Resumen y sinopsis de La lechuza y el caracol de Tomás Abraham
Un filósofo se dedica a “desrelatar”, a “contraopinar”, a no creer en lo que uno mismo piensa, sostiene en estas páginas Tomás Abraham. La conversación de un pensamiento en una creencia es igual a un procedimiento de momificación. Pensar es como respirar, la falta de aire lo acaba, lo esteriliza, lo aplasta. Y los voceros del saber y del poder instituyente no sólo quieren que creamos, sino que lleguemos a la cumbre de la creencia: la adoración.
Abraham discute con lucidez y valentía este sistema de creencias. Por eso, los fragmentos reunidos en este libro se organizan como un contrarrelato: no son su negativo, sino la palabra de lo que aquel relato silencia y los actos que preanuncia.
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Este escritor carece de pensamiento filosófico, pese a presumir de ello. Puede, tal vez, impresionar a todos aquellos que no tienen un mínimo matiz de filosofía. Pero hacer escritos "de barricada", de inconformista desde el Olimpo, está lejos de un alto pensamiento intelectual. Para colmo, en su rol de opositor férreo de un circunstancial gobierno (posición impropia de quien se dice filósofo) lleva a insinuar que el Estado debería desproteger a los más débiles, permitiendo una especie de ley de la jungla donde los económicamente poderosos puedan cazar y comer a su antojo. En definitiva, un libro deplorable
Muy buen libro! En este milenio ocurre por vez primera una extraña paradoja que puede experimentarse en cualquier país. Si tomamos dos parejas jóvenes de la misma capacitación, y dejamos a una de ellas en una isla desierta y a la otra en una ciudad cualquiera bajo la "tutela" de un Estado, ocurre algo increíble: Cuando volvemos a encontrarlos diez años más tarde la primera pareja prosperó, y la segunda se empobreció. Porque el Estado provoca un sindrome letal.
Con las actuales relaciones laborales no conviene trabajar y mucho menos, pensar. Es inexorable entonces que bajo el colectivismo, el ser humano reniegue de su característica principal, de esa que nos distingue de los animales: Empieza a producir individualmente menos que lo que consume. Y eso lo hace "peligroso" para quien debería contratarlo para trabajar. Es un círculo vicioso que nos ha seducido que esta crisis llegó para quedarse. No nos extrañe entonces que sucedan cosas terribles.
Es hora de la Doctrina de los Talentos, la Cuarta Postura.