de La Guzla, que atribuyó a un supuesto Hyacinthe Maglanovich. Ciertamente Merimée fue, con sus pulcras traducciones de Pushkin y de Gogol, un introductor de la literatura rusa en Francia. Pero su juego de máscaras literarias y de equívocos autorales ha intrigado tradicionalmente a los estudiosos de su obra.