Primera novela del archiconocido cantautor de pop español, Antonio Luque, alias Sr.Chinarro.
Pepito es un joven estudiante de clase obrera que vive con su padre, recién operado de una laringectomía, y su madre, una ama de casa que se cuida poco y habla siempre a gritos. Enamorado de la vecina, Margarita, y terriblemente desorientado, Pepito sufre un golpe que dará un vuelco a su vida: una explosión de gas en el piso de sus padres le deja huérfano de padre y con la madre ingresada en el hospital. A partir de aquí, Pepito deberá empezar a buscar su lugar en el mundo por su cuenta, sin prácticamente ninguna ayuda.
La primera novela de Antonio Luque peca precisamente de eso de ser una novela primeriza que no nos desvela un futuro gran autor sino todo lo contrario. Durante quinientas páginas que se podían haber quedado en trescientas nos cuenta las peripecias de un jovencito de Sevilla en los principios de los noventa. Luque no deja títere con cabeza y para eso se vale de subterfugios como cambiar el nombre de las cosas Revilla por Sevilla, Pepoe por PSOE. Sin desvelar la trama basta con decir que arremete contra la televisión basura y los programas que lanzan a una efímera e inmerecida fama a cantantes noveles. Se entiende que Antonio Luque que lleva más de veinte años en esto de la música se sienta molesto por vender menos discos que David Bisbal. En definitiva la trama es floja, el libro se lee mal por los continuos cambios de nombre de las cosas y personas, y refleja una realidad, la de la Sevilla de la Expo que nos queda a todos ya muy lejana. Sin un ápice de crítica social, con personajes que se dejan llevar por un delirante desarrollo de los acontecimientos sin reflexionar demasiado y con un final que deshincha toda la novela convirtiendo las quinientas páginas en casi un sueño de un adolescente que se ha caído de un columpio después de fumarse un porro en el parque. La novela sólo es recomendable para saber qué es lo que no se tiene que hacer en una primera novela, sinceramente, Antonio Luque da más la talla con la canción pop que con la literatura pero como ya no se venden discos habrá que hacer caja de alguna otra manera.
La primera novela de Antonio Luque peca precisamente de eso de ser una novela primeriza que no nos desvela un futuro gran autor sino todo lo contrario. Durante quinientas páginas que se podían haber quedado en trescientas nos cuenta las peripecias de un jovencito de Sevilla en los principios de los noventa. Luque no deja títere con cabeza y para eso se vale de subterfugios como cambiar el nombre de las cosas Revilla por Sevilla, Pepoe por PSOE. Sin desvelar la trama basta con decir que arremete contra la televisión basura y los programas que lanzan a una efímera e inmerecida fama a cantantes noveles. Se entiende que Antonio Luque que lleva más de veinte años en esto de la música se sienta molesto por vender menos discos que David Bisbal. En definitiva la trama es floja, el libro se lee mal por los continuos cambios de nombre de las cosas y personas, y refleja una realidad, la de la Sevilla de la Expo que nos queda a todos ya muy lejana. Sin un ápice de crítica social, con personajes que se dejan llevar por un delirante desarrollo de los acontecimientos sin reflexionar demasiado y con un final que deshincha toda la novela convirtiendo las quinientas páginas en casi un sueño de un adolescente que se ha caído de un columpio después de fumarse un porro en el parque. La novela sólo es recomendable para saber qué es lo que no se tiene que hacer en una primera novela, sinceramente, Antonio Luque da más la talla con la canción pop que con la literatura pero como ya no se venden discos habrá que hacer caja de alguna otra manera.